Santiago cae por el portal en el pasto junto a los demás.
-¿qué pasó Santi?-, pregunta Verónica.
Éste, con la voz temblante y los ojos duros, contesta -la mataron…-.
Ludmila, sorprendida, -¿vos la viste?-.
-si… la sangre salpicó toda la oficina-, luego se sienta.
Todos toman un lugar en el pasto para descansar, y en el centro, Silvio aún desmayado.
-¿Alguien sabe dónde estamos?-, pregunta Ludmila mientras mira en todas direcciones, pero ninguno contesta ya que están igual de perdidos que ella.
Algunas horas más tarde, Ludmila, Verónica y Carlos vuelven de buscar provisiones por las casa aledañas, ya que se encontraban en una plaza. Santiago todo el tiempo se mantuvo petrificado observando a la nada, como si un pensamiento se robara su atención.
Verónica se acerca a él, acaricia su cabeza, y pregunta -¿Estás bien San?-.
Éste adopta una voz reflexiva y contesta -cuando mi mamá se transformó en ese monstruo comencé a matar personas… maté mucha gente… me movía por el deseo de no dejar morir a mi madre… pero nunca me puse a pensar en lo que las personas que mataba dejaban en el camino… un hijo… una madre… una familia…-.
-lo se… estuve con vos… ya hablamos de esto…-, se sienta a su lado.
-si… es que… Elizabeth…-, la mira a los ojos y sigue -antes de que crucemos el portal Elizabeth dijo que ese sería su castigo… que había hecho cosas que la avergonzaban…-.
-si la escuché… pero el tuyo no tiene que ser el mismo destino que el de ella-.
Él vuelve a la postura anterior y murmura -ojala pague por lo que hice…-.
Silvio comienza a moverse, primero se lleva las manos a la cabeza, adopta una posición fetal, y luego abre los ojos. El grupo se acerca a él. Lentamente se va sentando mientras pregunta -¿Dónde estamos?-.
-en la tierra… regresamos-, contesta Verónica.
Silvio observa a todos, mira el paisaje alrededor, intenta pararse con dificultades, pero lo consigue con ayuda de Carlos y pregunta -pero… ¿cómo fue que llegamos acá?, ¿Cómo lograron volver?-.
-nos ayudaron-, contesta Carlos.
-¿Jack?-, pregunta.
-y Elizabeth…-, contesta Verónica.
Silvio abre los ojos sorprendido, mira fijo a Verónica y dice -Eli…zabeth… ¿Mi Elizabeth?-.
-si ella nos abrió el portal para poder volver-.
-¿y qué pasó con ella?-, pregunta nervioso.
Todos lo miran a Santiago, este aprieta sus labios y observa al suelo, luego levanta la cabeza y titubeando contesta -no podría asegurarlo… pero creo que la mataron…-.
Silvio suelta a Carlos bruscamente y comienza a tambalear hasta llegar a Santiago, lo toma del cuello, acerca su rostro al suyo y pregunta -¿como que la mataron?... ¿Qué fue lo que pasó?-.
Sufriendo por el momento Santiago contesta -Los guardias… la comenzaron a golpear al ayudarnos… había mucha sangre…-, y se largó a llorar.
-A Jack también lo agarraron los guardias-, dice Verónica.
Silvio lo suelta y se echa para atrás hasta caerse al suelo, lleva las manos a la cabeza y se queda observando inerte el pasto un largo tiempo.
Santiago, Carlos, Verónica y Ludmila se reúnen para hablar del paso a seguir.
-¿Qué hacemos ahora?... ¿Nos volvemos a casa?-, pregunta Verónica.
-yo no pienso volver sin Nicolás-, dice Ludmila.
-yo tampoco-, acota Santiago.
Carlos sonríe y dice -cuenten conmigo-.
-estoy con ustedes-, exclama Verónica.
Silvio se levanta y camina hacia ellos, llama su atención y dice -chicos… voy a volver a las nubes… tengo que hacerlo-.
-te van a matar… todo el mundo te está buscando…-, contesta Ludmila.
-además seguramente para estas alturas ya debe estar en manos del diablo-, acota Verónica.
Santiago se acerca a él, posa su mano en el hombro y dice -ella seguramente esté bien… y se que te va a estar esperando, pero de nada sirve que vayas y te capturen o te maten-.
-nosotros te podemos ayudar-, dice Carlos.
Silvio lo mira.
-estamos con vos Silvio… somos parte de todo esto-, expresa Santiago.
-no… esto es algo que tengo que arreglar solo… ya cause demasiado problemas-.
-se que la cosa está difícil, pero está difícil para todos…-, dice Carlos.
-ustedes no entienden… abrí los portales para que todo esto pasara, Nicolás murió por mis actos del pasado, le falle a la única mujer que creyó en mí y mi papá se adueñó de un reino…-, se aleja un poco de ellos, -tengo que empezar a solucionar mis problemas-.
Carlos se acerca a él y dice -cuando llegaron los demonios mis papás escaparon… se fueron de la casa… huyeron dejándome solo… no se si están muertos o no… y tampoco se si se fueron por los demonios o por mi… por quien soy…-.
-Yo deje mi casa y me mudé con Santi. Nunca volví a ver a mi familia-, exclama Verónica.
Santiago cabizbajo dice -yo perdí a mi papá y mi hermano… mi mamá se los comió… ustedes saben el resto de la historia…-.
Todos observan a Ludmila esperando que cuente su historia. Ésta suelta el aire por su boca y dice -ok… ok… yo soy un vampiro…-.
Ellos ríen tomando como chiste su confesión, menos Silvio, quien dice -tienen razón…. La desgracia nos une-, refriega su nariz y continúa -vamos al infierno, busquemos a Nicolás, démosle una segunda oportunidad… empecemos a solucionar todo esto-.
-y después de Nico vamos a las nubes!, Nosotros te vamos a ayudar… no estás solo-, dice Santiago.
Silvio sonríe y gesta una mueca de conformidad, de esas que se gestan cuando la esperanza hace acto de presencia en el pecho, esa que nos da la sensación de que todo va a salir bien.
Luego de un rato de preparativos y charla, Silvio, se encuentra en posición para abrir el portal que los lleve al infierno. Levantó las manos, la misma pose que usó en el pasado, se concentró en el destino y comenzó a abrirlo. Cuando lo tenía listo dice -vamos crucen y prepárense para lo que sea que pase-.
Uno a uno comienzan a cruzarlo hasta que en último lugar atraviesa él.
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