Cuentas claras

Nicolas corre en dirección a su casa, sin mirar atrás, dónde Silvio, se juega su pellejo a puño limpio con el grandote. En un momento éste frena su huida y se da la vuelta para admirar el combate, pero se encuentra con su amigo reducido en el piso, muy lastimado, a punto de ser encestado con el golpe final. En ese momento, oportuno momento, Ludmila, salta al cuello del matón y clava sus garras en él, éste, comienza a retorcerse e intenta capturarla sin éxito. Ella mira a Nico y le grita -llévate a Silvio, llévalo a tu casa-.  

Sin perder tiempo, Nico, ayuda a levantarse a Silvio, y sirviendo de apoyo, comienza una lenta pero firme caminata dejando atrás la escena.

Luego de unas pocas cuadras, dónde extraordinariamente nada sucedió, llegan a destino.

Nico empuja la puerta, la cual no se mueve, entonces comienza a gritar -Mamá!!, Papá!! Abran la puerta-.

En esto, Silvio, mal herido, se acerca a su oído y le susurra -el conjuro…-.

-que?-, pregunta Nico sin entender, mientras golpea la puerta.

-que digas el conjuro…-, exclama el demonio.

-qué conjuro? ¿De qué hablas?-, intrigado Nico.

-di… alohomora..- contesta Silvio.

-aloho… que?.. estás loco-, retruca éste y sigue con el golpeteo. 

-Nico.. decilo… es nuestra única salvación-, implora Silvio.

Nico se tranquiliza, respira profundo, repite la frase en su mente, y observando la cerradura dice -"alojomora"-, pero no sucede nada.

-nono… lo estás diciendo mal… es con "H" no con "J"… alohomora!-, le dice impaciente.

Nico vuelve a respirar aún más profundo, se toma unos segundos observando el mismo punto dónde observó antes y repite -alohomora-. 

Y allí, como por arte de magia, la puerta se abrió. Silvio sorprendido y feliz exclama -Harry te amo!!!-.

Del otro lado de la puerta aparece la madre de Nicolás, quien abrió la misma, con la cabeza tapada para que la luz no le afecte. Ella se hace paso para dejar ingresar a éstos mientras pregunta -pero qué pasó, qué le pasó al Otaku?, Por qué gritas así Nico?....-, luego se asoma y allá a unos pocos metros se lo ve al enorme demonio venir con todo su odio por Silvio.

Nico carga al herido en dirección a su cuarto en el camino se cruzan con su papá a quien le faltaban dos patas más y parte del abdomen arácnido -papá!, Te falta más cuerpo y algunas patas…-, se da la vuelta observando a Inés -Mamá te lo comiste de nuevo?-.

Ella se sonroja y contesta -Nico vos imagina una cosa… cada vez que veas a tu papá con una extremidad menos es por qué la pasó muy pero muy bien y ese fue el coste-.

Nico se retuerce en su propia imaginación y sigue su camino al cuarto. Al llegar deja tendido en el suelo a Silvio. En ese momento se oye el sonido de la puerta de entrada siendo derribada como si fuese un papel, luego, claramente se percibe una pelea, gritos, seguramente Inés enfrentando al monstruo… y, al cabo de un breve periodo, comienzan a subir las escaleras un paso a la vez. 

Nico se asoma por la puerta y ve al despiadado demonio, sacándose una pata clavada de alguna de las arañas del pecho, subiendo tranquilamente las escaleras. 

-por favor decime que son tus amigos que vienen a pedirte perdón de nuevo-, exclama Silvio desde el suelo.

-no te va a gustar lo que está subiendo-, contesta Nico mientras cierra la puerta y se echa para atrás a esperar lo peor.

En un momento se dejan de oír los pasos, era un hecho que ya estaba en la puerta, y de repente Raktor dice -Silvio… no tengo intenciones de seguir destruyendo está casa, te esperaré afuera, allí vamos a saldar cuentas-, y comienza a bajar las escaleras.

Nico intrigado pregunta -pero quién es este demonio?-.

-un sabueso del jefe… lo engañe un par de veces pero nada tan grave como para que me hiciera esto… seguramente ahí algo más detrás…-, contesta silvio

Luego ambos se observan fijos, como entendiendo lo que debían hacer. Entonces, Silvio, comienza a ponerse de pie, con ayuda claro está, y deciden bajar. Al descender por las escaleras, Nico, observa un desastre en todo el comedor, paredes rotas, la mesa desecha… y allí a lo lejos, Inés, tirada contra el suelo con sangre verde en todo el cuerpo.

Éste, suelta a Silvio, y corre hasta donde se encuentra su madre. Al llegar encuentra a su padre con ella casi intacto quien le dice -perdón Nico… no pude ayudarla…-, y agacha la cabeza.

Nico lo mira y pregunta -pero vos estás bien pa?-.

-si… no me iso nada a mí-, contesta Esteban.

Luego Nico observa a su madre. Le faltaba algunas patas y una de ellas estaba incrustada en su cuerpo, se la veía muy golpeada, y algunas que otras heridas. Ella, sin moverse, abre los ojos y le dice -Nico… mi amor, como estas?, Estás bien?-. 

Nico, asombrado por el interés de su madre en él antes que a su condición, contesta -si ma yo estoy… pero vos… estás herida…-.

-Estoy bien Niquito, me voy a recuperar…-, retruca ella y comienza a levantarse.

Nico y su padre la ayudan hasta que puede quedarse de pie. Él escucha la puerta y observa que Silvio está saliendo afuera, vuelve a su madre y le dice -Mamá prometo que te voy a cuidar para que te recuperes, pero tengo que ir a ayudar a mi amigo-.

Ella acaricia su rostro y contesta -anda mi amor, yo voy a estar bien, las arañas son invencibles!-.

Nico le sonríe, se da la vuelta y corre hacia afuera. 

Al salir se encuentra con Silvio erguido frente a Raktor. Ambos se observan fijamente. Éste último dice -Silvio… es hora de irnos, te voy a llevar por las buenas o por las malas…-.

-por las buenas no me vas a llevar… y creeme que por las malas te va a costar-, contesta Silvio.

Raktor sonríe, como entusiasmado, luego comienza a correr y embiste a éste contra la pared, allí lo arrincona y comienza a encestar incontables cantidades de golpes. 

Nico, nervioso, observa la escena y comienza a buscar en el suelo algo con que ayudar a Silvio, pero levanta la vista y por la vereda de enfrente puede divisar a Ludmila quien, a paso de tortuga y tomándose un brazo, se acerca. Unos metros más adelante ella cae sin fuerzas, Nico corre a socorrerla, la levanta, y comienza a caminar dirección a la casa. 

Silvio, envuelto en sangre, cae al suelo de rodillas, como derrotado. Raktor, de su cintura, saca una daga, la observa, como enamorado, luego se la muestra a Silvio y le dice -mira… está es el arma elegida para dar muerte al gran demonio Silvio General de las mil legiones"-, luego posa su mano libre el el hombro de su adversario, y hunde la daga en el abdomen de éste. Se acerca al oído de Silvio con la daga en sus entrañas y le dice -espero que tu alma sea libre desde ahora-, luego comienza a alejarse, y sin que nadie lo viera, como un rayo en la tormenta, una lanza atraviesa la cabeza de Raktor, entrando por una oreja y saliendo por la panza. Éste suelta a su antiguo general y súbitamente cae al suelo muerto. 

Silvio se queda arrodillado sin entender lo que sucede, pero lagrimeando por el dolor de la daga. Y allí, ante él, se personifica Jesús, su antiguo compañero de legión.

Jesus lo observa, éste demonio viste un traje color naranja, y pregunta -te ves igual a la última vez que te vi…-.

Silvio, en agonía, lo mira y responde -quién diría que lo último que vería en vida sería un traidor…-, luego escupe sangre y se recuesta esperando la muerte.

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