Así que estos son tus hijos, Taisho. -decía en tono burlón el prestigioso señor Haku.
-Así mi señor, son mis hijos...
-Me comentan que traían consigo una bella jovencita. -dijo Haku con una sonrisa perversa en los labios.
-¿Jovencita?, No, mi señor, solo venimos nosotros. -dijo el peliplata mayor tratando de sonar despreocupado, pero la realidad es que si había venido una jovencita con ellos a diferencia de Sesshomaru, quién por nada del mundo llevaría a Rin a ese lugar, Inuyasha siendo un tanto más atrabancado, no dudó en llevarse a su novia Kagome Higurashi, agradecian a todo lo sagrado por encontrar una campesina viuda que aceptó alejar a la jovencita, pues llevarla a la gran casa Haku era lo peor que podían hacer.
-Oh, ya veo, alucinaciones de mis hombres supongo. -dijo con burla mientras se encogía de hombros.
-Quizás.
-Bien, Hakudoshi les dará indicaciones, sobre lo que deben de hacer, mañana mismo inicia un corto entrenamiento y el miércoles deberán entregarme un pedido especial. -dijo Naraku con voz tranquila.
-Claro que sí, mi señor como usted lo ordene. -dijo Toga Taisho sintiendo como el estómago se le revolvía, odiaba a ese hombre frente a él, pero necesitaba ese sucio dinero, él haría lo que sea por su Izayoi.
Los tres Taisho fueron llevados a una habitación en conjunto, todo era húmedo, apestoso y desagradable.
Esa era la suite de los de categoría baja.
Sesshomaru solo se recostó dónde pudo, y pensó en su amada Rin, recordó su sonrisa, el suave tacto de su piel, sus labios, deseo tanto poder Estar a su lado y besar su cuerpo, y eso que solo tenía dos días de haberse apartado de su lado. No quería imaginar todo el infierno que serían los meses sin ella.
Pero él se esforzaría, haría todo para regresar lo antes posible a su lado y hacerla su esposa.
Sin embargo que equivocado estaba el Taisho.
Por qué sus primeros meses en ese horrible lugar le hicieron ver qué el infierno era real.
Humillaciones, golpes y maltratos.
Ese no era un lugar para superarse, sino para hundirse aún más.
Ellos no eran un equipo, eran hombres con deseos de poder capaces de acabar con quién sea que se entrometía.
La deuda aumentaba, Izayoi quién era cuidado por su hermana al menos estaba estable.
Hasta que un día todo empeoró, pues Byakuya pudo ver cómo "Escondidos" entre los arbustos se encontraba una pareja derramando miel, eran Inuyasha Taisho y Kagome.
Al notarlo Byakuya ordenó a sus hombres que llevarán a esa mujer delante de él.
Inuyasha se negaba sin importar que eso les costará su propia vida.
Entonces Byakuya, intentó abusar de Kagome en presencia de Inuyasha.
Y este parecía fuera de sí, viendo como intentaban abusar del amor de su vida, se maldijo por llevarla con él, por permitir que ese imbécil la tomara cuál objeto.
Entonces todo para la pareja era caótico, pues parecían haber entrado en una especie de estado de shock.
Lo último que recordaban era estrepitosos balazos.
Y vieron el cuerpo inerte de Byakuya, y tres de sus hombres.
Al regresar a ver quién había sido el autor de sus muertes, Inuyasha no pudo estar más agradecido con su medio hermano.
-Sabes que esto nos puede costar la vida, llévatela lo más lejos que puedas. -ordeno Sesshomaru al menor.
Inuyasha obedeció rápidamente y Kagome parecía completamente perturbada.
Cómo era obvio todos en el lugar notaron la ausencia de Byakuya, y Haku quién lo había mandado a llamar estaba bastante sorprendido que uno de sus fieles hombres no obedeciera sus mandatos.
Mayor fue su sorpresa al ver el cuerpo de Byakuya y tres de sus hombres tumbados en el piso.
-¿Quién lo hizo?. -cuestiono Haku a todos los curiosos que estaban ahí viendo la escena.
-No sabemos mi señor. -contestaba uno de los hombres.
-El único que falta es el perrito Taisho. -dijo otro sacando conclusiones.
-Tráiganme entonces a su padre, que tiene que saldar las cuentas de su hijo. -ordene Haku.
Y rápidamente sus hombres obedecieron.
Toga Taisho fue llevado frente a Haku.
-Tu hijo mató a uno de mis mejores hombres y escapó como cobarde. -acusaba Haku frente al Taisho.
Toga solo suspiró con pesadez, haciendo una plegaria dónde se despedía de la vida y pedía protección para Izayoi y sus hijos.
-Fui yo. -fue lo único que alcanzaron a escuchar los hombres después del silencio sepulcral que hubo en el lugar.
-¡Sesshomaru no te metas este no es tu asunto!. -reprendió Toga a su hijo mayor.
-Así que fuiste tú, veo que tienes pantalones... Repíteme tu nombre muchachito. -dijo Haku con una sonrisa maliciosa.
-Sesshomaru.
-Ya veo, me has sorprendido... Sabes que te puedo matar en este precioso instante... Pero creo que me serás útil.- dijo Haku para acto seguido dispararle en la pierna a él peliplata mayor.
-Más te vale que tu hijo menor aparezca en menos de una hora si no, lo buscare por cielo mar y tierra para empalarlos a ambos. -dijo de manera fría.
Sesshomaru quería irse encima de ese asqueroso y repugnante hombre, pero entendía que hacerlo solo significaba la muerte.
Y así antes del tiempo estipulado Inuyasha volvió, pudo notar a su padre herido, y se lamentó profundamente al saber que era su culpa.
-Lo importante es que tu chica está bien. -lo animaba su padre aguantando el dolor mientras Sesshomaru limpiaba su herida.
-Y tu hermano impresionó a Haku. -dijo con tristeza, odiaba mirar cómo cada vez sus hijos estaban más inmiscuidos en todo esa asquerosa mierda.
Sesshomaru solo suspiro y no le quedaba de otra que abrazar su destino, los meses fueron pasando y Haku le dio un nuevo cargo que le quitó el poco remordimiento de conciencia que aún le quedaba, había perdido la cuenta de cuántos hombres había asesinado.
Ya no podía sentir pena o dolor, era como si su corazón cada vez estuviera más contaminado.
En consecuencia los meses se hicieron años, sus ascensos como criminal le habían dado cierta posición y dinero.
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