Sesshomaru solo quería ver a Rin para platicarle parte de lo que ocurría, claro omitiendo algunas cosas.
Y así llegó hasta el lugar donde Rin lo esperaría junto Ayame.
-¡Ay hasta que llega ese cachorrito!. -dijo Ayame con fastidio.
Rin al verlo lo fue a encontrar para abrazarlo.
—Perdón por el retraso. —Taisho pegaba más a la castaña a su pecho.
—Lo importante es que estamos juntos. —contestó la chica aspirando su aroma.
-Yo voy a observar las rocas, no quiero seguir de mal tercio. -Ayame los miraba sonriendo con picardía, para acto seguido irse lo más lejos posible del lugar.
—Te extrañé. —le dijo la chica para tomar sus mejillas y besarlo.
—Y yo a ti. —respondía él entre sus labios.
Se separaron lentamente y ella lo miraba con tanta dulzura que Sesshomaru se sentía perdido en esos hermosos ojos color chocolate.
—Voy a recibir una especie de "ascenso". —le dijo a la castaña, dándole un corto beso en la frente.
—¿Ascenso?, Eso es... Bueno, ¿verdad?. —preguntó la chica, pues no sabía del todo en lo que estaba metido su novio.
—Algo así, hoy nos darán indicaciones, no creo poder ir a tu casa. —dijo él con algo de tristeza.
—Haz lo posible por ir. —le dijo ella con un puchero, él acarició su rostro, sabiendo que no podía negarle nada a su amada.
—Me esforzaré por terminar temprano. —le dijo apretando sus mejillas.
—¿Tú me amas?. —cuestionó la castaña de la nada.
—Si, yo te amo. —contestó él rápidamente.
Ella solo miraba esos ojos dorados, y sentía que podía palpar la sinceridad de sus palabras.
—¿Y tú me amas?. —cuestionó el algo inseguro, no es que dudará de lo que Rin sentía por él, pero escucharla decirlo era tan especial.
—Te amo, y sé que todo lo que soy te pertenece, y sé que todo lo que eres tú me pertenece. —le dijo ella con sinceridad.
Él tenía tantas ganas de no volver a separarse de ella, de convertirla en su esposa en ese momento sin importar nada.
¿Pero qué podía ofrecerle?
Solo pobreza, inestabilidad, ni siquiera tenía una casa propia que darle y su fuente de ingresos era ilícita.
—Algún día serás mi esposa, algún día seré digno de ti, y podré ofrecerte todo lo que mereces. —prometía Taisho a su amada.
—Tú eres más de lo que merezco, eres simplemente perfecto para mi cachorrito, y algún día sé qué serás mi esposo. —Rin lo abrazó con fuerza.
Y con esas promesas y ese amor que ambos creían eterno el tiempo de estar juntos por ese día terminó.
La castaña volvió con Ayame y nadie sospechaba dónde realmente había estado ese par.
Sesshomaru fue a la "junta" dónde Byakuya, uno de los empleados más fieles de Naraku Haku, les explicaba a dónde tendrían que ir.
—Alemania, ahí es donde requerimos sus servicios. Si es que aceptan claro. —decía el hombre de forma burlona, mirando al Taisho y sus cachorros.
—Aceptamos. —dijo el mayor, con temor en su ser, pero no había de otra era la única manera de poder ayudar a su esposa.
—Muy bien, mañana mismo serán trasladados, esperó que tengan lo necesario si no en una semana estarán muertos. —Byakuya les sonreía con malicia.
Los tres Taisho quedaron solos.
—Alemania está muy lejos de aquí. —dijo finalmente Inuyasha.
—Es la única opción que tenemos.—les contestó desesperado a su hijo.
—Hablé con Haku, me dará el dinero, pero como dijo Byakuya, necesita que mañana mismo estemos en camino.
—Yo... No iré. —Sesshomaru miraba a su padre y a su medio hermano.
—¿Eres imbécil verdad?, Este no es un juego si le dije a Byakuya que iríamos es por qué iremos, con Naraku no se juega. —contestó furioso su padre.
—Yo... Es muy pronto tengo que decirle a...
—Con que se trata de la mocosa, Sesshomaru así es mejor, dime hijo cuántas veces te tiene que amenazar su madre, ¿Crees que es grato para mí que no te baje de muerto de hambre?, ¿Cuántos tipos tiene que contratar más para que te den tu paliza?, Sabes que he pensado que esa señora sería capaz de asesinarte con tal de no verte con su hija. —Toga estaba molesto y herido por el trato recibido por parte de la madre de Rin hacía su hijo.
Sesshomaru recordó cuando la señora Takashi los había encontrado tomados de la mano, él como abofeteó a su amada Rin.
Como después de ese día, lo buscaba para amenazar y gritarle lo poca cosa que era él para su hija.
Como sus hombres de seguridad le propinaron la golpiza de su vida.
Pero a pesar de la desaprobación de esa señora, y de su padre él seguía viendo a Rin, sin importarle nada.
Sin embargo ahora, él tendría que irse de su lado y eso era algo que sabía que su corazón no podría soportar.
Él la amaba, y sin Rin no podría seguir.
Pero llevarla con él no era una opción, donde iba no era una suite de lujo con todo pagado, era un lugar lleno de escoria que solo buscaban tomar su juventud y ponerla al servicio de un ser repugnante.
Suspiro y salió de ahí, sin importarle los regaños de su padre, él debía hablar con su amada.
Y justo cuando llegó a su casa pudo notar que ahora había cámaras.
—Carajo. —dijo en voz baja.
No le importaba si lo veían al final él se iría lejos de ahí por un tiempo, pero pensó en Rin en cómo se pondría su madre si llegara a verlo entrando como si nada para ver a su hija.
Entonces lo único que se le ocurrió fue marcar su número de celular desde un teléfono público.
Rápidamente la chica contestó y se dio cuenta de quién era.
—Trataré de apagarlas. —le dijo ella, y después de 15 minutos la luz de la gran casa Takashi se había ido.
Él aprovechó eso y rápidamente subió hacia su destino.
Su novia ya lo esperaba con la ventana abierta.
—¿Le echaste limonada a esos cables?. —cuestionó él con burla.
—Algo así... Agradezco no haber explotado con ellos. —dijo la chica recordando la hazaña de provocar un apagón en la gran casa.
—Mi preciosa Rin, tengo... Algo que decirte. —dijo él sintiendo un nudo en su garganta, mientras su castaña obedecía a su pedido y con la poca luz que le ofrecía la lámpara de su celular llegaba hasta él para abrazarlo.
—Dime, o mejor aprovechamos que mis padres no están... Salieron a una especie de fiesta o algo así. —dijo ella uniendo sus labios a los de su amado.
—Espera por favor. —dijo él entre sus labios.
—Esto es importante. —añadió separándose suavemente de su novia.
—¿Si?.
—Yo... Tengo que irme mañana, es sobre el "ascenso" del que te platiqué, me iré a Alemania y no sé cuándo volveré. —La voz de Taisho sonaba triste.
Rin no podía procesar la información, se quedó quieta y callada por unos segundos, hasta que su cerebro logró entender lo que él le decía.
—Vas a dejarme. —dijo ella con lágrimas en sus ojos.
—No tengo otra opción, Izayoi necesita esa operación, mi padre y mi hermano me necesitan.
—Yo también te necesito... —lo interrumpió la castaña entre lágrimas.
—Y yo te necesito a ti, pero tengo que irme... Te prometo que volveré y cuando vuelva todo será diferente, seré digno de ti y te haré mi esposa. —le dijo él sin poder evitar que las lágrimas salieran de sus ojos dorados.
—Eso es una mentira, te irás y conocerás a otra persona y te olvidarás de mí... —contestó la castaña entre sollozos.
—Eso jamás pasará... Por qué tú eres el amor de mi vida, yo volveré por ti, solo espérame. —Contestaba él Taisho, acercándose a ella para abrazarla, para consolarla, no le gustaba verla llorar y más de saber que él era la causa.
—Entonces mejor llévame contigo. —le dijo aferrada a sus brazos.
—No, dónde voy es un lugar horrible y si algo te pasa por mi culpa jamás me lo perdonaría, te amo demasiado para ser tan egoísta. — Taisho la pegaba más a su cuerpo mientras más lágrimas de amargura salían.
— Prometémelo Sesshomaru, no importa cuanto tiempo tardes yo te esperaré y seré tu esposa, pero promete que volverás. —Rin era mar de llantos de un día para otro el amor de su vida le decía que se iría lejos.
—Lo prometo y lo cumpliré vendré por ti. —le dijo él y ella solo atinó a besarlo, si le quedaban horas de estar juntos ella quería disfrutar de él.
Y en ese beso lleno de promesas.
Ambos jóvenes se entregaron a su amor y a la devoción que uno sentía por el otro.
Él besaba y acariciaba su piel memorizando cada centímetro de ella.
Ella probaba su sabor, acariciaba su cuerpo y se entregaba en cuerpo y alma al que para ella era el amor de su vida.
Ambos terminaron con un "te amo".
Y las lágrimas de la castaña llenaban sus ojos.
—No merezco que estés así por mí.
—Eres el amor de mi vida, y dónde sea que estés una parte de mí se irá contigo. —le dijo ella abrazándolo.
—Y una parte de mí se queda contigo, te amo Rin, y volveré por ti y cumpliré todas mis promesas. — le dijo él para separarse lentamente de ella y comenzar a vestirse.
—Esperaré por ti. —fue lo último que le dijo ella para darle un corto beso.
—volveré mi preciosa Rin. —Taisho dijo las últimas palabras a su castaña y salió de esa casa siendo consciente que su corazón lo había dejado con su amada Rin.
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Comments
Mora-azul
Esta historia tiene muchas similitudes a la película * tres metros sobre el cielo *🤪🤭
2023-05-13
0
Eugenia Venegas Oyarzo
el Padre es un pinche Viejo Egoísta 😤 solo piensa en el y como salvar a su Vieja, pero no piensa en los sentimientos de su hijo.
2023-02-19
0
Alison Mendoza Sotelo
no puede ser llore en este capítulo..ojalá cumpla su promesa
2022-09-16
1