¿Cómo Diannel supo que Mera era la espía? En el pasado, su media hermana cómo la había usado para su beneficio. Esa era la mayor ventaja para Diannel: saber lo que su mayor enemiga quería, lo que hará y cómo. Sin embargo, hay agujeros en esos planes que le confesó.
“La verdadera mente maestra de esos planes no fue mi hermana, fue el príncipe heredero”.
Como si su cuerpo todavía lo recordara, sintió el dolor cuando fue tirada al suelo bruscamente por su media hermana en las puertas del Castillo de las rosas. Ella le confesó que se aprovechó de su ingenuidad para robarle información sobre las únicas minas en Verlur. Robando esas propiedades, logró enriquecer al príncipe heredero. Obviamente, su esposo descubrió que fue Diannel quien dio esa información pero no a su hermana, sino al príncipe heredero.
La falta de empleo, escasez de dinero y epidemia en Verlur provocaron que el Templo señalara a la duquesa como la culpable. Y cuando el duque salió a otra inesperada expedición, los empleados del castillo trataron de matar a su esposa. Entonces, ella huyó desesperada y sin nada que llevar excepto un collar que vendió para un viaje a su “casa” con su padre. Sin embargo, no cruzó la puerta porque su media hermana la recibió la cruel verdad.
El envenenamiento, las minas y la caída de Oliver, todo lo planeo el príncipe heredero apoyado por el Templo. Y su media hermana fue la herramienta que usaron para realizar tales metas. Solo que ella no se vio como una herramienta, se reía a carcajadas de que sería la futura emperatriz delante de Diannel junto a Mera y otras empleadas.
“Mi hermana fue patética, no reconoció que fue una herramienta del príncipe heredero. Pero, en el pasado, él había ganado: mi esposo se perdió por años en esa última expedición y otro noble se volvió el Duque de Verlur. Este nuevo duque mató a los que eran leales a mi esposo. Todo para apoyar el reclamo del príncipe heredero”.
De todas formas, el príncipe heredero nunca ascendió al trono, porque su medio hermano se alzó en armas con la Reliquia Sagrada. Eso fue suficiente para obtener más apoyo, derrocar a la familia imperial y mantener controlado al Templo. Y con el príncipe heredero, murieron sus aliados: los emperadores, el usurpador de Verlur y la familia de Diannel por la insistencia de su media hermana en apoyar al príncipe heredero hasta la muerte.
“Mi querida hermana, llevaste a nuestro padre y hermano a la tumba. Pero yo quiero que ambos vivan, pero en dolor. Y tu vivirás hasta que yo lo decida”.
La duquesa llegó al pueblo Garsha, se bajó del carruaje y noto de inmediato el desagrado de los guardias por acompañarla, pero lo ignoro sabiendo que nunca más la escoltarían. Camino mientras preguntaba sobre cualquier gremio de información. No quería uno bueno y leal, lo que iba a pedir no era tan importante como para que ese gremio la traicione.
Entró a un bar desagradable casi a los límites del pueblo, los guardias se quejaron de eso pero ella siguió su camino. No tardaron en recibirla en una pequeña oficina, donde sus guardias no entraron. El líder del bajo gremio era un hombre gordo y con las mejillas sonrojadas por el alcohol. De inmediato preguntó lo que la nueva clienta quería y ella respondió dos pedidos:
—Quiero información sobre el mercenario Giovanni Arkent y una lista de mujeres bastardas que vivan por los alrededores de este pueblo, deben ser solteras y con muchas deudas.
—¿Solo eso? —pregunto sin importancia— Recibiera respuesta en dos meses y el pago… —pero fue interrumpido por cinco bolsas de oro que cayeron a la mesa.
—En cinco días, volveré por la información y con más pago si tiene mi pedido.
El informante sonrió y se portó servicialmente jurando que en cinco días tendría esa información. Satisfecha, Diannel regresó al castillo tranquila y en la soledad de su oficina comenzó a planear el asunto sobre las minas.
Verlur mejoró bastante desde que su esposo se hizo duque. El logró cosechar durante las pocas primaveras y como estaban en una larga, no había problemas con la comida o el frío. Aun así, se daba mucho dinero al Templo y al presupuesto del ejército. Por eso, las minas eran como regalo del mismo Dios y solo había tres. Actualmente, nobles corruptos de otro ducado se enriquecían con esas minas. Pero aún no tenían los derechos legales de tales propiedades.
“Para tomar las minas, debo reunirme con los comandantes. Seguro ya recibieron las cartas de notificación, deben estar en camino. Fue bueno hacer que Joseph escribiera las cartas en nombre de mi esposo, así ningún dato se filtrará. Solo en el castillo se sabe del estado del duque, nadie del exterior tiene idea de lo ocurrido, excepto los que lo planearon, y así debe seguir un poco más. Solo hasta que pueda soportar los ataques y conspiraciones de esos dos. Porque mi mente y corazón están fijos en mi querida hermana”.
Pasado los cinco días, Diannel volvió a ese bar, acompañada de otros guardias que igual la miraban desagradablemente. El informante tenía lo que ella pidió, pues no era tan complicado y se alegró cuando recibió más dinero.
De camino al castillo, Diannel leyó toda la información del mercenario Giovanni Arkent, un hombre de una familia noble caída y odiada en Verlur. Pero en el futuro, será uno de los caballeros más leales y poderosos del 2º príncipe, el futuro emperador. Ya que los niños contaban su historia, ella supo que comenzó como mercenario pero ya era bastante bueno antes de ser caballero. Actualmente, Giovanni tenía 32 años y cuidaba de su hija enferma.
“Nadie comento nada sobre una hija en el futuro ¿Será que morirá por su enfermedad?” La duquesa sonrió ante ese detalle, pues ahora sabía cómo ganar la lealtad del mercenario. Sabía su dirección y no estaba tan lejos. Ordenó parar el carruaje para ir de una vez con su futuro escolta. “No perderé el tiempo, debo hacer que este hombre me proteja con su vida hasta que se me antoje tirarlo al 2º príncipe”.
Unas horas pasaron y llegó a una cabaña a punto de caerse. La duquesa ordenó que sus guardias la esperaran junto al carruaje. Ella solo se acerco a la casa, toco la puerta y un hombre mayor, alto, corpulento, de cabello negro y con ojeras oscuras la recibió y preguntó:
—¿Quién es usted?
—¿Giovanni Arkent?
—Sí, ¿y usted señorita?
—Escuché que eres mercenario, ¿Cuánto cobrarías por trabajar para mí?
—Ahora no puedo recibir ofertas. Debo cuidar de mi hija enferma.
—¿Y si el pago es cuidar de su hija indefinidamente?
—¿A qué se refiere?
—Me refiero a darle un buen médico que algún otro mediocre estafador. Luego, me aseguraría de que tenga la vida resuelta en trabajo y dinero.
—¡¿Quién es usted?! —pregunto enojado y asustado.
—Soy Diannel Uma Verlur, duquesa de estas tierras y tu señora.
De inmediato, Giovanni se arrodilló y pidió perdón por su descortesía. Diannel se asombró de que el mercenario no pusiera una expresión de asco por su sangre bastarda. El mercenario no dudo en pedir perdón por su actitud y llamarla “Mi señora”.
—Si salvó la vida de tu pequeña hija, ¿me darías tu lealtad? No hablo la de un mercenario por el dinero, sino la de un hombre y su palabra de honor.
—Daría mi vida por la persona que logre salvar a mi hija —le respondió Giovanni— pero… ¿Por qué yo? Soy un mercenario de baja cuna y mi familia… ¿Cómo supo siquiera de mí?
—Eso no es tu asunto, yo te escojo a ti —“porque eres un guerrero formidable injustamente mal pagado por cuidar de tu hija y perseguido por tu apellido”—. Salvaré a tu hija de inmediato.
Giovanni no dudó en tomar a su pequeña hija en sus brazos y seguir a Diannel. El estado de su pequeña era tan grave que la gente se aprovechaba de su responsabilidad y le pagaban mal. Los médicos fraudulentos rondaban mucho y él siempre se topaba con ellos. Él era nieto de un noble caído que cometió un terrible crimen contra Verlur. Desde entonces, el apellido Arkent comenzó a ser repudiado.
El trato que el mercenario recibió fue terrible por el oído y envidia de otros. Por eso, siempre ha estado solo y recibiendo mentiras, injusticias y dolor. Para él, que una noble le pidiera sus servicios en forma de lealtad, era algo que nunca pasó por su mente. Sobre todo que se ofrecieran a salvar a su hija. De tantos engaños, él debería haber rechazado la oferta, pero ver a su niña tan débil lo hacían tomar cualquier esperanza sin tomar en cuenta si era falsa o verdadera. Para su suerte, Diannel no era una falsa esperanza.
El médico diagnosticó a la niña, la infección que le dio era conocida por como los médicos fraudulentos la usaban para ganar más. Ellos trataban mal a los pacientes y así llamarían a otros médicos que cobran más por un mal tratamiento.
—Ese método lo usan mucho en pueblos tan pequeños como el de usted —le dijo el doctor a Giovanni—. Así que tiene suerte, su hija casi alcanza la etapa grave de la infección.
—¿Se salvará?
—Sí, pero le tomará mucho tiempo recuperarse, por eso debe estar acompañada.
El alivio llenó a Giovani hasta hacerlo llorar, su pequeña María, de solo seis años, se salvaría por fin. Incluso estaba siendo atendida por el médico del duque en su propio castillo. El acto paternal no pasó desapercibido para Diannel, quien hizo a un lado la mirada ante el cariño tan inalcanzable para ella. Sobre todo, ver a esa niña le recordó a las cosas que hizo en el pasado, como todos, para tener comida y vivir otro día más. En específico: su primer asesinato.
“Ni siquiera pensé en eso desde que desperté, pero… aun me afecta bastante”.
La imagen de un pequeño niño muerto se apoderó de su mente. Inmediatamente, ella borró ese recuerdo para no distraerse de sus planes. La culpa era algo con lo que no quería cargar, ni por lo que hizo antes, ni por las cosas que hará.
Diannel le pidió a Giovanni que la acompañara al pueblo mañana. Toda la noche, ella revisó la lista de las mujeres bastardas con deudas. Sabía bien que algunos padres dirigían sus deudas a sus hijos bastardos, sobre todo en los plebeyos. Por lo que, el sufrimiento para las hijas ilegitimas era tan terrible como para agarrar fuertemente la primera mano que les ofrezca ayuda.
En cuanto vio el nombre de dos hermanas, Diannel sonrió como un gato y durmió feliz. Al día siguiente, no llamó a otros guardias del ducado para que la escoltaran. Solo el chofer del carruaje y su nuevo escolta: Giovanni Arkent.
“Se siente tan distinto estar frente a alguien que me protegerá por su propia voluntad que de aquellos que son obligados. Pero, en cuanto descubran su apellido, no lo dejarán tranquilo. Aun así, él y su hija contarán con mi protección”.
—¿Cómo está tu hija? —le preguntó la duquesa.
—Ella está mejor, ya no parece sufrir por la enfermedad y la fiebre comienza a bajar. Aunque claro, el médico dijo que recuperarse le será difícil —respondió Giovanni entusiasmado.
—Me alegro —lo miro a los ojos—. Ahora dime ¿es cierto lo que dijiste? ¿Darías tu vida por mí ya que salve a tu hija?
—Si —respondió rápido y asombrado a la duquesa—. Yo amo a mi hija y usted no solo la salvo, incluso nos deja quedarnos aquí. No soy un caballero, no puedo hincarme, besar su mano y jurarle lealtad. Así que, ¿puedo demostrárselo con hechos y no con palabras?
—Puedes, justo ahora vamos a un lugar donde podrás demostrar tu lealtad.
—¿A dónde vamos?
—En busca de mis nuevas doncellas.
Ambos entraron al carruaje y el viaje comenzó hasta más alla del pueblo Garsaha. Diannel le explicó a Giovanni que planeaba contratar a dos jóvenes como sus nuevas doncellas. Así, tendría súbditos leales para comenzar con sus verdaderos planes.
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Updated 125 Episodes
Comments
Ana Fernandez
no se si me cae bien la prota, es demasiado fría, indiferente y no se cerrada?
2022-12-03
4
Andrea Hijikata
solo hasta que uno no se ame a si mismo no puede ser amado
2022-11-06
4
Cecily~★
Bien Daniel, así se controla al ganado! 😎✨🔥😈💪
2022-10-27
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