Tan solo dos meses han pasado desde que Diannel despertó, ella apenas descansaba de su trabajo. El evento que más la tenía ocupada era el Festival de Primavera, pero hace un par de días ya había enviado las invitaciones. Y añadiendo una pequeña broma, hizo del tema una molestia para Carmina y una ventaja para ocultar el estado de Oliver.
En un elegante salón, Diannel tomaba el té en compañía de sus doncellas mientras Giovanni cuidaba de su hija, quien estaba feliz de su nuevo regalo.
—¿Máscaras con blanco y flores? —le preguntó Susan a la duquesa.
—Sí. Es primavera así que las flores están bien. Además, la máscara ayudará a ocultar el estado de mi esposo.
—Entiendo —Maydi miraba encantada la invitación— ¿y el blanco porque, mi señora?
—El blanco… —Diannel sonrió ante ese tema y tomó un sorbo de té— lo hice pensando en mi querida hermana.
Cada cinco años, los cuatro ducados se encargan de un festival dependiendo de la estación en la que estén. Luego, finaliza con la Fundación del Imperio para desear otro próspero año a cada rincón de Leoveter. En el pasado, no hubo festival de primavera por el estado del duque pero todo siguió con normalidad. Sin embargo, cuando ocurrieron desgracias y todos señalaron a Diannel como la culpable, el Templo afirmó que ella solo ocasionó malos augurios para el imperio. Y que toda la mala suerte de la duquesa bastarda comenzó con no celebrar el festival de la primavera.
Diannel no tenía planeado detener todas las desgracias que pasarían en el futuro. Hasta entonces, planeaba divertirse en la noche del baile. De hecho, ella sonreía de oreja a oreja sabiendo que Carmina debe estar rompiendo todo a su alrededor y gritando como loca al ver la invitación: blanco y flores.
“No te importa que tome tu tema para mi festival ¿verdad, querida hermana?”
Ya habían sucedido los festivales de verano y otoño. Ahora le seguía el de primavera en el ducado Verlur y finaliza con el invierno en Arank para comenzar la fundación del Imperio. Y el tema de blanco y flores era el que tenía Carmina. Diannel sabía lo importante que era para su media hermana organizar el festival de invierno para impresionar a su padre.
“Ahora debe cambiar todo lo que planeo por varios meses”.
—Mi señora, hoy se muy feliz —Maydi le paso unos dulces.
—Es porque sé que alguien está apretando los dientes como una niña —respondió Diannel.
—Pues que esa persona se apriete los dientes hasta romperlos —dijo Susan.
—No suena mal… —sonrió ante esa fantasía.
El resto de la tarde fue relajante para la duquesa, pues tenía todo planeado. Incluso esa misma noche iba a mandar a Giovanni por la información que le pidió al gremio. Sus planes estaban saliendo tan bien que no le importo lidiar con los comandantes que acababan de llegar al castillo. Y cuando todos llegaron a la sala de reuniones, el mayordomo aviso a Diannel que la esperaban.
—Caballeros, buenas tardes —Diannel entró acompañada de sus doncellas—. He recibido los informes de cada uno y debo admitir que estoy algo sorprendida de esos resultados.
Las minas dieron trabajo, aumentaron las ganancias para Verlur junto a varios negocios con mercaderes y joyeros. Los nobles arrestados ya estaban listos para ser ejecutados por traición. Se arrestaron a los arqueros que dispararon al duque. Y ya se sabía el nombre de uno de los responsables de tal ataque.
—Sir Hans cumplió la orden que le di: en menos de cinco días extrajo todo de los espías y dio con el nombre de un barón. Además, según él, el joven sacerdote llamado Elías Lombert sigue en el templo Shajdy bajo la protección de su santidad.
Diannel miró sir Hans y sonrió al notar su cansancio, eso la hizo recordar su ceño fruncido cuando volvió antes de los cincos días. Luego, ella le dio la orden de investigar para dar con el auténtico culpable.
“Aunque yo ya lo sabía. Pero fue divertido mandarlo a un trabajo más pesado. Pero valió la pena, ¿Quién diría que ese joven sacerdote resultó ser el mismísimo Elías Lombert. Debí preguntarle su nombre y encerrarlo en el castillo. Ni modo, debo pensar en cómo traerlo a mi lado”.
—El barón Lonvon es quien pagó a los asesinos y era a quien se enviaban las cartas de los espías —dijo Hans—. En cuanto lo vi supe que un hombre así no podía ser la mente maestra detrás del ataque. Así que, por orden de la duquesa, mis hombres lo investigaron hasta que dieron con un sospechoso: el marqués Jeremy Allan Helshen.
“El hombre que en el pasado logró convertirse en el duque de Verlur”.
—Por ahora son sospechas lo que tenemos —dijo Diannel—. Conseguir pruebas habría puesto en riesgo a los caballeros y nos habría puesto en la mira del marqués. Como todos saben, ese noble es el segundo más poderoso después de su excelencia en Verlur. Nunca ocultó su desagrado en tener a un bastardo como señor.
—Hay nobles que son leales a su excelencia —dijo sir Cristian—. Aunque son pocos…
—Por eso daremos una lección a los demás nobles con los que tenemos encerrados y algunos que podamos arrastrar al verdugo —dijo Diannel sonriendo mientras sus doncellas le servían un poco de té delante de los agotados comandantes—. Tal vez no podamos acusar al marqués, pero algunos de sus aliados en Verlur no tienen la misma suerte.
—¿Es sobre los negocios ilegales que encontramos? —le preguntó Hans.
—Así es: venta de falsificaciones, contrabando ilegal de suministros y lo peor: venta de niños huérfanos para una extraña organización.
—¿Cuándo encontró todo eso, sir Hans? —le preguntó sir Thomas.
—Fueron mis subordinados, arrestaron a todos pero era obvio que esos negocios eran grandes y estaban protegidos por alguien poderoso… —sir Hans se dio cuenta en cuanto lo dijo.
—Así es, todos esos negocios, a manos de nobles que odian a su señor, están trabajando para el marqués Helshen. El 5° regimiento tuvo suerte de encontrarse con esos turbios negocios, seguro el marqués se puso nervioso al no haber anuncio sobre el estado de su excelencia.
—Se desesperó y cometió errores, quiso mover sus negocios —dijo sir Alexander—. Brillante, duquesa —pero la duquesa no escuchó el halago del 2° comandante, pues le susurro algo a su doncella más joven, quien luego se retiró de la sala.
—Como decía, por ahora es mejor concentrarnos en quitarle apoyo al marqués en Verlur.
—Seguro tiene apoyo afuera de Verlur, tal vez hasta del templo—dijo sir Andreas.
—No es un tal vez, es un hecho, sir Andreas. Creo que todos aquí sabemos bien cómo está la situación en la capital: todo está dividido entre los príncipes. Tal vez antes no había necesidad de una lucha por la sucesión, pero el 2º príncipe ha regresado con honores de la salvaje tierra de Kiosef varias veces. Por lo tanto, el 1º príncipe está reuniendo todo el apoyo que pueda. Y su excelencia ha dejado en claro que no se involucraría en la lucha de sucesión.
—Por eso a ambos príncipes les conviene poner a un nuevo duque —dijo sir Cristian—. Y ya que el templo está involucrado, es obvio que quien ayuda al marqués en su ascenso es el 1º príncipe.
“Porque el templo nunca apoyará al 2º príncipe por quien fue su madre”.
—Estamos en la mira del más cercano a ser el futuro emperador. Pero ni yo tengo la autoridad para apoyar a uno de los príncipes. Fue el deseo de mi esposo mantenerse neutral ante estos conflictos y así seguirá.
—La duquesa tiene razón —dijo sir Thomas—, pero así solo tendríamos que soportar.
—Con las nuevas minas y la futura limpieza que haremos con los nobles, podremos estar bien hasta por un año. También planeo hacer negocios con el otro ducado que no ha tomado partido.
—¿El ducado Lershe? —Preguntó sir Hans—. ¿No son quienes más valoran la sangre legítima? —dijo en tono burlón.
—Ese es un problema para mi, sir Hans. No tiene por qué preocuparse. Por ahora debemos demostrar que todo está bien aquí en el Festival de Primavera.
La puerta fue tocada levemente, Diannel dio orden de pasar a Maydi quien regresó acompañada de un hombre alto. Los comandantes se levantaron sorprendidos al confundir la figura del extraño con la del duque Oliver. Sin embargo, el hombre que entró era un completo desconocido, solo se parecía a su señor, nada más.
—Asombroso ¿verdad? —preguntó Diannel—. Acércate Luis.
—Si… mucho gusto señores —dijo el tímido hombre, aunque solo fingía.
Diannel había aprovechado su nueva relación con el gremio de colores para que le consiguiera un actor de ciertas medidas. Cuando le dieron una lista, ella misma visitó a cada actor y por fin dio con el indicado.
Luis, a simple vista, no tenía nada en común con el duque de Verlur. Pero el maquillaje, el cambio de color en ojos y cabello lo arreglaban junto a una máscara.
—Los herbolarios sobran en esta tierra. No fue difícil conseguir que me hicieran una medicina que cambiara los ojos de Luis a celestes. Mis doncellas pintaron su cabello y se lo cortaron muy similar a su excelencia. Claro que la cara es distinta, sus facciones podrían delatarlo, pero nada que un poco de maquillaje no arregla junto a una máscara.
—Por eso el tema del festival es máscaras… —dijo sir Cristian— nadie dudaría que es su excelencia, solo los traidores lo sabrán.
—Pero ¿suplantar a su excelencia? Me parece algo deshonorable —dijo sir Thomas.
—Este suplente hará que nadie se atreva a dudar del estado de su excelencia. Y cuando se sentencien a eso nobles, se demostrará su autoridad como duque. Con eso, les habremos arruinado los planes al marqués y al 1º príncipe. Y hasta que piensen en algo más, ¿cuánto tiempo les llevará? Con todos ustedes atentos, será difícil que metan a un espía ¿o me equivoco?
—Pero el suplente no podrá ir para siempre con esa máscara —dijo sir Hans.
—A menos que vaya a un lugar donde a nadie se le ocurra ir para confirmar si es el verdadero duque —dijo Diannel mirando fijamente a sir Hans.
—¿Kolmat? —Sir Alexander fue el primero en darse cuenta de la idea de la duquesa—. Su excelencia ya tuvo una expedición con el 1° regimiento.
—Simplemente inventan un rumor sobre un posible monstruo de nivel Erkent.
Los monstruos Erkent eran los más peligrosos de todos, era primordial matarlos antes de que pudieran convertirse en algo más peligroso. Y solo hay dos tierras donde viven los monstruos: el desierto de Kiosef y el congelado Kolmat, el vecino de Verlur. Con esa idea, nadie objeto más y así Diannel se libero, temporalmente, de la presión de ser duquesa.
Por otros informes, la reunión se alargo hasta altas horas de la noche y se dio por terminada cuando Susan le informó a Diannel que Giovanni había regresado. Al ver a su escolta sonriente, la duquesa supo que Azul no le había fallado. El lugar y fecha de la subasta, el diario y llave de Emilia. Pronto se reuniría con su medio hermano y entonces, llegaría el Festival de la Primavera.
Aunque tenía planeado usar el diario para manipular a su padre, era demasiado arriesgado. Creció en el castillo de las rosas viendo que el duque de Arank no tenía su temible reputación por nada. Por eso, después de pensarlo varias veces, Diannel decidió que la mejor opción era su medio hermano, el heredero de Arank y alguien que primero la maltrato y luego fue indiferente. Su venganza también lo incluía, pero al ser alguien complicado, estaba reservado para el final.
“Mi tonto hermano mayor, igual que nuestro padre, moverás la cola por tu madre. Aun así, con tu ayuda me ahorraré tiempo en el juicio contra los nobles corruptos encerrados. Pero ya hallaré la forma en que me seas más útil en cuanto tenga el diario de tu madre”.
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Comments
Rosaura Mireles
muy buena escritura 👌
2024-08-29
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Bertha Ramirez
👌👌👌maravilloso
2024-07-02
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Jeanette López
felicitaciones por escribir tan bella historia por el cual por una posición social destruyan tanto a las personas
2023-10-17
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