Misterio

Sin embargo, mi mente me engaño, puesto que al girarme vi a Zack frente a mí.

—Hola Sam —dijo con ambas manos metidas en sus bolsillos mostrando algo de timidez.

Parecía diferente, o yo comenzaba verlo así porque ya no lo veía con ojitos de frenética enamorada.

—Ah... Hola Zack —dije con indiferencia.

—Me quería disculpar por lo de la otra noche. La verdad fui un idiota... Tome mucho alcohol y me dieron unas pastillas que me sacaron de mis cabales —explico—Fui un completo cretino.

Al menos lo admitía y no como Max con su gran ego.

—Pues sí... Ya que, no te preocupes —dije pasándole, por un lado.

No obstante él se atravesó. Me miraba de forma penosa como si estuviese a punto de decir un discurso importante.

—Sam... Estoy muy arrepentido, por eso quisiera invitarte a salir —propuso—Quisiera demostrarte que no soy de la manera en como te trate en la fiesta.

—No hay necesidad de que me demuestres nada —sugerí.

—Es que, también te invito a salir porque quiero, y porque quiero conocerte —

La otra Sam de hace días se habría vuelto loca por esta propuesta, sin embargo, esta Sam le daba igual.

—No puedo, estoy castigada y no me dejan salir. Sé que soy mayor de edad, pero me gusta obedecer a mi madre —

—¡Entiendo! ¿Cuándo se acaba el castigo? —preguntó curioso.

—Aún no lo sé —respondí.

Este me miró ya dándose por vencido hizo un gesto con la mano en señal de despedida y comenzó a caminar a paso lento, lo que conllevó que me llegara a la mente la frase “Otro soldado derrotado"

Fue entonces que sentí compasión por él y le dije:

—Tienes para anotar mi número, así te avisaré cuando puedo salir —

El brillo de felicidad volvió a su rostro, sacó su teléfono y rápidamente anotó el mío.

—Gracias Sam —

Escuche que mamá venía cerca me despedí y fui a su encuentro.

—¿Qué pasó con la leche? —

—Aquí está mamá... Escogía por el precio por eso fue que me tarde un poco. Mejor ya vamos a pagar —recomendé.

Al terminar con las compras y acomodar todo en la maletera, mamá dio marcha de vuelta a casa.

—Tú crees que no me di cuenta, pero te vi hablando con un chico — dijo mientras se paraba frente a un semáforo en rojo.

Eso me sorprendió, mamá realmente era ágil.

—Sí, es un chico del instituto. Me invitaba a salir; sin embargo, le dije que estaba castigada —recalque—No voy a desobedecerte de nuevo.

Esta me miro, y paso una mano sobre mi cabello.

—Bien, si haces todo a la perfección, te dejo salir el fin de semana que viene —comentó—Tampoco quiero ser una Hitler en tu vida. Solo me da miedo que te corrompas.

—¿Corromperme? ¿Por quién? —

De pronto como si fuese una señal, un mustang negro se posicionó a lado de nosotras con su fuerte música de AC/DC - Highway to Hell.

Vi el brazo tatuado de Max saliendo por su ventana y con un cigarrillo en la mano. Este lo dejó caer al piso y sin importarle el semáforo aceleró a toda velocidad.

—¡Mira ese loco! —dijo mamá asustada—Por eso hay tantos accidentes en esta ciudad.

—Es un idiota —Solté—¡Y un cretino!

Si no fuese porque ella que me miró de forma desconcertada habría seguido desahogándome.

Mamá tenía razón, Max era tan tóxico que me corrompía por completo. Lo mejor sería seguir con mi vida como de costumbre y olvidar que alguna vez lo conocí.

Llegando a casa recibí un mensaje de Zack, y tuvimos una plática agradable. Por un momento se me olvido el dicho problema que cargaba, pero todo terminó cuando llegué a mi cuarto.

La pulsera que le pertenecía a Max estaba sobre la cama.

—¿Qué hace esto aquí? —dije recordando que anteriormente la había puesto dentro del cajón.

Fui asegurarme que la ventana estuviese cerrada y si lo estaba. ¡Entonces como rayos se encontraba esto fuera de su lugar!

—Tranquila debiste ser tú inconscientemente que la tomaste y... ¡No enloquezcas! —

Tome la pulsera y la guarde en una caja encima del closet.

Luego de una tarde de chicas con mamá me fui a dormir y como toda supersticiosa cerré muy bien la ventana. Apague la luz y encendí mi pequeña lámpara en forma de rosa.

Le escribí a Zack que ya me iba a dormir y con un "Descansa" se despidió de mí.

Trataba de conciliar el sueño, pero no podía. Gire y abrí los ojos en medio de la oscuridad, está se iluminaba con un poco de luz que mi pequeña lámpara emitía.

Fue ahí que me percate que detrás de la puerta había algo o alguien.

No me quise mover, tenía mucho miedo ni siquiera para tomar el teléfono y alumbrar rápidamente.

Al principio se veía como un espectro alto y borroso, pero luego cuando surgió de entre la sombra vi a Max, sin camisa y con sus jeans roteados de costumbre.

¡No podía estar aquí! Simplemente lo estaba imaginando. Entonces apreté ambos ojos y cuando volví a ver, este se hayaba cerca de mí.

Su cálido vapor chocaba contra mi boca. Traté de hablar pero me silencio con un beso.

—¿Estás pensando en mí? —murmuró.

Negué con la cabeza, mientras trataba de recuperarme por el repentino beso.

—No te preocupes Sam, esto es un sueño. Aquí puedes hacer lo que se te antoje —

—¿Cómo sé que no es un sueño y que en realidad estás aquí? —

Él sonrió, de pronto las cosas en mi cuarto comenzaron a levitar.

—Acaso esto sucede en la vida real —dijo mientras volvían las cosas a su sitio.

Me senté y este puso ambas manos a mis lados para luego aproximarse más.

—Podemos hacer lo que queramos aquí —susurro— Solo tú y yo Sam.

Sentí de nuevo el hormigueo repentino, era un sueño. Cuando despertará esto ya habría acabado.

Entonces de un impulso me levante y me senté en sus piernas mirándolo fijamente. Este me rodeo con sus brazos y me beso, al mismo tiempo que enredaba mi mano en su cabello.

—Vamos disfrutar un poco Sam —dijo Max mordiendo mi oreja.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***