A la mañana siguiente, el demonio abre los ojos y se encuentra con Nicolás dando vueltas de un lado a otro de la habitación. Se sienta y le dice -Nico que te pasa?-.
Éste pensante contesta -estoy analizando que pedirte-, se da la vuelta, se sienta en frente del demonio y sigue -mira… podría pedirte que ayudes a mi mamá con el alcohol, o acaso a encontrar un trabajo para mi viejo, también podría pedirte que castigues a Santiago por traición, o que les des una lección a Carlos y Joaquín… podría pedirte muchas cosas pero no estoy seguro de que…-.
-y si los hago desaparecer a todos?, no sería tan facil como chasquear los dedos, pero con ayuda de algunos amigos del Inframundo te arreglo el asunto sin problema-, le contesta y ríe.
Nico abre los ojos espantado -nono… no vamos a desaparecer a nadie…-, se levanta toma su campera -vamos abajo, desayunemos algo-.
Ambos bajan por las escaleras y se sientan en la mesa, atras de ellos aparece Esteban -chicos buen día!, Están preparados para cargarse de energías con un poderoso desayuno!-.
-que nos tiene preparado para desayunar señor?-, pregunta intrigado el demonio.
-hice avena, le puse leche, pasas de uva, y un poquito de polenta para espesarla-, sonríe.
El demonio se acerca a Nico y le susurra -que tiene tu papá con la polenta?-.
Nico le contesta en la misma frecuencia -nose ni idea-, se levanta de la silla, y con su campera en mano se dirige a la puerta -te agradecemos pa, pero vamos a desayunar afuera-, abre y acompañado de su nuevo amigo salen.
En la vereda de la casa Nicolás empieza a gritar "zanahoria!, Zanahoria!" Sin para y sin respuesta.
El ente lejos de entender pregunta -que estás haciendo?, Quien o que es zanahoria?-.
Nico mientras busca en los arbustos -es mi perro, se llama asi-.
El demonio comienza a reírse sin parar -le pusiste zanahoria a tu perro!, Jajaja, no amigo… cuando valla al infierno se le van a cagar de risa-.
En ese momento llega a la casa Inés con una botella en una bolsa de papel se detiene ante ellos -que están buscando muchachos?-.
Nico deja los arbustos -a zanaho…- observa la botella en su mano -estas tomando tan temprano?-.
Ella mantiene con fuerza la bolsa -no es alcohol… es yogurt para el desayuno, quería que tomen algo antes de arrancar-.
Nicolás furioso -no me vengas a decir que eso es yogurt, no puede ser que estés todo el día en pedo, cada vez que te veo… a cada instante… si querés matarte, me parece bien, pero no lo agas de esta forma-, pasa a su lado y se aleja por la vereda, el demonio lo sigue detrás.
Inés queda muda, sin palabras, unos instantes después sigue su camino, entre lágrimas, hasta la casa. Su mano tiembla al introducir la llave, y tiembla al cerrarla cuando entra, luego se dirige a la cocina, pasa junto a Esteban, le da la botella -les traje yogurt a los chicos… guardalo para más tarde-, y sigue recto hasta su habitación quién la esperaba para fundirse en una amarga tristeza. Esteban abre la bolsa de papel, mete la mano, saca una botella de yogurt de durazno, y lo guarda en la heladera con todo y bolsa.
En la esquina el demonio y Nico se sientan en la vereda. Este último se encuentra en un estado de enfado que no puede controlar.
El demonio se queda atontado observando un montículo de algo en medio de la calle siguiente, se estira, para ver mejor -que es eso Nico?-, pregunta.
-nose ni idea chabón… no puede ser que mi mamá sea así…-, se seguía lamentando.
El demonio se va para ver más de cerca lo que observaba y grita -Nico!!, Vení para acá, creo que este era tu perro Batata!-.
Nico cae en razón y corre a su ubicación. Al llegar se encuentra con zanahoria destrozado en el pavimento, arrollado una y otra vez, como si la furia al volante hubiera recaído en esa pobre criatura. Nicolás se arrodilla ante los restos, lo observa perplejo -no se merecía esto…-, lo acaricia -tenemos que enterrarlo-, luego comienza a analizar cómo levantarlo.
-tenia tres patas nomás?-, pregunta el demonio
-no, como tres patas?- retruca Nico.
-entonces le falta una…-, dice el ente, mientras observa a sus alrededores para ver si la encuentra, luego se rinde y se arrodilla a ayudar a Nico levantando partes de zanahoria.
Juntos lo llevan al fondo de la casa, hacen un pozo y lo entierran y a lo largo de lo que queda del día Nicolás se petrifica frente a su tumba, pensando y pensando.
Al caer la noche suben a su habitación. A Nico se lo nota triste, y más aún enfadado, como conteniendo una ira difícil de guardar. Éste se sienta en la cama y exclama cómo rendido -mi mamá y su problema… mi papá y sus defectos… mi novia y mi amigo… mi perro… ya no puedo más...-, se queda inserte unos instante y de repente pega un salto en dirección al demonio, lo encara y le dice -ya se que pedirte!, ¡Ya lo sé!-.
-¡Excelente!, Decime que querés!, Ya me estaba cansando tu lado sensible-, contesta éste.
Nico toma aire, espera unos segundos y observandolo a los ojos fijamente contesta -quiero que el mundo se vaya al carajo… repito, quiero que el mundo se vaya al carajo!!!-.
El demonio se acerca a él, le besa la frente mientras sonríe -tranquilo joven pasawan, ve a dormír un poco, descansa que mañana será un nuevo día, de una nueva vida, dejalo todo en mis manos-.
Nicolás se recuesta en la cama exhausto y al cabo de unos minutos se queda dormido.
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