Intervención

Ya que era un sueño, aproveche de decirle unas cuantas verdades en su cara.

—¿Por qué eres tan arrogante conmigo? ¡Apuesto a qué con tus otras chicas no eres así! ¿Por qué eres malo? —protesté.

Este me miró y apretó mis nalgas para luego reírse a carcajadas.

—Mira quién habla —bufo—Tú también eres mala.

—¿Yo por qué? —dije mordiéndole el labio.

—Me excitas y a la final te retractas y te alejas —

A continuación tomo mi mamo y la llevo hasta su miembro para qué notará su consistencia.

—¿Ves? No es justo Sam, mira como me lo pones y tu sin más te alejas de mi —

—Porque tú simplemente me quieres usar para luego desecharme —recalque— Sé muy bien que huiras cuando me entregue a ti.

Este solo ignoro mi comentario y me beso.

—Es que podemos saciar nuestra calentura —

—Por eso me quieres ¿solo para saciar tu calentura? —dije de manera sarcástica.

Lo tomé fuerte del cabello y lo miré de cerca.

— Tarde o temprano el que sale perdiendo aquí eres tú, porque para mí el sexo me da igual, en cambio, tú tienes que saciarte para poder apagarte —informé.

Terminando de decir eso, me volteo y quedó encima de mí.

—No te da igual, solo que aún no lo has probado, cuando pase será otra cosa y tu estúpida mentalidad habrá cambiado —

Y unimos nuestras bocas. Su lengua jugaba con la mía mientras que con su mano acariciaba la parte de atrás de mi cuello.

—Tú quieres amor, yo solo quiero placer —comentó—Son dos cosas muy diferentes Sam.

—¿Y por qué no ambas? —contradije a la vez que trataba de calmar mi respiración.

—Que pretendes, que seamos novios, que te tome de la mano, vayamos al cine y te haga el amor ¡Por favor! —bufo—¡Qué pendejada!

Trato de besarme, pero yo lo esquivé. Esto no tenía caso, ni siquiera por ser un sueño.

—Quiero despertar —

—¿Qué mierda? —dijo toscamente.

—Dije ¡Que quiero despertar! No quiero estar en este ridículo sueño —protesté.

De inmediato él se esfumó como si fuese un humo negro, y volví a mi realidad.

La luz entraba por la ventana, y la alarma sonó. Me senté quedándome ahí por un par de minutos.

—¡Hasta en mis sueños también eres un terco, odioso, orgulloso e idiota Max! —

La puerta se abrió y mamá entró cargando la cesta de la ropa sucia.

—¿Quién es Max? —preguntó con mucho interés.

¡Rayos! Había escuchado lo que dije.

—Este bueno, mamá... El muñeco de acción Max Steel recuerdas, jugaba con el cuándo era niña y siempre conquistaba a Barbie con sus encantos—mentí—y bueno recuerdo que era un mujeriego y nunca se decidía por Barbie, sino que las quería a todas.

La cara de mamá al escuchar ese relato le causó risa, y esta me la contagio.

—Disculpa mamá es que soñé con él y al parecer hable dormida —dije entre risas.

—¡Que sueños tan locos los tuyos! El desayuno está listo, prepárate que se te va a ser tarde —

Afirme y salte de la cama. Me di una ducha y luego me puse algo simple: Pantalones vinotintos rotos en las rodillas, un top crop blanco y unos cómodos converses negros. Por último agregue la chaqueta de Blue Jean y listo.

Luego de comer, mamá me llevó hasta el instituto. Entre a mi aula y lo que vi me pareció muy impresionante.

Las chicas faltantes de clase estaban ahí, pero todas ya hacían dormidas sobre sus pupitres inclusive Astrid.

Me senté sin hacer ruido, y observé a Olivia que estaba a mi lado. Había cambiado mucho, su tonalidad de cabello, su rostro ya no era redondo y regordete, sino demacrado, se le veían los ojos hundidos por las ojeras.

—¿Estás bien? — me atreví a preguntar.

Está me miro, ni siquiera una luz se cruzó en sus iris de color verde. Afirmó levemente y cerró los ojos.

Cuando el profesor Mitchael dio su entrada todas las víctimas del terrible sueño hicieron un gran esfuerzo para poder prestar su atención a la clase y ya cuando el timbre sonó para la hora de comer cada una de ellas salieron con el ánimo por los suelos.

—¿Señor Mitchael que está sucediendo? —pregunté por tanta conmoción—¿Las chicas aún siguen enfermas?

—No, para nada señorita Walas ¡Que tenga bonita tarde! —dijo saliendo apresuradamente.

¿Acaso no se daba cuenta de que algo pasaba? ¿O es que yo era la única paranoica aquí?

Suspiré y fui al comedor. Pedí algo para comer y cuando voltee para escoger una mesa me lleve la gran sorpresa del año.

Astrid se hallaba con Dash en una mesa y junto a ella había más chicos que no eran del instituto.

¿Cómo los dejaron pasar? ¡Ellos ni siquiera eran de aquí!

Lo peor fue cuando vi a Max sentado con una porrista en sus piernas. La rubia acariciaba su cabello, mientras se susurraban cosas y el colmo fue, cuando se besaron jugueteando entre ellos.

Sentí que me llenaba de enojo, entonces tomé la bandeja y gire llevándome por delante a Zack volteándole casi la mitad de la sopa encima. Ahora todos tenían la atención en mi.

—¡Dios! Lo siento muchísimo Zack —dije tomando un par de servilletas para limpiar el desastre en su camisa.

—¡Échale agua o tal vez con más sopa se le quite! —grito Max desde el otro lado del comedor, lo que provocó que la multitud se riera.

Lo mire con desprecio, tome a Zack por la mano y lo lleve a los tomaderos de agua que estaban en el patio.

—No te preocupes Sam en serio —dijo este agarrando mis manos mientras le limpiaba.

—¿Estaba Caliente? ¿Te queme? —pregunté desesperada.

—No, no... En serio linda, estoy bien —

—Soy una estúpida —dije al mismo tiempo que votaba las servilletas que había usado.

—¡Ey! No te juzgues así — susurro mirándome y envolviendo sus manos con las mías—Es mi culpa, yo quería llegarte silenciosamente y sorprenderte.

—¡No! ¡Es que toda la culpa la tiene él! —solté de repente.

—Perdona ¿De quién? —dijo Zack confundido.

Otra vez había hablado de más. ¡Debilidad mía!

—De nadie... Solo que me sorprendí porque vi unos sujetos que no son del instituto en el comedor y mi amiga se encontraba con ellos —

—¡Es cierto! ¿Quienes serán? —

—¡Unos idiotas! En especial uno que... —

—Espera Sam ¿Los conoces? —interrumpió este, al mismo tiempo que me di cuenta que había metido la pata.

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