Capítulo 10

Ha pasado un tiempo desde ese incidente y con Marina nos hemos vuelto un poco más cercanos.

Aunque cada vez que la veo, recuerdo ese día en el que perdí el control y maté a ese hombre por impulso.

Sentí miedo por primera vez desde que volví de la guerra.

Pero, no fue un miedo a la muerte o algo así, sentí miedo de perderla.

Sentí miedo de perder a una mujer de esa maldita nación que me torturó.

—Shin, ¿estás bien?.—pregunta Marina mirándome a los ojos, mientras se acomoda en la cama.

—Estoy bien. Después iré a ver como va la investigación sobre quien mandó a esos hombres.

—¿El doctor te dijo algo de tus heridas?, por más que le pregunto sobre tu recuperación, se niega a darme una respuesta.

—Eso es porque yo di la orden de no decirle a nadie mi progreso.

—Creí que habíamos por fin comenzado a agradarnos mutuamente.—me dice con decepción en el rostro.

—Creíste mal. Sigues siendo una total molestia para mi. Bueno, en ser una molestia, bajaste peldaños. Ahora eres una molestia más pequeña.

Puedo notar que trata de no sonreír.

—Bueno, descansa.—me levanto olvidando que estoy en recuperación por mis heridas.—ay...—me quejo.

—¿Estás bien?.—Marina se levanta y me ayuda a levantarme.—Ten más cuidado.

—Sí.—digo y me voy.

.........

Soy una molestia pequeña...

Pienso mientras hago mi ejercicio rutinario.

"Ejercicio", porque bailo a medias las coreografías que recuerdo.

Reflexionando en como me hizo sentir lo que me dijo Shin, me enredo con mis propios pies y me caigo.

—¿Señora Marina, está bien?.—pregunta Darían.

—Estoy bien, no te preocupes.—le sonrío y sigo con mi rutina de la mañana.

Me siento como...

—No puede ser. No puedo comenzar a tener sentimientos por ese idiota.—me río de mi misma.—¿o si?.—me carcajeo.—No, no creo.

—¿Por quién está comenzando a tener sentimientos, princesa?.—pregunta Sila trayendo una copa de agua.

—Es una canción que acabo de inventarme.—le sonrío.

—Oh, está bien.—sonríe cómplice.

—Te lo digo de verdad.

—Yo nunca dije que no le creía, señora.—ríe.

—Lo diste a entender, Sila.—le digo y hago una mueca.

—Como usted diga.—dice y se va riendo.

.........

"Hija, ¿yo que te enseñé siempre?...

—Si quieres a alguien no le mientas.

Bien, yo por eso no te voy a mentir nunca y tú debes confiar en mí, y decirme si te pasa algo. No me mientas nunca. No le mientas a quien amas y quieres."

Despierto con ese recuerdo y miro que Shin recién se recuesta para dormir.

—¿Te desperté?.—pregunta.

—No, ya estaba despierta. No te preocupes.—le digo y miro su torso desnudo con grandes vendajes. Es cuando veo uno sucio.—Shin, ¿hoy te cambiaste los vendajes?.

—No lo encontré necesario.—dice y yo saco el botiquín que me dio Sila por precaución.

—¿Puedo?.—pregunto y él me mira sorprendido.

—Si quieres, pero... ¿Sabes como hacerlo?.

—Sí, aprendí a cambiar vendajes desde pequeña.

Comencé a quitar las vendas y con eso logré dar una visión más cercana de su torso.

Cuando terminé con eso, le comencé a limpiar los rasguños de la cara.

Mis ojos se posaron en sus labios y, desvié la mirada de inmediato.

Cuando hago este gesto, él agarra mi brazo y con su otra mano, toma mi mentón obligándome a mirarlo a los ojos.

Mira mis labios y acorta la distancia entre ambos con un toque de labios suave.

El beso era lento, como si esperara que me quitara, pero me sentí tan a gusto, que le seguí el beso.

Posa su mano en mi cabeza de manera suave y tranquila, estando así, me empuja poco a poco para quedar recostada y él encima de mí.

Coloco mi mano en su rostro y el beso se convierte en uno profundo y tierno.

Después de un tiempo besándonos, me abraza y posa su cabeza en mi pecho.

—Tu corazón late rápido.—dice y con una sábana nos cubrimos.

—Shin... ¿Sabes lo que acabas de hacer?.—pregunto.

—Hicimos, tú nunca me quitaste o te opusiste. Y sí, hicimos lo que todas parejas casadas hacen.

—Nos besamos. Dijiste que esto no debía tener sentimientos de por medio.—le reclamo.

—Sé lo que dije. Pero, cambié de opinión. Si voy a pasar mi vida entera con una mujer, debería darme una oportunidad con ella. ¿No lo crees así?.

—Si lo creo, pero... Escucha, no temo a que me rompas el corazón, temo yo rompértelo a ti. Temo que me odies. No me conoces.—digo mientras tiemblo.

—Si es así, tocará comenzar a conocerte. A conocernos.

No es eso, toda mi vida a sido una mentira. No me llames Marina que no soy ella.

Quizás debería decirle...

Yo soy el monstruo, no tú, Marina.

—Ahora duerme. Necesitas descansar.—le digo.

¿Será que estoy apresurando todo?.

No me siento yo, solo estoy tratando de hacer lo que me aconsejó mi compañero de batalla.

Realmente es incómodo tener que fingir ser otra persona para ganarte a la mujer que estás comenzando a querer como la madre de tus hijos.

Bueno, si no sigo sus consejos... Solo hubiera venido a pedirle tener coito para tener un bebé. No soy bueno coqueteando.

Ay, maldita mujer. ¿Cómo puede ser tan linda?.

¿Quién le dio permiso para ser tan hermosa?.

Me da rabia que sea tan preciosa, ¿por qué?.

¿Por qué se preocupó tanto por mí aquella tarde?, si no se hubiera preocupado, si no se hubiera aparecido, no tendría estos sentimientos por ella.

La odio con mi alma.

¿Cómo es que dejé que él comenzara a tener esos sentimientos?.

Definitivamente, le romperé el corazón, se sentirá traicionado.

Pero es mejor decirle lo más pronto posible, antes que se enamore.

Prefiero romperle el corazón ahora que recién está comenzando a quererme, que después…

Le diré mañana por la noche.

Sí, estoy decidida.

Si quiere asesinarme, adelante. Está en todo su derecho, al final... Él es uno de los hombres más poderoso del reino, después del Emperador.

Estoy dispuesta a sufrir la ejecución por el grave delito de engañar a su majestad imperial heredero.

No me acobardaré.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***