interesante

Escuché el sonido de las olas chocando en el muelle cuando la camioneta al fin se detuvo, los vidrios polarizados no me habían dejado ver en todo éste tiempo, hacía dónde iba.

"Me llevará a un yate" Pensé, al comprender donde estaba, no tenía forma de saber si no acabarían conmigo ahí, para tirarme a los peces. Tampoco podía escapar por qué al abrirse la puerta los gorilas de el señor Maquiavélo aparecieron del otro lado.

Me ayudaron a bajar y justo en que el tacón tocó el suelo, el frío nevado entró por mí piel desde las rodillas hasta lo más recóndito de mí cuerpo, hizo temblar mis extremidades, al salir del cálido calor del auto.

Pero ése no era el menor de mis problemas, en el momento en que ví que un gran yate me esperaba en el muelle, ( El único que estaba en la zona extrañamente). Me dí cuenta que no me matarían, solo tendría el encuentro con mí cliente en ese lugar. Pero estaba demasiado expuesta, mostraba demasiada piel, casi podían ver mis panties si se esforzaban un poco en agacharse los gorilas que me acompañaban por detrás. Estaba poniendo demasiada carne al asador, para una segunda " Cita", de supone que sólo quería conocerme y habíamos quedado en éso, si el me veía de esta forma pensaría que quiero ir más allá. Conquistarlo, quizás seducirlo para mis propósitos, y me tomé como una perra vulgar que busca provocarlo.

Mí mente se disocio con esos pensamientos, imaginándome que me penetraria a la fuerza, al tener la oferta tan abierta delante suyo, el no tendría escrúpulos y no le costaría hacerlo. Al imaginarmelo intenté quitar esa imagen de mí mente, frunciendo las cejas y apretando los dientes.

— Lourice, te voy a matar. — Susurré a lo bajo.

Debi haberme previsto ésto antes de dejarme llevar por sus ideas tontas, más que apaciguar a la bestia la despertaría para devorarme. De cualquier forma no lo dejaría tocarme de ninguna manera, pero esas ideas me ponían insegura e incómoda. Buscaba todo el tiempo tapar mí cuerpo ya sea con el tapado que tenía en mí brazo derecho o estirando el largo del vestido más abajo, cosa que era imposible de lograr ya que se subía nuevamente.

El señor Maquiavélo me esperaba al borde de su Yate, y las escaleras automáticas se bajaron de el costado cuando llegué, dudé en la forma que subiría, no quería levantar ni una pierna. Él arqueó las cejas en extrañes ofreciendo su mano hacia mí.

— ¿ Que te sucede cariño?, sube. — Me dijo, y yo sentí la presión de su órden por sus gorilas que me miraban desdé atrás con el ceño fruncido.

Voltee nuevamente hacia adelante y procedí a tomar aire para darme fuerzas, le dí mí mano a ese señor y en el momento en que la tomó el la acarició, con su dedo pulgar libre. Mí cuerpo dió un leve sobresalto al sentir aquella corriente eléctrica que provocaba sentir su cayoso dedo pulgar acostumbrado a las armas de fuego, su mano era tan áspera y cayosa como esté casi sentí mi suave mano perderse en ella. Mí corazón que latió con fuerza en ese instante, no dejaba de latir con emoción, todo me tenía susceptible, desde mis pensamientos, su seductora voz, las palabras que decía, y hasta su mirada tan agresiva entre sus dos grandes cejas, serías, al acecho, como un león vigilante.

Un leve rubor surgió de mis mejillas usualmente yo no aceptaba que me ayudarán en nada, sea varón o mujer, me parecía patético y ahora estaba aceptando ésto, como una dama que no puede usar sus piernas, no podía creer el rol en que me estaba colocando. En las clases de natación nunca acepté la mano del entrenador, y en deportes yo era la "marimacho" que no necesitaba ayuda, y continuaba la práctica sin detenerse por sudor golpes o caídas.

Eso hacía de mí personalidad mas fuerte.

Siempre me disgustaron los significativos de por ser mujer debía ser más débil o más bien comportarme como una. Nunca me agrado ser delicada en ningún área, por éso los chicos me tenían temor.

Al subir, lo hice de una manera tiesa y rápida tratando de taparme con aquel trozo de tapado que no servía para nada. Pero al llegar arriba, Maquiavélo me lo quitó . — No te preocupes por tu tapado, los chicos del servicio se encargarán de él. — y se lo entregó a los hombres a su servicio. Yo la mire irse entre los brazos de los sirvientes con preocupación, ahora ya no tendría con que cubrirme.

Después al notar de cerca lo que tenía puesto, el dirigió su vista hacia mí cuerpo, mirándome lentamente de arriba abajo, y de abajo para arriba.

Al sentir su mirada, los escalofríos en mí cuerpo se apoderaron de mí. Avanzo hacía mí y me tomó de la cintura de un jalón, atrayendome para sí, sin quitar la mirada de mí escote, donde su vista se había quedado, ésto me tomó por sorpresa, el rubor de mis mejillas ardían, pensando en qué quizás me arrebatarian mí pureza, mí cuerpo temblaba, se preparaba para lo peor.

—Estás despampanante. — susurró a mí cuello, y yo giré mí mejilla colorada a un lado, por la tensión que sentía.

—¿ Que te hizo venir de esta forma?.— Me preguntó mirándome fijamente a los ojos, en lo que a mí se me iba el aire.

— ¿ Acaso cambió tu respuesta de ser un humano a ser un objeto de placer?, ¿ Uhm?.— murmuró gruñiendo, parecía querer devorarme.

Pero yo bajé la cabeza y lo corri con ambas manos en su abdomen.

—No, yo.. yo solo quería.

— ¿ Que querías ?. Si es dinero puedo ofrecertelo y en grandes cantidades...—

Negué con la cabeza ante su oferta.

— No, yo creo que no se qué estoy haciendo aquí. Mejor me voy . — Dije e intenté huir pero el me tomó del brazo evitando mí huida.

— Ya estás aquí, y ya no puedes bajarte.—fruncio la mirada — Tengo una reunión en 5 minutos muy importante adentro, será mejor que vengas como mí acompañante, ¿ No eso a lo que viniste?. —me cuestiono, y al observar sus hermosos ojos claros con seriedad supe que no estaba mintiendo.

En verdad no me había llamado para tener relaciones si no para asistir a sus pláticas, como un lindo adorno de pared que pudiese presumir ante sus socios.

Acepté sin decir ni una sola palabra y caminé a su lado, como una buena mascota, depronto se detuvo al llegar a un camarote enorme, me ofreció su antebrazo, quería que lo tomara de él, con cariño como lo hacían las rameras baratas que se vendían por dinero, pegándose a la miel como las moscas. Entré a ese lugar tomándolo del brazo, preguntandome qué demonios estaba haciendo en ése lugar.

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Comments

Ezequiel ~

Ezequiel ~

me gustan los detalles que tiene

2022-07-03

5

Clau Morita

Clau Morita

estuvo muy cortito

2022-07-02

1

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