Capítulo 10

«-Esto... Se siente muy bien. -decía con voz entrecortada un joven de cabello plateado, mientras su novia se metía su miembro en la boca de forma juguetona, él se sentía un completo pervertido, pero la imagen de su hermosa castaña, sonrojada y con su pene en la boca era para él lo más erótico que alguna vez imagino ver, él solo acariciaba su mejilla de forma suave, sin moverse dejando que ella hiciera lo que quisiera con él.»

Sesshomaru del presente reaccionó, no era Sara Asano la que veía succionando su miembro sino a Rin Takashi.

Y entonces la detuvo, él no deseaba otra boca, no deseaba otro cuerpo, anhelaba a Rin, a toda ella y fue entonces que se dio cuenta de que quizás a diferencia de lo que todas creyeran lo que él sentía si era real y necesitaba buscarla.

Apartó a Sara de la forma más sutil que pudo y salió de ahí.

Necesitaba buscar a Rin, entonces el hijo mayor de Naraku apareció en su casa, y todo fue caos, agradecía enormemente la intervención de sus hombres más fieles Ahmed y Untzalu que lo ayudaron a escapar del lugar.

Necesitaba esforzarse más, ese día pudo morir y de la forma más patética.

De nuevo pensó que buscar a Rin era un error, su brazo casi mutilado le gritaba eso.

Entonces pasó un año más...

Solo le quedaba el hijo menor de Naraku, y los Hakus desaparecerían.

Él estaba resignado, buscar a su amor de adolescencia no era buena idea.

Hasta que su medio hermano llegó con su escandalosa cuñada.

-Cuñado, fíjate que sin querer encontré a Katsumi en un viaje donde fuimos con Inuyasha, no sé si la recuerdes. -platicaba Kagome con inocencia.

-No. -respondió el peliplata aburrido del parloteo de su "cuñada".

-Bueno te refrescaré la memoria, resulta que Katsumi es amiga de Rin Takashi no sé si la recuerdes, pero prosigo, pues resulta que platicamos y me habló de su próximo matrimonio entonces una cosa llevó a la otra y resulta que Rin Takashi sigue soltera, ¿tú crees?. -Kagome "discretamente" animaba a su cuñado, a buscar a Rin, pues para ella eran una pareja tan linda y sus sentimientos los sentía tan reales.

-Kagome, deja de decir esas cosas ya. Entiende que a Sesshomaru le gustan los hombres. -decía el peliplata menor con burla.

-¡Inuyasha no seas irrespetuoso con tu hermano!, Además yo solo le comento que vi a Katsumi. -dijo la pelinegra con inocencia.

Sesshomaru parecía aburrido y con su expresión fría habitual.

Pero algo dentro de él se había movido al escuchar el nombre de Rin, y no solo su nombre sino el cómo una amiga de ella confirmaba su soltería.

¿Recordaría todas esas promesas que se juraron?

Entonces suspiró resignado.

«-Te amo, y no importa lo que pase siempre te amaré -le decía la castaña a su novio mientras le daba besos por todo su rostro.

-Yo también te amo, y pase lo que pase tú serás mi único amor. -le respondía él con sinceridad.»

Tenía la espina solo necesitaba quitársela, necesitaba buscarla, hablar con ella.

Debía cerciorarse si ese amor era real.

Y así fue como decidió mandar a Untzalu y Ahmed a investigarla.

Las primeras fotos que le mandaron de ella a su celular, simplemente lo hicieron desear ir a su maldita casa y llevársela a la fuerza si era necesario.

Se veía hermosa, ya no era la chiquilla bajita y plana que conoció alguna vez, era una mujer preciosa, los años le favorecieron, y lo que más le encantaba es que seguía teniendo esa expresión tierna y dulce en su rostro.

Investigo todo sobre ella, su familia y así fue como supo de la gran deuda que tenía su padre, el como prácticamente habían perdido todo debido a malos manejos en su negocio.

Él Sesshomaru de 18 años, que era constantemente humillado por la familia Takashi clamaba venganza.

Y qué mejor que enterarse del gran préstamo que necesitaban debido a las grandes deudas que tenía en cuanto a sus impuestos, y en un perfil bastante bajo se contactó con él, diciéndole que le interesaba hacer tratos con él.

Entonces de forma sutil le comento si necesitaba algo podía contar con él.

El señor Takashi quedó sorprendido porque no todos los días en el mundo de los negocios encuentras a un hombre, que sin verte el rostro y desde la distancia quiera "ayudarte desinteresadamente".

-Señor Handhaben, usted es... De verdad no sé cómo agradecerle, créame que le pagará cada centavo y con intereses. -decía el Señor Takashi casi llorando por la "generosidad" de ese hombre alemán que apenas conocía.

-No se preocupe, Señor Takashi. Sé que de alguna manera encontraremos la forma de que me lo pague. -decía el peliplata sabiendo muy bien cuál sería su pago, por ese pequeño favor.

El Señor Takashi, se le hacía bastante extraño la amabilidad del hombre, pero no tenía ninguna alternativa más así que la aceptaba sin chistar.

Sesshomaru planeó regresar a su país y encontrarse "casualmente" con la castaña.

Pero su padre se lo impidió recordando que ese lugar eran los dominios del hijo menor de Naraku.

Tendría que esperar solo un poco más, hasta cazarlo y ahora sí regresar a su país.

-Sesshomaru, yo solo quiero decir que no debes adelantarte, sé que en su momento creíste tener algo muy fuerte con Rin, pero las personas cambian. Yo que he estado con Kagome todo este tiempo me he dado cuenta de eso. -decía Inuyasha de forma sería, odiaba charlar con su hermano, pero alguien debía decirle que no todo era como hace 6 años.

No eres feliz?. -cuestiono Sesshomaru.

-Sí, soy muy feliz, pero las relaciones evolucionan. Lo que siento ahora por Kagome no es lo mismo que sentía hace 6 años, cuando la conocí me deje llevar por su belleza, por mis hormonas, es parte del enamoramiento, pero eso va cambiando, y nuestro amor ha ido madurando en este tiempo. Sabes que odio siquiera dirigirte la palabra, pero debes tener eso en cuanto ya no tienes 16 años, y Rin ya no tiene 14, esa historia que iniciaron si no maduro por distancia o por lo que sea puede incluso que al verse ni siquiera sientan nada. Las personas maduran y cambian muchas cosas, yo no soy el mismo de hace 6 meses. Solo ten en mente eso. -dijo Inuyasha aliviado de por fin hacer caso al mandato de su esposa, si quizás ella le dijo que le explicará de forma más sutil y soñadora, pero él le pareció que de forma cruda era mucho mejor.

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