Traink wreck – James Arthur

Nuestro piso está tal cual como lo dejamos, tal cual como lo recuerdo, tal y como lo dejamos esa noche, unas camisas por aquí, unos pantalones por allá, la media cerveza que me tome la suya totalmente vacía, recuerdo que había dicho que era mejor que estemos medio embriagados así no, nos dirían que teníamos que tomar todo de golpe, yo no lo contradije solo me quede callado, asentí con la cabeza, me tome media cerveza de golpe y dije que por hoy era suficiente.

Me acerco a la ventana y todos siguen igual, todos caminan a su ritmo, sin detenerse unos van corriendo, otros cabizbajos con los cascos puestos moviendo la cabeza al son de la música que escuchan, me recuerdan un poco a Jack, a lo que hacia él cuando salía de casa de compras o a dar un vuelta que se convertía en horas de su ausencia pero siempre volvía a casa. Siempre estaba merodeando por aquí por allá. Y ahora ya no hay nada de él. Solo queda su ausencia.

Las personas pasan sin percatarse de que Jack ya no está que hoy se ha convertido uno más entre todos los nichos que hay en el cementerio. Ha pasado desde que se fue una semana. En una semana solo vinieron al hospital dos amigos, dos personas que vivían en el piso de arriba nadie más solo ellos. Ellos habían asistido a su velorio, a su entierro yo por el contrario había entrado en un sueño profundo del que desperté tres días después del accidente, entonces él se encontraba ya bajo tierra.

Cuando pregunte por él solo dijeron que ya lo habían enterrado, que la señora que lo había sacado del hospital velo su cuerpo y ella se había encargado de buscar algún pariente que fuese acompañar a Jack. Y ahora estoy aquí en esta misma casa donde él dejo tanto, tantos sueños que cumplir, tantas metas que tenia, no merecía morir así. No de ese modo. Voy a mi cuarto el silencio que hay alrededor es abrumador, es pesado, paso por su habitación pero no puedo entrar ahí, es difícil. Así que paso de ahí y entro en la mía, está a oscuras no enciendo la luz me meto entre las sabanas de mi cama con la esperanza de poder dormir.

Saco el móvil del bolsillo entro en la carpeta de música lo pongo en aleatorio entonces suena Traín wreck de James Arthur entonces todos esos “estoy bien” se caen en cima mío entiendo que no podre estar bien porque es imposible estarlo más aún cuando has perdido a alguien que estivo contigo desde los comienzos, aquel que en muy poco tiempo se convirtió en un todo, en el pilar que te podías apoyar cuando no podías más, la confidencia que podías tener con él, los sueños, el anhelo a tener un poco más que se convirtieron en nada. El dolor que venia acompañado de la soledad recuerdo que en el orfanato venían muchos papás que querían adoptar. Un día Jack se esforzó tanto para que lo llevasen, les prometió que se portaría bien, que no haría travesuras, fue la última ves que lo vi llorar, dijo algo como:

–¿Por qué no nos quieren?, ¿Por qué prefieren a los bebés?.

Por aquel entonces los papás solo querían bebés, niños pequeños nosotros teníamos ya nueve años. El lloro tanto que tuve que consolarlo. Durmió durante tres días a mi lado, el ultimo día seguía reprochándose así mismo que no lo querían.

Siempre que pasaba una situación igual decía que hubiese sido mejor si sus padres estarían con él. Que seria distinto. Que ellos si lo querrían yo dije algo como: – No hay necesidad de que ellos te quieran yo ya te quiero. Y eres mi familia nuestros papás tuvieron que ir a algún lugar recóndito donde no nos podrían llevar con ellos. Pero tú Jack no necesitas de esas personas para que te quieran. Me tienes a mi y siempre podremos contar el uno con el otro entendido. – él asintió. Y no dijo nada mas se quedo ahí. Quedándose dormido.

Como ahora, como debe estar allí bajo tres metros la única distancia que nos ha logrado separar. Los ojos me escuecen, el labio empieza a temblarme, siento las mejillas calientes, el dolor se abre paso, el nudo crece aún más, entonces las lágrimas se abren paso y los recuerdos inundan mi mente. Entonces por primera vez en mucho tiempo me siento solo.