Aquel día fue soleado, fresco y en un bello salón de paredes blancas, pero la tensión de las únicas dos personas era demasiado fría y pesada. Yodoviera ya había aceptado que Diannel cambió por completo. ¿Por qué cambio de la nada? Eso no le importaba por el momento, solo quería saber hasta dónde había cambiado.
—Duquesa —hablo Yodiveira—, ha estado evitándome mucho. Me hace sentir como si fuera un niño haciendo berrinche cuando hay un tema serio aquí.
—Ya le dije que mi esposo requiere de todos los miembros de su ejército. Tal vez ya lo sepa, pero encontramos tres minas que eran operadas por nobles que no pertenecen a Verlur. Comenzaron las investigaciones, pero tambien hay que trabajar esas minas otra vez. Eso toma tiempo y recursos.
—¿Y por qué no he podido hablar con el duque?
—Está muy ocupado con las minas, va de aquí para allá.
—¿Cuándo volverán los caballeros a los templos? Vino para arreglar ese asunto ¿verdad?
—No, se equivoca —la duquesa le sonrió burlonamente—. Su santidad, vine a decirle que tardaremos más en enviar soldados a los templos. Ahora estamos más determinados en traer a salvo al sacerdote que asistirá la ceremonia de la mañana del festival.
—¿Pone la seguridad de un sacerdote sobre la de los templos?
—¿No considera importante la vida de un miembro del templo? Estoy segura que su santidad sabe lo difícil que es conseguir un sacerdote que asista a la Cueva del Lobo. Para mí este hombre es como un diamante entre piedras, no puedo arriesgar su vida para nada.
—¿Diamante entre piedras? ¿Es acaso un insulto?
—Para nada. Solo quiero que tome en cuenta lo difícil que es para nosotros conseguir un sacerdote que no le tome importancia a nuestra sangre. ¿Dónde encontraré otro así? Por lo que tendrá que esperar por la nueva seguridad para sus templos. Con permiso.
“¿Me dejara así?” se preguntó el sacerdote supremo “¿Es una indirecta a Elías? Ese sacerdote era importante por lo que vio. Iba a usar su testimonio para exponer el estado del duque. Pero, de la nada, ella retiró las defensas y tuve que enviarlo lejos de la ciudad santa. Era obvio que quería matar al único testigo que podría exponer sus artimañas. Y creo lo consiguió, Elías está desaparecido”.
La duquesa se levantó para irse de una vez. Cuando estaba por tomar el pomo de la puerta, Yodiveira se había levantado rápido para tomar su muñeca. Pero no alejó su mano en cuanto la tomó, se detuvo por la sorpresa de estar tan cerca del rostro de Diannel. Y el palpitar fuerte de su corazón lo hizo reaccionar, soltó su muñeca y tomó distancia.
—Creo que podríamos solucionar todo esto —dijo Yodiveira— ¿Le parece que sea yo quien dirija la ceremonia de la mañana del festival?
—¿Su santidad? —preguntó Diannel fingiendo asombro ante el resultado que quería.
“Finges inocencia cuando es obvio que este era tu plan: hacerme dirigir la ceremonia a cambio de recuperar la seguridad de los templos”. Yodiveira soportó su rabia y siguió sonriendo.
—Claro que la duquesa entenderá que esto no sucederá solo por los guardias. Si le parece bien ¿podría aumentar la cantidad de ofrendas para el Templo? Nos ayudaría mucho con los orfanatos, últimamente hay niños que perdieron a sus padres por las expediciones.
“Puedo ver detrás de tu falsa sonrisa la verdadera codicia del Templo”, pensó Diannel.
—Su santidad, ¿Planeo este pedido en cuanto supo de las minas o solo es algo inesperado?
—¿Eso importa?
—No —Diannel se acomodo el guante de su mano—. Tiene sentido lo que pide, considerando que el mismo supremo sacerdote asistirá a la ceremonia. En ese caso, estoy segura que mi esposo enviará de regreso la seguridad.
—Eso me alegro. Ah, si no fuera molestia ¿podría decirle al duque que me visite? No ha venido desde que regresó de la expedición.
—No creo que mi esposo disponga del tiempo. Pero no se angustie, podrá verlo en el banquete —Diannel le extendió una invitación al sacerdote con su nombre.
—Duquesa ¿planeo este pedido en cuanto retiro a los caballeros o solo es algo inesperado?
—¿Eso importa?
—No —Yodiveira miró a otro lado, aun manteniendo su falsa sonrisa, y tomó la invitación— La veo en el banquete… y a mi querido primo también.
—Claro. Ah, y obvio que la etiqueta es algo que no aplica para usted. Puede estar tranquilo.
Las falsas sonrisas se terminaron en cuanto ambos dejaron de verse. Las frívolas miradas aparecieron junto a un pañuelo para limpiar la muñeca y mano que tocó al otro. Sin embargo, Yodiveria se tomó el tiempo para tirar el pañuelo, le vino a la mente el rostro de Diannel, lo cerca que estaba de él, el aroma de su perfume y los leves toques de su cabello en su mejilla.
—¿Su santidad? —Entró un alto sacerdote preocupado por él— ¿Todo está bien?
—Si —Yodiveira tiró el pañuelo a la basura—. Solo debo limpiar mi mente.
La seguridad había regresado a los templos, pero fueron más soldados que caballeros. Eso molestó a Yodiveira, pero tenía que conformarse hasta poder dejar al descubierto a Diannel. En cuanto supo que el duque asistiría, informó al príncipe heredero sobre eso. El marqués Helshen lo había visitado expresando su disgusto por las minas, sus negocios y la invitación.
—Es obvio que usará un suplente. Casi nadie ha visto a ese bastardo, pero no se arriesgará a nada. ¡Máscaras! Las reglas de etiqueta son estrictas, ¿Quién más que un sospechoso le pedirá al supuesto duque de Verlur quitarse el antifaz?
—Podemos quitárselo por accidente —le dijo Yodiveira—. Una sola mirada y podremos revelar esa falsedad y acusar a la bastarda.
—Aun tengo unos espías que trabajan en el castillo —Jeremy trato de controlar su enfado—. Es increíble que la tonta princesa Carmina no haya informado de esto. Visitó el castillo, lo encontró cerrado, la rechazó esa bastarda en persona ¡¿y no dice nada?!
—Es una mujer tonta. Lo único que tenía era a su media hermana como perro faldero. Pero ahora, puedo decir con seguridad que ella ya no es la misma de antes.
—Nunca imagine que alguien pudiera cambiar tanto. No nos preparamos para esto. Ella ocultó el estado de su esposo, cerró el castillo, nos incomunico con nuestros espías y tomó las minas como si supiera de ellas. La princesa Carmina tenía planeado usar su firma para tener los derechos legales, ahora es obvio que eso no sucederá.
—Por ahora debemos exponerla —Yodiveira quería terminar de hablar sobre la duquesa bastarda—. No podrá fingir con un suplente toda la vida. Además, no podemos entrar al castillo con la sospecha de que tiene a su esposo encerrado porque Elías podría estar muerto.
—¿Es el joven sacerdote que salvó al bastardo?
—Si, en cuanto volvió del castillo lo hice confesar todo. Lo envié a otro templo para su seguridad porque la bastarda se llevo toda la seguridad. Pero hace un par de días me dijeron que nunca llegó. Estoy seguro que fue ella, debió matar a Elías como advertencia.
En realidad, Elías no estaba muerto. Por orden de Diannel, el 5° comandante Hans envió a unos hombres a vigilarlo. Cuando informaron de su repentina salida del templo de Shajdy, sir Hans actuó por su cuenta y secuestró al joven sacerdote. No dejó rastros de sangre, desapareció el carruaje y quemó los cuerpos del cochero y el mercenario que lo acompañaban. Sabiendo que no podía moverlo de campamento a campamento, envió un mensajero con la noticia. Finalmente, Diannel envió al capitán Héctor para traer a Elías amordazado.
—¡Tenía planeado traer a Elías aquí, pero no a la fuerza! —Le gritó Diannel— ¡¿Sabes el costo que hay por secuestrar a un sacerdote?!
—Vi la oportunidad y la tome —le respondió sir Hans—. El templo al que iba estaba bastanta vigilado por soldados leales al supremo sacerdote. Era obvio que podían usar a ese joven para exponer el estado de su cxcelencia. ¡Fue usted quien dejó que se fuera el mismo día en que lo sano!
—¿Acaso crees que había tiempo de planear, meticulosamente, el traer a un buen sacerdote a escondidas? ¡Su excelencia se moría y no había tiempo! —Diannel no soporto más y lo cacheteo, eso sorprendió a sir Hans— ¡Te ordene vigilar e informar todo! Pero tú… tú nunca me dijiste que Elías había salido del templo.
—Si quiere castigarme hágalo. No me arrepiento de lo que hice: proteger la vida de mi señor.
—Te daré tu castigo después. Ahora debes arreglar todo para que no caigan sospechas sobre nosotros. Como comandante del ducado Verlur, debes asistir al banquete y festival sin dejar serios problemas atrás.
Cumplió esa orden: desvió las investigaciones hacia un grupo de bandidos. Además, Elías era un asunto menos preocupante para el templo por las intervenciones de la duquesa. Es por eso que dejaron de buscarlo y lo dieron por muerto. Algo que fue bueno para los planes de Diannel.
Ahora mismo, Yodiveira solo podía pensar en que una acción pequeña podía revelar la farsa de la duquesa bastarda y seguir con los planes. El príncipe heredero, el marqués Helshen y el supremo sacerdote estaban en el castillo Verlur esperando el momento de retirarle la máscara al falso duque y señalar a Diannel. Aunque ya no tuvieran al sacerdote Elías como testigo, debían seguir adelante. Pero al llegar, todos se dieron cuenta que no sería nada fácil acercarse al suplente.
Cuando el supremo sacerdote se acercó a la mesa principal, saludó cortésmente a los anfitriones y al príncipe heredero. Luego noto a los comandantes protegiendo a los duques. Se dio cuenta que Diannel había previsto cualquier tipo de “accidentes” que hicieran caer la máscara del suplente. Porque Yodiveria lo sabía bien, el hombre que tenía al frente no era su primo.
“El sigue dormido”, pensó alegremente. “Y este de aquí es falso”.
—Buenas noches —Yodiveira saludo a todos los invitados—. Me gustaría proponer un brindis —tomó una copa y el resto de invitados hizo lo mismo—. Me complace anunciar que seré el encargado de dirigir la ceremonia de mañana. Espero que todos puedan presenciarla, ya que la duquesa se ha esforzado, más que nadie, para realizar un perfecto Festival de Primavera.
Los pensamientos del supremo sacerdote estaban fijos en hacer caer ese antifaz. Pero, en cuanto dijo la palabra salud, y todos brindaron, no pudo evitar mirar a la duquesa. La apariencia que tenía le pareció demasiado atrevida. Sabía la clase de pensamientos que tendrían los hombres a su alrededor sobre ella y eso le resultaba molesto.
—Duque —se acercó al suplente—, esperaba hablar contigo a solas.
—Su santidad —respondió Luis aun teniendo a su lado Diannel—, me encantaría hablar con usted. Pero los deberes nunca dejaron de pesarme, ¿Por qué no disfrutamos de esta noche? Estoy seguro que hasta usted debe sentirse agotado por tantos viajes ¿verdad?
“¿Haces que tu suplente se burle de mi?” Yodiveira miró de reojo a Diannel.
—¿No tienes tiempo para mí? A pesar de que he venido en persona para asistir a la ceremonia de mañana, el duque no quiere aceptar un simple pedido.
—Su santidad —le habló Diannel—, un pedido así es simple, pero será después. Ahora es momento de bailar —Luis se puso de pie y extendió su mano hacia la duquesa—. Disfrute de la noche, porque todo está saliendo tan bien
Diannel y el suplente comenzaron con el primer baile, siendo el centro de todos. Aunque no era su esposo quien bailaba con ella, Yodiveria no pudo evitar creer lo contrario cuando recordaba que ambos estaban casados. Esa verdad era intolerable, pero lo que menos soportaba era el motivo del porque le fastidiaba tanto. Aunque nunca lo aceptaría, no por una bastarda de mala fama.
“Creí que podria ignorarte para siempre. Pero ahora eres un obstáculo, Diannel”. Los peligrosos pensamientos de Yodiveia fantasearon con una horrible muerte hacia la duquesa.
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Comments
Bertha Ramirez
ese Yodiveira, así o más enfermo /Awkward//Awkward//Right Bah!//Right Bah!//Right Bah!/
2024-07-02
1
Ana Fernandez
típico de los hombres inseguros trasladar sus culpas y miedos a quien está a su lado y después de perderla decir que ellos hicieron todo por estar bien
2022-12-05
4
juana cova
hijoles, que palabras tan duras dijo Dianel, pero si así la trataron?
Con razón, es como es?
2022-10-27
9