Fachada

—El chico que... ¡Ay no!... Pero yo estuve ahí, cuando... —

—Zack, disculpa puedes adelantarte yo llevaré a Sam a clases —sugirió mi madre al verme alterada y caminando de un lado a otro en busca de respuesta.

Zack asintió y se fue sin mí, enseguida mamá me llevó de vuelta a mi habitación.

—¿Qué te sucede hija? —preguntó mientras se sentaba frente a mí en la cama.

—Algo está ocurriendo mamá —dije llena de temor — Me están pasando cosas irreales.

—¿Irreales? —repitió poniendo una mano en su cabeza en señal de preocupación— ¡Lo que me temía!

—¿Qué pasa mamá? —

Mi rotunda crisis aumentó, cuando esta me tomo de las mejillas y lloró frente a mí.

—¿Estás viendo cosas? ¿Escuchas voces? —

—Algo parecido ¿Por qué? —dije con voz temblorosa.

—Tu padre solía ver cosas también, escuchaba voces de la nada... Alucinaba con cosas irreales —comentó— y luego...

—Se suicidó lo sé, pero mamá él sufría de esquizofrenia —contradije—Yo no, ¡Estoy segura!

—Tu padre decía lo mismo, aseguraba que se encontraba bien, hasta que todo se puso peor —recalcó.

—No estoy loca, si tengo alucinaciones, pero sé que son reales ¡Mira! —dije subiendo mi pantalón holgado para que viera mis rodillas— Ves las heridas, ayer me caí viniendo hacia acá, huía de una escena horripilante que presencie. La salida con Zack culminó mal y me dejó sola.

Mi madre lloraba con más fuerza, aún creía que todo lo contado lo inventaba.

—Es más tengo evidencias— dije tomando la laptop —Ayer realicé una búsqueda sobre demonios y ha de estar registrado con la hora y la fecha.

Abrí el historial de búsqueda, no obstante para mi sorpresa todo se hallaba en blanco.

—¿Pero? ¡¿Aquí debería de estar?! —Susurre.

—Hija, tu papá solía lastimarse en las crisis y cuando volvía en sí, no recordaba lo que había hecho —

—Osea estás insinuando que yo misma me hice las heridas de las rodillas —dije indignada— Mejor dejemos esta plática hasta aquí, ya no tiene caso seguir con esto.

Me marché sin mirar atrás ¡No estaba loca! ¡No sufría de esquizofrenia! ¡Lo que había vivido con Max fue real! Todo eso lo grave en mi mente.

Llegué al instituto, pero justo cuando estaba a punto de entrar al salón, los estudiantes comenzaban a salir ¿Acaso no lo logre a tiempo?

—Devuélvete Sam, hoy no habrá clases —Sugirió Astrid quitándose los audífonos.

—¿Por qué? —

—Olivia murió, le dio un infarto mientras dormía —informó.

Eso me cayó como un balde agua fría. Olivia y yo no fuimos muy cercanas, pocas veces pasamos palabras; sin embargo su noticia me impacto mucho. ¿Por qué tan de repente? ¿Por qué así? Si hace poco, se le veía bien, sonriente y saltarina la vida se desbordaba en ella.

Decidí quedarme un rato más, al fin y al cabo no quería regresar a casa con mamá, esperaría que se le pasara un poco su descabellada idea sobre mí.

Busque comodidad en uno de los bancos del pasillo. Solitaria, confundida, nerviosa ante lo desconocido me describían completamente.

Inconscientemente, volteé para mirar el final del corredor y mi corazón comenzó a golpear mi pecho en el momento en que vi a Max desembocar por el pasillo para dar marcha y dirigirse a la salida, salida que se ubicaba a mi izquierda.

A pesar de ello paso como si no estuviese ahí, ignorándome por completo. Su perfume tan irritante quedó impregnado en mis fosas nasales. El mismo perfume de la pulsera. ¡La pulsera! Debía deshacerme de ella cuanto antes.

Volví a casa, mamá trabajaba. Tomé la pulsera y la quemé, ahora ya nada me conectaba a él. Fuese lo que fuese me liberaría, ya no le daría mas vuelta al asunto y esta vez fingiría que nunca lo conocí. También dejaría de alarmar a mamá, actuaría normal, para darle a entender que únicamente pasó esa vez y que ya no se volvería a repetir.

Desde esa decisión, mi vida comenzaba a tornarse un poco normal. Salía con Zack, no volví a entablar conversación con Astrid, aunque me preocupaba, ya que, misteriosamente seguían muriendo más chicas del instituto, todas con enfermedades variadas y algunas por suicidio.

Un domingo, en una inesperada salida con Zack al parque, vi a Max. Este y otros chicos se metieron a un oscuro callejón y detrás de ellos iban una multitud de chicas y no salió en las horas que estuve ahí. ¿Qué estaría tramando? ¿Qué había al final de ese callejón?

Prometí no volver a involucrarme, pero ¿Y si estaban haciendo mal? ¿Y si esas chicas iban directo a su muerte?

Los policías pasaban y ni siquiera se percataban de lo raro que se veía eso.

Mis citas con Zack, las usé para husmear un poco, le pedía a súplicas volver al parque, a lo que él accedía sin chistar.

A la tercera vez que fui, vi a Astrid bajar del auto de Dash y adentrarse por ese oscuro callejón, eso me inquieto mucho.

Fue entonces que opte por ir, quería saber que tanto escondían y si era posible buscar evidencias para revelar la verdad, y salvar a Astrid de lo que fuese que estuviese pasando.

Oscurecía, y me coloqué la capucha de mi abrigo rojo para ocultar mi cara.

Al pisar el callejón sentí escalofríos, el ambiente se sentía tenso y pesado.

Se percibía un olor conocido. Era el mismo olor que note en el auto de Max la primera vez que me subí, también en el agujero cuando me aproxime. Siendo así descubrí que se trataba del Azufre.

Fui directo a una puerta que se localizaba finalizando el camino. Un hombre extremadamente grande bloqueaba la entrada. Me miró de arriba abajo y preguntó:

—¿Vienes como ofrenda? —

Me armé de valor y respondí un “Si” seguro por fuera e inseguro por dentro.

De inmediato abrío la puerta y unas luces azules y violetas me dieron la bienvenida.

A lo lejos se escuchaba The Hills de The Weeknd. Y mientras más me adentraba la música se escuchaba más alta.

Tras correr una cortina de lentejuelas, me percaté de que se trataba de una discoteca, no obstante esto no era una discoteca normal.

Las meseras iban desnudas, en cada mueble y en cada mesa se ubicaban personas teniendo sexo y sin importar que género fuese ni que el público viera.

Había tubos que comenzaban en el techo y culminaban en el piso, y en estos, bailarines tanto hombres como mujeres portando solo alas, bailaban sensualmente al ritmo de la música.

Camine más allá, el lugar era grande, pero todo seguía tratándose de lo mismo. Personas fornicando en todos lados y de distintas maneras.

Mi voz interior me pidió a gritos que saliera inmediatamente de allí. Pero mire a mi alrededor y no pude ubicar por donde llegué.

—¡Ahora que hago! —

—Creo que caperucita se acaba de meter en la boca del lobo —susurro Max detrás de mi oreja.

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Comments

💖Elismar💋

💖Elismar💋

jajaja yo sabía que Max la iva a encontrar si ese la huele a kilómetros

2023-10-20

4

sonya martz

sonya martz

Azufre, ok ya todo está claro

2023-07-07

0

Nelly Marisa Duarte

Nelly Marisa Duarte

La curiosidad mató al gato, tonta

2023-05-17

0

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