Capítulo 8

Entonces solo debo cuidarme sola.

Eso es fácil, teniendo en cuenta lo desastrosa que era.

"—Señorita Maranatha, le advertimos que si su comportamiento seguía... teníamos que llamar a su tutor. Ya nos colmó la paciencia.

—Señora directora, sabe muy bien que tipo de persona es Felipe. Él es el que comienza. Me acosa, me dice obscenidades como: Si fueras mi novia, dejarías ese mal genio de lado; Te la metería toda hasta que ruegues que me detenga. Eso es acoso. Además, golpee a Sandra porque ella me llamó zorra e insultó a mi madre.

—Pero, ellos no la golpean. Si sabe como son, para qué sigue la corriente.

—¿Se está escuchando?. Ellos son el problema, yo solo me defiendo.

—Por esta vez no llamaré a su tutor. Otra cosa, los padres de Sandra y Felipe donan a esta institución, si ellos detienen sus donaciones quedamos en la ruina.

—¿Es por eso que yo tengo que aguantarlos?, ¿todo por un el maldito dinero?. ¿No les dirá nada ellos?, ¿no llamará a los tutores de esos bastardos?. ¿Por qué soy la única perjudicada aquí?.

—Señorita, cálmese.

—No me voy a calmar, vieja loca."

Bueno, terminé agarrada de las greñas con la directora.

Después llegaron otros profesores y con una tijera los amenacé.

No me expulsaron de milagro, pero mi madre quedó muy decepcionada de mí.

Peleaba con todos, de todo hacia un problema, era un desastre.

Lo bueno, es que como volví a nacer y en como me crie, las cosas cambiaron un poco. Siento que de alguna manera, mi personalidad de ahora es mucho más compasiva que antes.

Si aquella Maranatha estuviera aquí, ahora mismo la tendrían con pena de muerte por haberse metido en problemas.

Solo debo, volver a tener aunque sea un poco de aquella personalidad.

Deberia comenzar con defenderme si algo pasa, ¿no?.

Fácil...

No, no es fácil.

Acá estoy, Shin me puso a prueba, hizo una fiesta y no debo dejar que nadie me falte el respeto, pero esta chica me está hostigando de una manera que siento que en cualquier momento estallo en llanto.

—Oye, no sé si eres sirvienta o princesa imperial Consorte. Eres muy ordinaria que ser una Emperatriz Consorte. Además, te miro y dudo mucho que puedas sostener al próximo heredero.

—Señorita, si está diciendo que puede que mi vientre no puede sostener un bebé, está equivocada.

—No lo dije por eso. Conozco a Shin y definitivamente no querría ni tocarte.

Lo sé, lo que dice es cierto... Pero, ¿por qué si lo dice ella me hace enojar tanto?.

—No es por ser entrometida, pero si fuera yo tu madre estaría decepcionada de tener a una hija tan... bueno, aún no veo a tu madre, quizás te parezcas a ella...por lo fea.

"—Hija, sin duda saliste a tu padre. Hermosa. Él era bastante guapo, no sé como se pudo fijar en una mujer como yo.

—Mamá, tú eres hermosa. ¿Te has mirado en un espejo?.—la empujo hasta quedar frente a uno.—mírate. Eres preciosa. Además, yo soy tu clon. Tenemos la misma nariz, los mismos ojos... Tu cabello liso y claro. Tu piel pálida...—ella se mira y sonríe triste.

—Tú eres más hermosa que yo, tú no tienes esta cicatriz.—se apunta la mejilla.

—Mamá, no es así. Esa cicatriz es lo que te hace única y perfecta."

Después de tener esa conversación, mamá me dejó un mensaje que decía. "Perdón hija por hablar de mis inseguridades contigo. Te amo."

Al tener en cuenta ese recuerdo y la situación que estoy pasando ahora, reacciono de inmediato.

Le di una bofetada a la chica y atraigo la atención de todos.

—¿Sabes?, no voy a permitir que hables de mi madre. El problema es conmigo, yo puedo ser lo que sea, pero con mis queridos no te metas. Yo seré fea, seré ordinaria y todo lo que digan, pero prefiero ser eso, que ser hermosa y estar podrida por dentro. La envidia está consumiendo tu vida.

Por favor, no dejes que te mate la envidia.

La chica me mira con los ojos cristalinos y avergonzada se retira.

Me siento mal que los demás hayan presenciado esto.

¿Debería disculparme con la chica?.

—Marina, ¿estás bien?.—pregunta Darían.—Discúlpeme por no estar aquí, yo...

—No necesitaba tu ayuda.—busco a Shin con la mirada y al cruzar nuestras miradas sonríe.

¿Me vio?. Yo sola me defendí, bueno contra una dama, pero lo logré.

¿Qué hago yo buscando la aprobación de ese arrogante...?

—Marina, quiero hablar contigo.—dice Darían con firmeza.

Está bien, ya es hora de madurar y hacer las pases con él.

Lo que estoy haciendo es muy inmaduro y creo que es mejor hablarlo.

—Está bien. Vamos al jardín.

Caminamos hasta llegar a unas rosas y me mira.

—Estás hermosa como siempre, Maranatha.

—Gracias, pero no me llames así.—le digo suspirando.

—Mara, perdóname.—dice y respira profundo.—Cuando me enteré que ibas a tener que ser Marina, yo creí que... ibas a ser feliz.—su voz suena un poco quebradiza.—Más feliz que conmigo, yo no te tengo nada que ofrecerte. En cambio, serías una princesa, tendrías un hogar, hijos con buen estatus social... Ese príncipe tiene más que ofrecer que yo... un simple guardia real. Fui un cobarde, pero ahora, quiero volver a ser algo para ti.

—¿Sabes?, esa noche lloré tanto y al otro día estaba tan deprimida que no podía levantarme de la cama. Yo ese día perdí a mi mejor amiga y a mi primer amor. En la noche, tenía una pequeña esperanza de que fueras y me pidieras irnos juntos. Incluso mientras me arreglaba para el matrimonio, yo quería que llegaras. Nunca te apareciste.—trato de demostrar lo menos posible.—Te perdono, Darían. Pero, eso no quiere decir que olvido. No volverás a ser algo más que un amigo o simplemente mi guardaespaldas. Yo acepté a ser Marina y acepté mi destino.

—Entiendo, Marina.—dice y limpia sus lágrimas.—Gracias por hablar conmigo.

—Darían, esto nunca te lo dije y como esto es una despedida a ser algo más, te lo diré ahora; Te amo.

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