Las cortinas de mi cuarto están cerradas aunque la luz del sol se cuela por los costados entonces da indicio de que aun es de día miro al otro lado y esta vacío, frío. Las lágrimas pugnan por salir y lo hacen lágrimas surcan por mis mejillas, lo hacen libres hace una semana que ya fueron libres imposibles de detenerlas, cada cosa que veía algo suyo era volver al mismo punto de partida, ver como lo enterraban, ver como metro a metro se separaba de mi, como cada ves que bajaba la cuerda él se iba alejando un poco mas de mi.
Ese día se hicieron dos entierros de Rai y Jack. Fue un golpe muy duro para la mamá de Rai, no dejaba de llorar, no dejaba de repetir que fue su culpa, que no debería haber sido así, que Rai debió conocer a su hermano. Todos los invitados estaban sorprendidos al saber que la señora Annie Hank tuvo un hijo fuera del matrimonio. Por parte de Jack solo vinieron dos personas que se quedaron ahí aun y shock. No dijeron nada en todo lo que fue el velorio solo que iban y venían al parecer el otro acompañante que iba con Jack no había despertado.
Muy en el fondo le desee la muerte. Que no despertase nunca.
Puedo sonar egoísta pero es que el dolor me oprimía más porque no estaba lista para que sgyalgo así ocurriese. Porque era injusto ellos iban ebrios y Rai venía a verme a mi, íbamos a ir a comer a cualquier lugar pero iba a estar conmigo y no tendríamos que pasar por algo parecido el debió morir cuando tuviese la edad, o cuando el doctor le dijese que deje de fumar que sus pulmones no estaban bien, o cuando tuviese que tomar pastillas para todo. Pero no de ese modo no de esa manera, no por la imprudencia de dos personas que iban ebrias, entonces los odie, los odie tanto que tuve una discusión con la mamá de Rai.
–No puedo creer que estés velando al autor de que Rai este muerto – le dije.
–Es mi hijo Jheell.
–¡¿Tú hijo?!, ¡Tu único hijo es Rai!, ¡no él!, ¡él no se merece estar aquí, es por su culpa que estamos aquí!, ¡él nos quito a Rai!... –gritaba sin pensar en como sentiría ella.
–No voy a permitir que me digas lo que tengo que hacer. Es mi hijo, son mis dos hijos quienes están ahí. Jack no tenia la culpa fue un accidente.
–¡Un accidente que causo él, porque estaba borracho! – volví a gritar. En su mirada vi el dolor, sus ojos hinchados por aguantar las lágrimas, yo no había soltado ni una entonces. Entonces se me acerco desafiante.
–Tú eres la menos indicada para acusar autores Jhell o te has olvidado de quien fue la responsable de que muriese Jhimi. – Vi la rabia en sus ojos también sentí el veneno que desprendía sus palabras. Fue un golpe bajo claro que lo fue. Salió de la habitación cerrando la puerta de un portazo que resonó en toda la casa.
A lo lejos se oían gritos era la de mi mamá le reprochaba que como fue capaz de nombrar a Jhimi en un momento como este. La mamá de Rai no se quedo callada le reprocho que yo había comenzado. Todo a mi alrededor gritaba, yo me quede en ese cuarto sola viendo la imagen de Jhimi en mi cabeza, escuchaba su voz, su sonrisa, recordaba muy bien lo que pidió que haga ese día.
–Por favor Jhell juguemos a las escondidas. – Habíamos ido al parque, paseamos por el área verde ese día mis papás no estaban mamá había ido de viaje acompañado a mi papá. Entonces nos quedamos solos Jhimi y yo.
Yo solo asentí con la cabeza. No estaba muy centrada en querer jugar yo solo hice lo que el me pidió que hiciese.
Al salir del cuarto vi a mi madre acercándose hacia mi, la mamá de Raí, se quedo ahí algunos de sus familiares se acercaron para consolarla yo solo quería salir de allí por que era una pesadilla, cuando estaba apunto de salir corriendo de esa casa, sentí un tirón alguien había tomado mi mano. Entonces la vi mi madre tenia los ojos llorosos, el labio le temblaba.
–No fue tu culpa – dijo entonces –No lo fue Jhell, lo que paso fue un accidente.
– Fue un accidente que pude haber detenido mamá. – los ojos me picaban pero algo en mi los detenía era como si voz resonase en mi cabeza y dijese “Promete que no lloraras, promete que seguirás con tu vida…” quizá era por eso que no había llorado en ningún momento, pero el pecho se oprimía más, el nudo el garganta seguía creciendo un poco más.
–No, a cualquiera le pasa – dijo acercándose acuno mi rostro entre sus manos. – Debemos entrar están preparando ya todo para que los enterrásemos.
Yo me quede helada cuando dijo que teníamos que ir a enterrarlo. Eso solo significaba que pronto se iría definitivamente que no lo vería más, por que a veces me acercaba a su ataúd y verlo. Pero ahora seria distinto muy distinto ya no lo vería más. Ni siquiera su silueta, ni su rostro. Todo se iba con él.
–De acuerdo entrare en unos minutos. Necesito… necesito estar sola mamá. – Ella se quedo observándome entro en casa y me quede ahí sola en medio de la nada. En unos minutos sacarían el cuerpo de él, y se lo llevarían al cementerio donde estaría entre nicho y tumbas. Dolía claro que dolía y mucho.
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