Terminaron de cenar en silencio y la castaña subió a su habitación, se puso en la ventana y comenzó a levantar sus ya acostumbradas plegarias por su primer y único amor hasta ese día.
—Sé que un día dijimos juntos por siempre, y desearía que así hubiera sido. Espero que donde sea que te encuentres estés con vida, estés bien. Que la señora Izayoi y tu familia tengan salud. Y que podamos encontrarnos en alguna otra vida... y ser felices como lo deseamos. —decía ella en voz alta mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
Suspiro, se recostó y se quedó profundamente dormida.
Las semanas siguientes se enteró de que los Bristol al parecer se habían mudado de ciudad.
Y regalos costosos llegaban a su casa.
Un anillo de oro blanco con un diamante en forma de luna.
Entonces eso le hizo recordar el preciado anillo que le dio su cachorrito, y fue hasta donde estaba una cajita en su tocador, y la abrió para encontrar el anillo, un poco malgastado por los años y el material, pero ella lo atesoraba tanto que era mil veces más valioso que el que le había dado su "prometido".
En otra ocasión le regaló un cuadro en el que venía pintado un perro de raza Husky.
«—Si dices que soy tu cachorrito ¿qué clase de raza sería? —cuestionó el Taisho de forma divertida a su novia que estaba sentada en sus piernas, mirando el cielo en medio del parque de la ciudad.
—Supongo que un Husky por tu color de ojos, tu cabello y tu palidez. — le dijo ella apretando sus mejillas.»
Ella pensó que eso era demasiado extraño o demasiada "coincidencia", pero cada regalo que ese hombre le mandaba le recordaba a "él".
El día que tenía que partir de su país llegó.
En el avión se puso a reflexionar que al menos ese lapso de tiempo pudo tan siquiera pedirle a su padre el número del señor Handhaben, para al menos platicar un poco, o siquiera saber si era joven o un señor mayor.
Por su parte el señor Takashi estaba muerto de miedo, pero no tenía otra opción ya había desobedecido una vez a ese hombre y le costó 12 muertes en la fiesta de compromiso de su hija.
Él quería esconderla y hacer lo que fuera para no llevarle con él. Pero sabía que ese hombre era extremadamente poderoso, y no tenía remordimiento alguno de hacer lo que sea por cumplir sus propósitos.
Lo único que le daba un poco de paz es que Handhabenno no tenía intenciones de matar a su hija.
Quizás solo era un loco obsesionado con su pequeña.
Las 15 horas de vuelo pasaron y la familia Takashi junto a Ayame estaban bajando algo aturdidos del avión.
Al llegar fueron recibidos por un hombre chaparro de tez morena clara y unos ojos bastante saltones, según la descripción dada por el señor Handhaben ese sería el hombre que los guiaría.
—El señor Handhaben me ha mandado por ustedes, mi nombre es Jacken Karu —dijo el hombre con algo de fastidio en su voz.
Todos asintieron.
El hombre hizo señas para que lo siguieran.
Al salir del aeropuerto notaron una camioneta bastante ostentosa, y todos hicieron casa al hombre chaparro cuando les indico que entrarán.
Rin empezó a sentir temor, pues desde que pasó el "secuestro" al parecer había quedado bastante afectada, trató de tranquilizarse lo más que pudo.
Después de casi 40 minutos llegaron al lugar.
Era una casa bastante grande, elegante y algo terrorífica, Rin al entrar no pudo evitar sentirse en una película de gánster.
—Estas son sus habitaciones —indicó el hombre bajo.
—Gracias. —dijo la castaña con una sonrisa amable.
—Mañana será la ceremonia, todo lo que va a necesitar, señorita está en su habitación. —Jacken le daba indicaciones a la castaña, y una mueca de sorpresa invadía el rostro de Rin, sabía que iba a "casarse" pero imagino que quizás serían una semana o unos días después, no imaginó que fuese al día siguiente de llegar a ese país.
—Pero mis papeles. —Rin trataba de postergar su boda.
—El señor se encargó de todo ya, en el transcurso del mes pasado. —explicó el señor Jacken.
Entonces la castaña sintió un nudo en la garganta.
Apenas creyó que se casaría con Kirinmaru Bristol, y ahora de la nada se casaría con un señor desconocido por qué pagó su rescate en un secuestro.
Entró a la habitación que le indico el Señor Jacken a lado de Ayame.
—Oye, al menos debió presentarse, ¿no crees?Es decir, se casan mañana. —dijo Ayame bastante preocupada, imaginando al señor Handhaben como todo un viejo decrépito.
—Creo que tenemos mucho tiempo para eso. —dijo la castaña nerviosa.
—Oye, y qué harás con el "asunto".
—Supongo que se dará cuenta cuando pase, y tendré que atenerme a las consecuencias. —dijo Rin pues el "asunto" sobre su ausente virginidad, la hacía imaginar cientos de escenarios dónde el señor Handhaben quizás hasta anularía el matrimonio, al final ella solo era una mercancía más para los hombres adinerados y cualquier "desperfecto" que encontrarán en ella la sustituirían con la mano en la cintura.
El señor Jacken les indico que bajaran a cenar, y Rin estaba bastante nerviosa de conocer a su futuro marido.
El señor Handhaben, está demasiado ocupado y no podrá acompañarlos. —dijo el hombre bajito.
La cena estuvo bastante silenciosa.
Rin apenas tocó la comida.
Después de todos terminar cada quien subió nuevamente a su habitación.
Ayame comenzó a darle algunos consejos sobre sexualidad a su mejor amiga.
Rin solo escuchaba sonrojada, cuando ambas estuvieran a punto de dormir,
Pensó nuevamente en "él"
«—Te vi muy cerca del tal Akira. —decía el peliplata con el ceño fruncido a su amada castaña.
—Te he dicho que es un amigo, ¿no me digas que estás celoso?. — Rin se acercaba a su novio para darle un abrazo, él correspondía al abrazo, pero aún en su rostro reflejaba molestia.
—Te he dicho que nos pertenecemos, no tienes que dudar de mi amor por ti, tú eres el único Sesshomaru y siempre será así. —Rin le dijo pegada a su pecho, él la separó un poco y acunó sus mejillas para darle un beso algo posesivo.
—Te amo. —dijo el peliplata al terminar el beso. »
Rin suspiró volviendo a la realidad, cerró los ojos y se quedó profundamente dormida.
El día siguiente llegó.
Desde muy temprano la castaña fue levantada para alistar todo para su "boda".
Al salir un momento al patio pasó a su lado un hombre con el cabello plateado.
—Buen día, Señorita. —le dijo, y se sorprendió al notar que Rin le respondió el saludo, pero no lo reconoció.
«¿De verdad habré cambiado tanto?» pensó Inuyasha.
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Comments
Eugenia Venegas Oyarzo
acaso Ayame no tiene una Vida Propia, anda de Chaperona 🤦🏼♀️
2023-02-19
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