Capítulo 17: Caballero Negro

Capítulo 17: Caballero Negro

La Orden del Wyvern Rojo era una de las más famosas y poderosas de todo el Imperio Cross, su principal característica consistía en el nulo interés político que mostraban durante las cortes imperiales. Sin embargo, ellos valoraban demasiado su propia reputación como guerreros implacables y por esa misma razón, muchas personas los veían como bastardos belicosos que se excusaban con el honor y la gloria para cometer actos barbáricos.

Acorazados con armaduras negras, y entrenados hasta el límite de la capacidad humana, estos caballeros eran una fuerza demoledora en combate.

Los jinetes que cabalgaban por el campamento militar no eran la excepción.

3 hombres y 2 mujeres se dirigían directo a la casa de campaña del Gran Duque Carlos II, pues traían consigo noticias directas de la capital y una nota especial donde mostraban los futuros refuerzos que vendrán para mejorar la campaña fronteriza del oeste. Todos ellos, caballeros del wyvern rojo entrenados y preparados para la batalla.

Aquella debía ser una misión fácil.

Entregar los documentos y esperar a la fuerza principal para integrarse con los demás caballeros. Nada del otro mundo.

Y sin embargo, cuando los jinetes escucharon los gritos de ayuda, solo uno de ellos se detuvo para investigar.

—¿Qué haces? —Le preguntó el líder de los mensajeros, un caballero de edad avanzada y mirada firme. Portaba la armadura negra de su orden y en el peto, yacía bordado un wyvern rojo junto a un escudo de armas triangular.

—¿No lo escucharon?, parece que hay problemas.

—Siempre hay problemas, no podemos detenernos por cada grito de mocoso que escuchamos. —El caballero líder bufó sin mayor interés, luego, se levantó el visor para darle a su compañero una pequeña reprimenda —. Ya deberías saberlo, Sir Kay.

—Lo sé, pero no puedo dejar a alguien en problemas. No es el camino del caballero… —El nombre del muchacho era Sir Kay…

Futuro Héroe de Cross y probablemente, la segunda persona más importante de la nación después de la mismísima Agnes I.

Sin embargo, en estos tiempos, Sir Kay aún era un chico inocente de 19 años que todavía creía en el código de caballería.

—Aún eres joven. —Una de las mujeres que cabalgaba con ellos le mostró una sonrisa piadosa, como si estuviese viendo a un niño, en lugar de un hombre —. Haz lo que quieras, nos veremos allá.

—¿Está bien? —cuestionó el caballero idealista.

—Bah, da igual que vengas o no, te veremos en la casa de campaña. No tardes mucho.

—Muchas gracias, compañeros. —El joven Sir Kay les devolvió la sonrisa, luego, suspiró profundamente y tiró las riendas de su montura en dirección al grito desesperado.

Para el futuro héroe, el ignorar a una persona en apuros le era inadmisible.

Tenía el cabello negro lacio, ojos oscuros y piel blanca, no era nada musculoso, pero tenía muchísima fuerza por estar cargando siempre la armadura de placas.

Sir Kay se puso el gran yelmo para verse más intimidante y sin más demora, llegó al encuentro justo a tiempo.

Había un criminal atacando a un par de niños y peor aún, a punto de violar a una jovencita inocente. Con solo ver este acto, los nervios de Sir Kay casi explotaron, el joven se bajó del caballo y encaró al miserable que se divertía con el dolor ajeno.

Y finalmente, lo retó a duelo.

—¿Por qué debería de aceptar? —cuestionó el mercenario.

Ciertamente lucía perturbado, una cosa era joder niños y otra, muy diferente, meterse con un caballero entrenado.

—Porque si no lo haces, llamaré a los guardias y te atraparán. El castigo para los violadores es la muerte, ¿ya lo sabías, cierto?

—No me atraparán.

—Claro que sí —argumentó Sir Kay —. Me basta con gritar una sola vez, podrán haber ignorado a los niños, pero la palabra de un caballero tiene más peso.

—Me pides un duelo, pero no sería nada justo para mí, tú tienes una armadura de placas y mi espada no es capaz de atravesarla. Ni siquiera sería un duelo, solo una ejecución. —Al verse acorralado, el mercenario intentó apelar al sentido del honor. Una medida realmente desesperada.

Sus ojos se abrieron en par, sudaba por toda la frente y se la pasó volteando hacia ambos lados, para ver si podía salir corriendo.

Pero no lo hizo.

A pesar de no verle la cara, el desertor sintió la ira de Sir Kay por debajo del yelmo negro.

—¿Por qué debería tener honor contigo?, estabas a punto de violar a una niña, por el amor de Dios. Sin embargo, tienes razón, no sería un duelo si no puedes defenderte a ti mismo. —Sir Kay se acercó a la silla de montar, allí tenía una bolsa grande donde guardaba repuestos de la armadura y armas secundarias —. Toma esto.

El caballero negro le entregó una maza de acero.

Medía cerca de 87 centímetros y su cabeza tenía la forma de un pico de ave.

Un arma ideal para enfrentar a un caballero acorazado.

—Eres un idiota. —El desertor tomó la maza con su mano derecha, posteriormente, se sacó el escudo de la espalda y lo empuñó con la izquierda —. Jamás había conocido a un tonto como tú, acabas de firmar tu sentencia de muerte.

—Un duelo debe ser justo, si las posibilidades del contrario son cero, entonces no es diferente a una ejecución. Así es el honor de los caballeros.

—El honor te matará, muchacho. —Tras decir eso, el mercenario se colocó en posición de combate: Escudo al frente y maza por arriba de su cabeza, la típica postura de los soldados imperiales al momento de entablar combate cuerpo a cuerpo.

—Apártense, niños. —Jared ayudó a Roma a levantarse, la pequeña aún estaba mareada y apenas se dio cuenta de lo que sucedía.

Por un instante, creyó que Sir Balian había vuelto a salvarla, pero al escuchar la voz de su salvador, rápidamente descartó la idea. Sonaba mucho más joven y heroico.

—Sí señor —respondió Jared, mientras apartaba a Roma de los duelistas.

—Terminemos esto.

Sir Kay desenfundó su espada y encaró al mercenario cara a cara.

Roma giró su cabeza de un lado a otro para recuperarse de los mareos y así apreciar el duelo. No era la primera vez que veía uno en persona, en el pasado, Isolde se batió contra diferentes enemigos para reafirmar su autoridad como segunda al mando.

El mundo que la rodeaba era cruel y ella lo sabía.

Jared, por otro lado, jamás había visto pelear a un caballero, él solo escuchaba historias lejanas, leyendas y canciones que se tocaban durante las caravanas. Ver en persona a un guerrero acorazado le hizo sentir nervioso, pues las imágenes que tenía en su mente, no se comparaban en nada con la realidad.

Ambos contendientes se quedaron viendo durante unos segundos, el tiempo pareció detenerse y el sonido del viento era lo único que podían escuchar.

Una pequeña multitud se juntó para observar el enfrentamiento, no tenían intenciones de interrumpirlos. Después de todo, un duelo legal lanzado por un caballero solo podía detenerse bajo la palabra de un noble mayor y en ese momento, no había ninguno.

Sir Kay dio un paso adelante, pero no lanzó ningún ataque, continuó con su guardia frontal y a la espera de un movimiento enemigo.

El mercenario tampoco se movió, continuó con su escudo en alto y caminó hacia el costado derecho, sin separarse mucho del caballero negro.

Cualquier error significaba la muerte.

—¡Vamos! —Sir Kay decidió atacar primero.

El joven caballero lanzó un tajo descendente contra la cabeza del mercenario, éste, sin embargo, usó su escudo triangular para bloquear el golpe.

CRASH.

Las astillas salieron volando por el impacto, pero no se rompió, ni sufrió daños serios.

—¡Muere! —La maza de acero dibujó un arco vertical que amenazó con destrozar el cráneo de Sir Kay. No obstante, la velocidad del caballero superó sus expectativas.

Retrocedió rápidamente y de inmediato, embistió a su enemigo con una serie de cortes y estocadas veloces.

Uno tras otro, el escudo absorbía los golpes como podía, pero conforme pasaban los segundos, claramente se notaba más desgastado e inestable. Fue una ráfaga brutal, a pesar de tener muchos kilos de metal encima, la velocidad de Sir Kay superaba con creces a la del mercenario ligero.

El pobre solo podía usar su escudo para defenderse.

“Subestimé su capacidad”

  Luego de 6 impactos, el mercenario decidió contraatacar golpeando con su mismo escudo a la cabeza del enemigo. Y de nuevo, falló, el peso del arma improvisada le hizo tambalearse hacia adelante, señal que aprovechó Sir Kay para lanzar un tajo descendente contra su hombro izquierdo.

“¡Puta madre!”

Y ya sea por un milagro divino.

O verdadera habilidad, el mercenario rodó por el suelo en el último segundo, esquivando así a la pesada hoja del caballero. De inmediato, se reincorporó y encaró a Sir Kay con severo temor en sus ojos.

—¡No escaparás! —Apenas se paró y Sir Kay ya estaba atacándolo de nuevo con una estocada frontal.

La punta amenazó con clavarse sobre la panza del matón.

Y de nuevo, falló.

En lugar de usar el escudo, prefirió devolverle el golpe con la maza, impactando así metal contra metal, hasta llevar la batalla a un punto muerto.

Las cosas no pintaban nada bien para el desertor.

Hasta el momento, sus únicas acciones habían sido defensivas y en cierto modo, milagrosas.

Sir Kay no lucía cansado, a pesar de tener ese yelmo oscuro tan tenebroso e intimidante, el futuro héroe no emitía ninguna señal de cansancio, ni tampoco inseguridad. Todos sus movimientos iban con un instinto asesino tan calmado, que cualquiera podría confundirlo con un entrenamiento.

El mercenario, por otro lado, jadeaba peor que un perro con sobrepeso, el tipo se la pasó levantando su escudo para tenerlo listo en caso de un segundo golpe. Ni siquiera intentó atacarlo, a diferencia de Sir Kay, no tenía cómo esquivar un contraataque. Decidió apostarlo todo por una contra letal, pues a diferencia de la espada bastarda, una buena maza solo requería un golpe durísimo en la cabeza para ser mortal.

Sir Kay, en cambio, continuó usando la guardia estándar, pues de nada le serviría cambiar a la guardia del dragón contra un enemigo ligero.

Luego de un intercambio más, ambos se quedaron viendo fijamente.

El caballero ocultaba su rostro y aquello le daba cierta ventaja psicológica, por otro lado, el mercenario quería cagarse en los pantalones. Su semblante aterrado y nervioso, era muy parecido al de Roma hace unos instantes, menuda justicia poética.

—Es hora de terminar. —Sir Kay avanzó 2 pasos en dirección al mercenario, pero éste no se movió. Sus ojos yacían centrados en la hoja de acero y los hombros del guerrero acorazado, un análisis decente para un luchador de medio pelo como él. Desgraciadamente, su oponente no era ningún borracho de cantina, o soldado mal educado…

¡Era todo un caballero entrenado!

La mirada de su enemigo estaba tan centrada en su parte posterior (hombros, torso y espada), que descuidó totalmente las extremidades más poderosas del cuerpo humano… ¡Las piernas!

Esos pasos no fueron para intimidarlo, en su lugar, se comió la distancia que los separaba y sin más demora, Sir Kay pateó el escudo triangular con su pierna derecha. La maniobra dejó al matón sin aliento, pues vio cómo su única protección era empujada hacia atrás y peor aún, lejos de su costado izquierdo.

Lo que pasó después fue hermoso, desde un retorcido punto de vista.

La hoja metálica dibujó un arco descendente contra el brazo zurdo del mercenario y sin ninguna dificultad, lo cercenó.

SLASH.

Un pequeño torrente de sangre salió disparado desde el muñón. La extremidad cayó al suelo junto con el escudo, mientras un terrible charco rojizo manchaba el frío suelo matutino.

—AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Los gritos desgarradores del mercenario fueron espantosos, incluso Roma sintió algo de lástima por la brutalidad del asunto.

Incapaz de mantenerse en pie por el dolor agobiante, el mercenario cayó de rodillas y al mismo tiempo, soltó la maza. Con esto, el duelo había terminado, pero no la ejecución.

—Cállate. —Sin mayor piedad, Sir Kay decapitó al matón de un solo tajo, matándolo al instante y acallando sus lamentos.

Los presentes no dijeron nada, se quedaron horrorizados por la violencia del momento. Aun así, el caballero simplemente guardó su espada en la funda de cuero y tomó la maza ensangrentada que le prestó al difunto desertor.

—E-Ese es el poder de un verdadero caballero —murmuró Jared, aún incrédulo por el espectáculo que presenció.

—¿Están bien? —Sir Kay se acercó a los niños para verlos fijamente, éstos, sin embargo, retrocedieron instintivamente.

—Sí, lo estamos, muchas gracias… —susurró la pequeña Roma —. Gracias por salvarme.

—Gracias, señor caballero… —Jared estaba boquiabierto, la silueta del guerrero acorazado y repleto de sangre causó gran impresión en él. Parecía una figura divina, como las estatuas que decoraban los templos del creador.

—¿Pueden volver a casa?

—Sí, podemos caminar —respondió Roma —. No queremos causar más problemas.

—Muy bien, tengan cuidado. —Y tras decir eso, el caballero volvió a su destrero.

En cuanto se fue, los testigos corrieron rápidamente al cuerpo destrozado y hurgaron como viles carroñeros algún tesoro que pudiese poseer.

Este lamentable saqueo, sin embargo, no lo vieron Roma y Jared, ya que rápidamente tomaron sus cosas del suelo y volvieron al campamento de los Lirios Negros.

Ellos nunca se enteraron de la identidad del caballero negro, tampoco preguntaron su nombre y en cierto modo, fue mejor así.

6 años después, el nombre de Sir Kay sería conocido por todo el Imperio Cross.

Capítulos
1 Introducción
2 Capítulo 1: Contrato
3 Capítulo 2: Familia
4 Capítulo 3: Guerra del Cielo Rojo
5 Capítulo 4: Negociación
6 Capítulo 5: Vientos nuevos
7 Capítulo 6: Entrenamiento físico.
8 Capítulo 7: Entrenamiento marcial
9 Capítulo 8: Malas noticias
10 Capítulo 9: Advertencia
11 Capítulo 10: Antesala
12 Capítulo 11: La noche
13 Capítulo 12: La Batalla de los Mercenarios, preludio.
14 Capítulo 13: La Batalla de los Mercenarios, contendientes.
15 Capítulo 14: La Batalla de los Mercenarios
16 Capítulo 15: La Batalla de los Mercenarios, consecuencias.
17 Capítulo 16: El chico
18 Capítulo 17: Caballero Negro
19 Capítulo 18: Miedo
20 Capítulo 19: Daños
21 Capítulo 20: Sueños
22 Capítulo 21: Vida en el campamento militar
23 Capítulo 22: Un día con Isolde
24 Capítulo 23: Un día con Sir Balian
25 Capítulo 24: Refuerzos Imperiales
26 Capítulo 25: La otra cara de la moneda
27 Capítulo 26: Tensión aliada
28 Capítulo 27: Comunicación
29 Capítulo 28: Motivos y curiosidades
30 Capítulo 29: Capitán
31 Capítulo 30: Torneo
32 Capítulo 31: Caballero vs Mercenario
33 Capítulo 32: Orden Blanca
34 Capítulo 33: Información no clasificada.
35 Capítulo 34: Nobles
36 Capítulo 35: Paraíso perdido
37 Capítulo 36: Escape desesperado
38 Capítulo 37: Futuro
39 Capítulo 38: La Orden del Ala Rota
40 Capítulo 39: El corazón de Temujin
41 Capítulo 40: Partida
42 Capítulo 41: La Batalla del Infierno Sangriento/preludio.
43 Capítulo 42: La Batalla del Infierno Sangriento/Contendientes.
44 Capítulo 43: La Batalla del Infierno Sangriento/Vanguardia
45 Capítulo 44: La Batalla del Infierno Sangriento/Falange imperial
46 Capítulo 45: La Batalla del Infierno Sangriento/Contraataque
47 Capítulo 46: La Batalla del Infierno Sangriento/ Al límite
48 Capítulo 47: La Batalla del Infierno Sangriento/Héroes Bajo Fuego
49 Capítulo 48: La Batalla del Infierno Sangriento/Conclusión
50 Capítulo 49: La Batalla del Infierno Sangriento/Consecuencias
51 Capítulo 50: Heridas imborrables
52 Capítulo 51: Ascenso forzado
53 Capítulo 52: Otra cara
54 Capítulo 53: Viejos pecados
55 Capítulo 54: Primera cita
56 Capítulo 55: Mercenarios negociando
57 Capítulo 56: CAOS
58 Capítulo 57: Muerte inminente
59 Capítulo 58: Asedio, resentimiento y silencio
60 Capítulo 59: Ironía
61 Capítulo 60: Estrategia celestial
62 Capítulo 61: Las semillas de un conquistador
63 Capítulo 62: Camino sangriento
64 Capítulo 63: Alzamiento definitivo
65 Capítulo 64: Paz futura
66 Capítulo 65: Sueño cumplido
67 Capítulo 66: La última sonrisa
68 Capítulo 67: La elección más importante
69 Capítulo 68: Conocer los riesgos no es lo mismo que aceptarlos
70 Capítulo 69: Estrategia de batalla
71 Capítulo 70: La Batalla de la Carga Definitiva/Preludio
72 Capítulo 71: La Batalla de la Carga Definitiva/Contendientes
73 Capítulo 72: La Batalla de la Carga Definitiva/Asalto Final
74 Capítulo 73: La Batalla de la Carga Definitiva/Duelo de Ingenio
75 Capítulo 74: La Batalla de la Carga Definitiva/Avanzar o morir
76 Capítulo 75: La Batalla de la Carga Definitiva/Duelos a muerte
77 Capítulo 76: La Batalla de la Carga Definitiva/Resolución
78 Capítulo 77: Venganza
79 Capítulo 78: …
80 Capítulo 79: Consecuencias finales
81 Capítulo 80: Derrota y muerte
82 Epílogo: Una vida sin ti
Capítulos

Updated 82 Episodes

1
Introducción
2
Capítulo 1: Contrato
3
Capítulo 2: Familia
4
Capítulo 3: Guerra del Cielo Rojo
5
Capítulo 4: Negociación
6
Capítulo 5: Vientos nuevos
7
Capítulo 6: Entrenamiento físico.
8
Capítulo 7: Entrenamiento marcial
9
Capítulo 8: Malas noticias
10
Capítulo 9: Advertencia
11
Capítulo 10: Antesala
12
Capítulo 11: La noche
13
Capítulo 12: La Batalla de los Mercenarios, preludio.
14
Capítulo 13: La Batalla de los Mercenarios, contendientes.
15
Capítulo 14: La Batalla de los Mercenarios
16
Capítulo 15: La Batalla de los Mercenarios, consecuencias.
17
Capítulo 16: El chico
18
Capítulo 17: Caballero Negro
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Capítulo 18: Miedo
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Capítulo 19: Daños
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Capítulo 20: Sueños
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Capítulo 21: Vida en el campamento militar
23
Capítulo 22: Un día con Isolde
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Capítulo 23: Un día con Sir Balian
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Capítulo 24: Refuerzos Imperiales
26
Capítulo 25: La otra cara de la moneda
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Capítulo 26: Tensión aliada
28
Capítulo 27: Comunicación
29
Capítulo 28: Motivos y curiosidades
30
Capítulo 29: Capitán
31
Capítulo 30: Torneo
32
Capítulo 31: Caballero vs Mercenario
33
Capítulo 32: Orden Blanca
34
Capítulo 33: Información no clasificada.
35
Capítulo 34: Nobles
36
Capítulo 35: Paraíso perdido
37
Capítulo 36: Escape desesperado
38
Capítulo 37: Futuro
39
Capítulo 38: La Orden del Ala Rota
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Capítulo 39: El corazón de Temujin
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Capítulo 40: Partida
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Capítulo 41: La Batalla del Infierno Sangriento/preludio.
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Capítulo 42: La Batalla del Infierno Sangriento/Contendientes.
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Capítulo 43: La Batalla del Infierno Sangriento/Vanguardia
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Capítulo 44: La Batalla del Infierno Sangriento/Falange imperial
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Capítulo 45: La Batalla del Infierno Sangriento/Contraataque
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Capítulo 46: La Batalla del Infierno Sangriento/ Al límite
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Capítulo 47: La Batalla del Infierno Sangriento/Héroes Bajo Fuego
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Capítulo 48: La Batalla del Infierno Sangriento/Conclusión
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Capítulo 49: La Batalla del Infierno Sangriento/Consecuencias
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Capítulo 50: Heridas imborrables
52
Capítulo 51: Ascenso forzado
53
Capítulo 52: Otra cara
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Capítulo 53: Viejos pecados
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Capítulo 54: Primera cita
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Capítulo 55: Mercenarios negociando
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Capítulo 56: CAOS
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Capítulo 57: Muerte inminente
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Capítulo 58: Asedio, resentimiento y silencio
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Capítulo 59: Ironía
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Capítulo 60: Estrategia celestial
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Capítulo 61: Las semillas de un conquistador
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Capítulo 62: Camino sangriento
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Capítulo 63: Alzamiento definitivo
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Capítulo 64: Paz futura
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Capítulo 65: Sueño cumplido
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Capítulo 66: La última sonrisa
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Capítulo 67: La elección más importante
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Capítulo 68: Conocer los riesgos no es lo mismo que aceptarlos
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Capítulo 69: Estrategia de batalla
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Capítulo 70: La Batalla de la Carga Definitiva/Preludio
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Capítulo 71: La Batalla de la Carga Definitiva/Contendientes
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Capítulo 72: La Batalla de la Carga Definitiva/Asalto Final
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Capítulo 73: La Batalla de la Carga Definitiva/Duelo de Ingenio
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Capítulo 74: La Batalla de la Carga Definitiva/Avanzar o morir
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Capítulo 75: La Batalla de la Carga Definitiva/Duelos a muerte
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Capítulo 76: La Batalla de la Carga Definitiva/Resolución
78
Capítulo 77: Venganza
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Capítulo 78: …
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Capítulo 79: Consecuencias finales
81
Capítulo 80: Derrota y muerte
82
Epílogo: Una vida sin ti

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