Ficción

¡Si! Parecía una loca paranoica, pero quien no estaría así luego de haber presenciado semejante escena sobrenatural.

—Ya cálmate Sam —sugirió—Abriré la puerta y...

—¡No mamá! ¡No lo hagas! ¡Puede ser él! —interrumpí.

—¿Quién? —preguntó casi tan alarmada como yo.

¡¿Ahora que le dirías Sam?! ¿Qué viste un sujeto el cual le salía vapor por los poros de la piel? ¿O qué hablaba con doble voz? Creera que estoy loca.

La puerta sonó por segunda vez.

—Ahora no sé cómo explicártelo ¿Si? Te prometo que más tarde te explico con más calma—dije Rápidamente.

Esta me miró y suspiro impaciente. Regresó a la cocina y cuando volvió venía con un cuchillo.

—¡No! ¡Mamá! ¡Mamá! —repetí alterada sin que me hiciera caso.

Abrió la puerta y para mi sorpresa era la vecina de a lado.

—¿Todo bien Vecina? —preguntó al verla armada con el cuchillo.

Mamá bajó el arma y lo guardo detrás de su espalda.

—Sí.. Si lo siento Kath —afirmó—Todo perfecto.

—Es como vi a tu pequeña correr desesperada, pensé que algo pasaba por eso vine —comentó la mujer cuyo vestido de flores hacía juego con su paraguas—¿Necesitan ayuda?

—No para nada —dije rápidamente—Corría por la lluvia nada más, así que no hay de que preocuparse.

—¡Oh entiendo! —dijo está alzando la cabeza por encima del hombro de mamá, tratando de husmear hacia dentro.

Mi madre lo noto. Enseguida fue cerrando la puerta y despidiéndose hasta que la mujer perdió contacto con nosotras.

—¡Qué mujer más metiche! —opinó— En cuanto a ti, vamos a prepararte una tina caliente.

Tibio la bañera que se hallaba en su habitación y me metí no más el agua estuvo lista.

Ella me atendió como si fuese una niña pequeña, y no me queje porque en ese momento lo necesitaba. Aún tenía en la mente la imagen de Max gritando gravemente.

—Ahora si ¿Qué fue lo que ocurrió Sam? —preguntó mamá mientras lavaba mi cabello.

—No vas a creerme si te lo digo —comente.

Recogí las piernas y las envolví con mis brazos usando las rodillas como soporte para mi cabeza.

—Hija, así pienses que no te creeré quiero saber —agregó—Mírate aún estás temblando de miedo. ¡Me preocupas Sam!

—Es... Es que vi —tartamude—Una persona que... Robaba a otra con un arma y me asusté.

Otra mentira más para la colección, era mejor eso que pasar como loca.

—¿Segura? —

—Si —mentí—Primera vez que veo algo así.

Ella se levantó, seco sus manos y deposito un beso en mi frente.

—Tranquila hija, aquí estás segura—dijo con voz delicada—Iré a prepararte una sopa.

Se marchó y yo me quedé allí pensando en lo sucedido.

Más tarde y después de que el miedo se fuera un poco, abrí mi laptop. Decidí armar cabos e investigar. Coloque en Google: "Persona que suelta vapor y habla con otra voz" ante mi ridícula búsqueda salieron varias opciones.

Entre las que más se repetían: Vampiros y exorcismo.

"Los vampiros solían azotar a sus víctimas con encantos para luego alimentarse de ellas. En su mayoría preferían a las mujeres jóvenes"

Entonces recordé los chupetones en mi cuello y tragué grueso; sin embargo, algo descartó la idea ilógica que acababa de crear.

“La debilidad de un vampiro es el sol”

He visto a Max de día, si fuese un vampiro ya estuviese muerto.

Descartado ese concepto, seguí con la siguiente página.

Le di clic a una página de ocultismo en donde mostraban videos e imágenes de personas poseídas por demonios. Y si, en varias cintas que ojie vi como la víctima hablaba otra lengua y con una tonalidad de voz diferente. Además de soltar vapor como si estuviese muy caliente.

Max tal vez podía ser una persona poseída, quizás el demonio lo poseyó y por eso actuó de esa manera. ¿Pero por qué?

Enseguida escribí: “Causas de una posesión demoníaca”

Los resultados fueron aún más perturbadores: “Falta de Fe” “Por maldiciones” “Por pacto con el diablo”.

Cualquiera de las tres encajaban con él, pero la última era la más convincente. Recordé la noche de la fiesta de Halloween en el bosque, el agujero y las voces en su interior, estos dos se encontraban relativamente cerca. Y si la señora tenía razón de que se trataba de la puerta del infierno, él pudo haber ido ahí y realizar un pacto. Pero ¿Y si no era el único en hacer ese tipo de cosas? ¿Y si pertenecía a una secta? Porque desde que él apareció y también sus amigos, comenzaron a suceder cosas raras.

Sacando mis conclusiones Dash también debía ser parte de esa secta. ¡Tenía que advertirle a Astrid!

Cerré la laptop y le marqué, pero no tomaba la llamada.

—Debo ir a su casa —dije levantándome de sopetón.

Me agaché en busca de mis zapatos y cuando los encontré, el ambiente de mi cuarto cambió.

Ya no estaba anocheciendo sino que acababa de amanecer . Mamá asomó la cabeza por el umbral sonriendo.

—¡Oh! Ya te levantaste —dijo con entusiasmo—El desayuno está listo.

Cerro la puerta y quede mirando hacia los lados perpleja. Mi cama se veía como si hubiese dormido, la laptop se ubicaba en su lugar predilecto sin una marca de evidencia de que la hubiese tocado y yo vestía pijama cuando antes no.

Baje luego de ponerme ropa para salir y mamá sirvió el desayuno.

—¿Qué sucede Sam? —dijo cuando me vio tan concentrada en mi plato.

—¿Qué sucedió ayer? —pregunté tratando de resolver el dilema.

—Tuviste una cita con Zack —respondió emocionada.

—¿Y luego? —

—Regresaste cansada y te fuiste directo a dormir —comentó— ¿Por qué tantas preguntas?

—Es que... —Justo en ese momento tocaron la puerta interrumpiendo la conversación.

Mamá abrió dándole la bienvenida a Zack.

—Hola Sam, ¿lista para irnos a clase? —

—¡Esperen! ¿Qué está sucediendo? —exprese llena de dudas—Zack ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías enojado.

Este me miró desconcertado y se cruzó de brazos.

—¿Por qué debería estarlo? —