Advertencia

Tenía miedo, mucho más miedo que antes. El chico guapo de tatuajes raros que pensé que era normal, que solo jugaba a ser rudo y terrorífico. Resultó ser más que eso.

No lo miraba, cerré los ojos y comencé a rezar mentalmente para salir viva de esta. Su respiración fuerte y caliente la sentía en toda mi cara.

—¿Me temes? —preguntó mientras jugaba con mi cabello.

Afirme, y no pude evitar llorar.

—¡Por favor no me lastimes! —

—¡Mírame! —protestó.

Alce la mirada, y me encontré con la suya.

—Evite que esto pasara, pero a ti te encanta jugar Samantha Walas —comentó—Evite no enojarme contigo, pero ¡Joder! Como detesto que se quieran pasar de listos conmigo. Ya estás adentro de esto, y vas a tener que enfrentarlo lo quieras o no.

—Yo...yo no sabia nada de esto, te juro que no se lo diré a nadie —dije entre sollozos.

—No es por eso, lo que me enoja es que te comprometes a cumplir y luego te retractas como si mi compromiso de ayudarte fuese una broma —murmuró—¡Te salve! Tú eres la que deberías agradecerme sin protestar.

—¿Y por qué lo hiciste? ¿Por qué me ayudaste siendo tu un demonio? —lo cuestione.

—No te hagas falsas ilusiones de que soy bueno y que en mí existe bondad —dijo sarcástico— Soy un Íncubo, un demonio que se alimenta de la energía vital a través del sexo. Es por ello que te salve, te marque para mí desde la primera vez que te vi en esa parada de bus, y esa preciada virginidad que tienes es mía. No quería que esos demonios de clase baja te tuvieran.

¿Me marcó desde la primera vez que me vio? Osea que siempre estuve marcada y ni cuenta me di. Pero él solo quiere mi virginidad y si dejo de serlo... Quizás así pueda librarme de este trato.

—Así que cumple, o no me contendré en hacer cosas malas que te perturbaran —Advirtió—¡Oh! Se me olvidaba decirte, no quieras pasarte de lista otra vez conmigo porque estarás vigilada.

Desapareció de mi frente y apareció a mi izquierda.

—Llegaré en cualquier momento, y ese día serás mía Sam —susurró en mi oído.

Se escuchó una risa macabra y ya no estaba ahí.

Entonces me fui corriendo y llorando por la difícil situación a la que me iba a enfrentar.

Fue en ese momento en que me di cuenta de que todo comenzaba a cambiar y que siempre estuve sumergida en un mundo ficticio. La realidad se mostraba ante mi, esto era muy malo. Necesitaba irme de esta ciudad y necesitaba partir ¡Ya!

De regreso a casa, vi a alguien sentado en las escaleras de la entrada y cuando estuve lo relativamente cerca fue que pude distinguir a Astrid.

¿Acaso ella era la encargada de vigilarme?

—Hola Sam, bienvenida al club —

—¿¡Tú lo sabías!? —

—De los íncubos... Si —dijo con toda normalidad —Desde que folle por primera vez con Dash el me mostró su verdadero rostro. Y bueno Max se impregnó en ti, y lo ayudé un poco para que se acercaran.

Astrid había cambiado, ya no era la Astrid que conocía. Siempre me oculto la verdad y me uso como su títere.

—¿Qué te paso? ¿Qué le paso a la Astrid que me protegía de todo? —dije afligida.

—Abrí los ojos y desperté en una linda realidad —comentó—Aún te sigo protegiendo Sam, es más... te traje esto.

Dijo entregándome una hoja con una lista de alimentos.

—Esta será tu nueva dieta, ya que, los íncubos consumen mucha energía vital. Si quieres sobrevivir y no morir como Olivia, tendrás que seguir esto al pie de la letra —

De un impulso la tomé por los hombros y la tambaleé.

—¡Despierta Astrid! ¡Por favor! — protesté—Podemos huir de aquí, podemos alejarnos de todo esto.

Ella se carcajeó como si mis súplicas fuesen un chiste malo.

— ¿Por qué querría yo huir? Estoy muy bien Sam. ¡Me encanta Dash! —informó—No lo dejaría por nada del mundo.

—¡No te has dado cuenta de que te lavo el cerebro! ¡Es un demonio! — grité—Él te usa solo para alimentarse.

— Y a mí me encanta eso, su masculinidad sobrenatural me excita, tranquila que cuando Max te haga suya por primera vez ya no podrás parar —suspiro—Ellos son lo mejor que le han pasado a esta puta ciudad.

—¡Estás realmente loca! ¡Esto va a parar mal! — recalqué.

Ella quitó mis manos de sus hombros y dijo algo que en verdad me lastimó.

—Lo que tú opines me vale bledo, no sé ni porque te escogió, siempre has sido muy aburrida —

Como no quise recibir el papel, lo dobló y lo coloco en el bolsillo de mi suéter.

—Te sugiero que no huyas, tienen ojos en todos lados. Hasta tu vecina la señora Smith, la de vestidos estampados es un súcubo —recalcó— Están donde menos te lo esperas .

Con esa confesión ya no me sentía segura. Si toda la ciudad estaba plagado de ellos, entonces como sabría quien era humano y quien no.

Esta camino hacia la rejilla que daba a la calle y por último con gran actitud me dijo.

—A pesar de todo, sabes que te estimo y mucha suerte. Max es un semental en el sexo —

Hizo gesto de “Top secret” y se marchó. Osea acababa de admitir que también cogía con Max. Una ola de repulsión ligada con enojo me invadió.

Fui directo a mi cuarto, y al encender la luz vi que la pulsera que había quemado semanas atrás estaba sobre mi cama otra vez. La tomé y la lancé contra la pared mientras me dejaba caer al suelo lamentándome por todo.

—¿! Por qué!? ¿! Por qué a mí!? —

Por un momento visualice mi futuro, me convertiría en la esclava sexual de este íncubo, y me usaría para solo eso. Los demonios habían traído el infierno pecaminoso y todos estaban cayendo en él.

Entonces me pregunté. Si existen páginas de ocultismo referente a los demonios debía existir otras que ofrecieran información sobre el tema.

Busque la laptop y teclee en busca de alguna solución y ¡Bingo! Encontré una que podría ayudarme.

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