Capítulo 4

"—Siempre estás en ese móvil. ¿Cuándo será el día en el que hagas las cosas bien y no seas una vaga?. Si no estudias, no serás nadie en la vida.—escucho a mamá decir.

—Mamá, te pido por favor que dejes de decirme ese tipo de cosas.—le grito.

—Te lo digo por tu propio bien. ¿Quieres ser como tu padre?. Murió siendo un vago, murió en las calles. Lo mataron por deber dinero a un drogadicto. ¿Quieres su mismo destino?."

Despierto recordando a mi madre y me da mucha nostalgia.

¿Qué será de ella?. La extraño.

No debí haber estado en esa calle ese día. Si tan solo no hubiera salido corriendo para contarle la buena noticia.

¿Estaría orgullosa si se hubiera enterado de que fui el mayor puntaje en la prueba de admisión?.

Basta, ya pasaron diecisiete años...

Seguro siguió con su vida.

Mis lágrimas se hacen presentes y me da tristeza pensar que morí mientras ella estaba enojada.

Yo quería hacer las pases, pero mi destino cambió de un momento a otro.

—Perdóname, mami. Yo de verdad quería ser tu orgullo. Mami, perdóname. Perdón por ser una mala hija y gritarte. Te extraño mucho.—tapo mi boca para que no se escuche mi llanto. Cuando ya estoy más calmada, y me volteo para acomodarme, veo a un Shin serio y despierto.—¿Te desperté?. Discul... digo...puedes seguir durmiendo.

—Una vez que despierto no puedo volver a dormir.—dice sin expresión alguna.—me levantaré, tú puedes seguir lloriqueando.

Se levanta y se dirige al baño.

Yo que pensaba que esa mujer era diferente. No han pasado ni tres días y ya anda lloriqueando extrañando a su madre.

¿Llorar...?—me pregunto mirándome en el espejo.

Unos recuerdos aparecen en mi mente.

—Tsk, llorar es ser débil.—aprieto mi puño enojado.

Me aseo, me visto y salgo.

Ahí está esa mujer, al menos ya se durmió. No molestará por ahora.

Suspiro y me dirijo a mi despacho.

—Señor, el rey Dominik desea hacer una visita a su hija.—dice mi mano derecha Millard.

¿Una visita...?—¿Vendrá solo?, si es así declina la visita o solicita una visita con la reina Mariela.

—Entendido.

—También, solicita un guardia de ese país. No me puedo arriesgar a colocarle un guardaespaldas de mi nación que me traicione y lastime a mi mujer.—digo mientras leo los últimos informes de rebeldes en la capital.

—Señor, ¿de casualidad está desconfiando de la guardia real?.—pregunta sin expresión alguna.

—Mi propia familia me traicionó... ¿No me van a traicionar unos desconocidos?.—pregunto mirándolo a los ojos.

—Hace bien en desconfiar, su imperial majestad heredero.—hace una reverencia y se dispone a irse por la puerta.

—Millard, arregla unos carruajes con los mejores caballos y tus mejores hombres. Iremos a la capital con la princesa imperial Consorte.—ordeno suspirando.

Mi fiel compañero de batalla asiente y se retira.

Es cierto, debo desayunar con ella.

Qué pereza.

—Señora Marina, el príncipe imperial heredero quiere desayunar. Dice que tiene hambre y no la esperará más rato.—me habla mi sirvienta personal.

Estoy tan deprimida que no puedo levantarme de la cama.

—No puedo, Sila. Me siento un poco enferma.—le doy la espalda.

Siento que ella se sienta en la cama.

—Disculpe mi atrevimiento.—la muchacha me abraza por la espalda y me acaricia el cabello.—Se ve muy deprimida hoy. Creí que necesitaba un abrazo.

Esta chica...

...*Es un poco muy atrevida, tenga cuidado. Siempre anda abrazando y por eso, las demás nobles la castigaban y la azotaban*...

Recuerdo las palabras de la jefe de criadas. Cuando la elegí como mi sirvienta personal, me quisieron hacer cambiar de opinión.

¿Será que Sila es una persona PAS(persona altamente sensible)?

Bueno, no puedo darle un diagnóstico porque no soy profesional.

—Gracias por el abrazo. Lo necesitaba.—le sonrío.

Ella sonríe de oreja a oreja.

—¿No me va a golpear?. Gracias.—se levanta y me muestra mi ropa.—Esta será su vestimenta de hoy. Es un vestido verde que llama a la calma, a mí el verde me calma. Me recuerda a la naturaleza y al aire, lo que me hace relajar.

—Lo mismo digo, el verde igual me relaja.—le digo sonriendo. Su presencia es bastante agradable.

—Me avisaron que hoy iré con el señor a la capital, por lo tanto, haré que se vea hermosa. Voy a asearla y ya podrá bajar a desayunar.

...

Bajé a desayunar y veo a Shin sentado con cara de perro.

—Por fin. Ya estaba muriendo de hambre. —dice haciendo una señal para que me siente.—Pueden traer el desayuno.—ordena.

—Hoy almorzamos en la capital. Supongo que Sila te dijo. —habla y cuando llega el desayuno enseguida comienza a comer.

—Si me lo dijo.—respondo y yo de igual manera me dispongo a desayunar.

—También hoy tienes visita. Vendrán tu padre y tu madre a cenar.—dice mientras bebe jugo de naranja.—No te dejaré sola con tu padre. Te lo aseguro. Eres mi mujer, tengo que aunque sea protegerte por obligación.

—Gracias. Por cierto, ¿cuándo nos vamos a la capital?.—pregunto un poco ansiosa.

—Después de desayunar. Así te muestro algunos lugares y después te llevo a almorzar.

A pesar de ser una molestia para él, igual se preocupa un poco por mí.

No es como si me preocupara por ella, tengo que mantener una buena imagen, también hace mucho tiempo no como comida de ese restaurante.

Bueno, por lo de su progenitor... la vez que estuvo a solas con él... Ella se veía muy asustada y al parecer no se llevan muy bien.

No permitiré que ese viejo decrépito lastime lo que es mío.

Soy demasiado egoísta hasta con cosas que me desagradan.

—Come, mujer. Para que después no digan que no te doy comida.—ordeno.

Entonces, la llevaré a conocer el mercado, una tienda de moda, una tienda de joyas, también la llevaré a la plaza y después almorzaremos. Cuando ya nos vengamos al palacio, la llevaré a un río para merendar, haremos un pícnic. Y después vendremos a cenar con sus padres.

Bien, ya tengo todo planeado.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***