Los cinco rescatistas hacen una ronda en la plaza donde salvaron al hermano de Ludmila.
-quiero que me escuchen con atención algunas cuestiones importantes de viajes entre reinos-, dice Silvio observando a los ojos de cada uno de ellos, -primero: no mueran allá por qué van a alterar su aparición predefinida y vaya a saber dónde terminan… segundo, puntualmente hablando del reino de las nubes, allí todo es comprable, todo!, Desde la entrada hasta un pedazo de tierra, un fin de semana… todo!-, se rasca la barbilla y continúa -recuerdo que un demonio cambió sus ojos por una casita allí… tercero mantenganse juntos… vamos salvamos a Nicolás y volvemos nada más-.
-pero estamos seguros que Nicolás está allá-, pregunta Santiago.
-no se…-, contesta el demonio -pero no creo que haya sido tan malo como para ir al infierno-.
-¿y como vamos a ir al reino de las nubes?-, interroga Verónica.
-los demonios tenemos el don de viajar entre reinos, fue pactado en el inicio de los tiempos cuando el equilibrio del universo pendía sobre nosotros-, se arremanga y continúa -después nos desquisiamos y bueno… se fue todo al carajo-. Al concluir alza sus brazos noventa grados, rectos a su mirada, abre las manos mostrando los símbolos tatuados en las palmas y cierra los ojos. Al cabo de unos minutos murmura -el reino de las nubes-, y, al compás de las palabras que emite, comienza a abrirse un portal en frente. Se mantiene en la misma posición hasta que el mismo está acabado. -listo… ya tenemos el portal a las nubes-.
-perfecto-, dice ludmila mientras lo comienza a cruzar.
Todos los demás se quedan quietos en sus posiciones, Silvio los mira y pregunta -¿y ustedes?... ¿Qué están esperando?... Crucen!!-.
Uno a uno comenzaron a cruzar seguidos, en último lugar, por Silvio.
Al llegar, algunos un tanto mareados, se encuentran en una sala de espera con sillas en las cuales se sientan. A su lado había más seres de otros reinos que también esperaban su turno para ser atendidos en las nubes.
Media hora después se abre la única puerta que había en la habitación. De ella se asoma una mujer hermosa, con unos labios rojos e intensos como el fuego, un vestido adornado en diamantes que dejaba ciego el solo pensarlo y una postura que intimidaba hasta al ser más audaz… -Silvio… ¿Qué estás haciendo acá?-, preguntó la bella dama al observar que él se encontraba sentado en espera.
-Gran Elisabeth es un placer volver a verte-, le contesta mientras se levanta de la silla.
-seria un placer si hubieses contestado mi llamado…-,
-si… lo recuerdo… surgieron problemas!, Contratiempos…-, exclama éste un tanto nervioso.
-claro… contratiempos de piernas hermosas y lencería barata… imagino…-.
Silvio sonríe -imaginas bien… no podría mentirle a mi alma gemela-.
Ella entrecierra los ojos -pero qué estás haciendo acá?... No quiero pensar que venís a buscar a tu papá…-
-no… no para nada… él está bien acá… y no es mi papá, se acerca a ella más íntimo -necesitamos pasar a buscar a un muchacho que murió hace unos días-.
Elizabeth observa el panorama, mira a cada uno de los integrantes del equipo, -¿ellos vienen con vos?-.
-si todos-.
Sigue observando, luego mira unas hojas y vuelve a Silvio -pasen… Gran Sisilio los atenderá-.
Todos comienzan a atravesar la puerta, a su lado camina una mutación de insecto, una cucaracha en dos patas y del tamaño de un hombre, pero nadie se percata de ello.
Elizabeth se torna un tanto más sentimental con Silvio y dice -¿todavía guardas el anillo de compromiso?.
-por supuesto-, contesta mientras muestra en su mano izquierda una alianza con la leyenda "E+S".
Ella muestra sus dedos dónde también descansaba su alianza -no me hagas esperar tanto-.
-Hace poco más de un mes salí de una piedra… deja que me ponga al día con ciertas cuestiones y voy a venir a buscarte-, dice Silvio mientras le roba un beso apasionado, luego cruza la puerta.
Al ingresar se encuentra un hombre, detrás de un escritorio, leyendo el diario.
-Gran Sisilio!-, dice Silvio mientras se acerca a él.
Este levanta la cabeza y sorprendido -Silvio!!, ¡Amigo tanto tiempo!-, deja el diario, se pone de pie y lo abraza, -¿como estás?-.
-Bien bien… muy bien…-, exclama Silvio.
-Recuerdo que te condenaron y te metieron en una roca, ¿Terminó la condena?-, pregunta intrigado Sisilio.
-Algo así… me ayudaron a salir-.
-ahh entiendo entiendo… pero que feo debe ser vivir en una roca…-.
-Bueno en realidad no tanto… Tenía televisión por cable, wifi, máquina de correr… para ser sincero estaba bastante bien-, contestas.
-claro… son los últimos modelos… puro lujos…-, se vuelve a sentar y sigue -¿pero que te trae acá?... Imagino que no vendrás por Satán…-.
-no… para nada… venimos a buscar a un muchacho-, señala a sus compañeros y observa a la cucaracha sentada junto a ellos, ésta junta sus manos frente la cara como pidiendo por favor no ser delatada, entonces Silvio no dice nada.
Gran Sisilio observa a todos y vuelve con Silvio -¿todos quieren pasar?-.
Silvio se gira nuevamente y observa fijo al insecto, el cual mantiene su mirada al suelo, luego contesta -si… todos necesitamos pasar-.
-esto te va a salir caro…-, sonríe entusiasmado.
Silvio llama a Carlos y contesta -trajimos cosas…-.
Carlos se acerca y saluda a Gran Sisilio, apoya su mochila en el escritorio y saca lo primero que encuentra en ella.
En sus manos tiene una piedra brillante, como si de un diamante se tratara. -¿sabes qué es esto?-, le pregunta mientras la luce.
-por supuesto, es una réplica de la piedra filosofal-, contesta mientras se acerca a ella -y observó que tiene detalles increíbles en ella-, luego se aleja, toma la piedra de las manos de Carlos y la apoya sobre la mesa -muy bien sigamos-.
Ahora, Carlos, saca una tarjeta de baseball con una firma en la parte trasera.
-¿De quién es?-, intrigado Sisilio
-es de Babe… El Gran Bambino… el Sultán del bat!!!-
Sisilio se sorprende -ooh Babe Ruth!!-, toma la carta y mira hacia la mochila -¿y no tenes por ahí la pelota?-.
-no… la pelota no la conseguí-.
-yo más de una vez intenté conseguirla también pero el ciego es muy astuto… y Hércules ni les cuento-, exclama Silvio de fondo.
-habría sido fantástico-, deja la tarjeta en el escritorio -bueno muéstrame que más tienen… son muchos ustedes, espero que tengas más cosas-, le sonríe mostrando unos perfectos dientes.
Carlos vuelve a meter su mano y en esta ocasión saca el álbum que Silvio encontró en la habitación de Nicolás, lo exima mientras dice, -este es un álbum… de Pokémon… parece en buen estado…-
Silvio rápidamente se lo arrebata de las manos -este es el primer álbum de Pokémon, de la primera generación, está en perfecto estado y además… está completo!, Tiene la figurita número 141… la inconseguible!-.
Sisilio pega un salto, toma el álbum, lo abre y observa -ooh es preciosa…-, luego lo deja con mucho cuidado y cariño junto a las demás cosas, -estas cosas son fantásticas… pero siento que tenés algo más para ofrecer-.
Carlos observa su mochila pero está vacía -ya no tengo más nada…-
-si… se que si… lo presiento…-, Sisilio cierra sus ojos como dejándose llevar por su instinto de coleccionista y exclama -EN TU BILLETERA!-.
-¿mi billetera?-, la saca de su bolsillo, la abre, observa detenidamente, y vuelve a Sisilio -eso no… no me pidas eso…-
-si no me lo das no los voy a dejar pasar…-
-es lo más preciado que me quedo de la otra vida-, explica Carlos.
-y puede ser tu boleto para una nueva…-, contesta Sisilio.
Entonces Carlos saca una fotografía y la entrega en manos de Sisilio, éste se asombra, y deja ver su ilusión al tenerla en su poder.
-¿de que es la foto?-, pregunta Silvio.
Sisilio la gira hacia él y contesta -una foto de Carlos con messi-.
Silvio abre sus ojos como asombrado y encara a Carlos -¿tenes una foto con Messi?-.
-si… va técnicamente ya no… pero si-.
Silvio exclama furioso -pero como se la vas a dar!, Es una foto con Messi!, A la mierda con Nicolás!, Nos quedamos con la foto!-.
-ya es tarde… es mía ahora-, exclama Sisilio -y como parte del trato…pueden pasar al Reino de las nubes!, Sean bienvenidos!-, luego abre una puerta doble a su lado de donde un brillo los cegaba por completo.
Comienzan a cruzarla uno por uno, al final de la fila se encuentra Carlos que cuando pasa junto a Sisilio le dice -voy a volver por mí foto con messi… lo prometo-, y cruza.
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