Unos años atrás mientras Julia vivía en Buenos Aires, la familia de Córdoba sufrió la tragedia de que el papá de sobrino, marido de su hermana fuera atropellado por un hombre que iba en la misma dirección en la que iban ellos, su hermana con el niño y Lorenzo, quienes iban en bicicleta al club, Lorenzo jugaba al basquet y su esposa y pequeño de apenas dos años lo acompañaban, en el trayecto, un auto a alta velocidad lo atropella, quitandole la vida en el acto. Este suceso marcó a Julia y a toda su familia dejándolos en dolor sin precedentes, la hermana de Julia se sumió en una profunda depresión en la que la llevaría a formar otra pareja que no sería el reemplazo de una relación más bien un escape, Ivan, la nueva pareja se hizo cargo de su pequeño hijo, pero había un problema con él, querer ocupar un lugar que no le pertenecía, y también era alcohólico.
Apenas fue la muerte de Lorenzo, quien Julia quería muchísimo, el amor joven de su hermana, papá de su sobrino, no existía más. No dolía la muerte solamente, dolía el manoseo de la justicia, de los abogados, de los peritos. Dolía su niño preguntando por él, dolía la forma en la que se fue, dolía ver a su hermana devastada y fuera de sí, no pudiendo consigo misma mucho menos con su hijo y con el resto. El padre de ambas se convirtió en el protector de Gina y el niño.
El velorio de Lorenzo se sintió como algo irreal, como una película, así lo veía Julia, que sentía como se le rompía el corazón con cada movimiento, traslado, familiares que se acercaba, ver a Gina sin aliento y sin poder sostenerse por si misma. Gina lo había visto en el pavimento atropellado lleno de sangre y con la cabeza rota, con el cuerpo ya sin vida, desparramado y sin signos vitales. Los cabellos teñidos rubios de Lorenzo quedaban entre sus dedos mezclados de todo. ¿Qué psiquis puede contra algo así? ¿Tan de repente? Al día siguiente encontrar sus pertenencias en el lugar, como sus aros, zapatillas, trozos de remera. Julia se quedó aproximadamente tres meses para acompañar a su hermanita que y sentía que no era suficiente, que tenía que cuidarla, aún ya hubiera encontrado una nueva pareja. ¿Quién podía juzgarla?
Tomó el bus y se alejó como quien se aleja pero no del todo, como dejando parte de su vida con el dolor de su hermana, se fue pero no se fue, siguió estando ahí aunque no lo percibieran.
Durante los días posteriores a la muerte de Lorenzo, Julia se quedó donde vivían Gina y su familia. Gina dormía, con el sueño del cansancio del alma y su bebé a su lado. Julia acostumbrada a la ciudad, cerró las puertas con llave, por más que era un pueblo era su costumbre, se acostó en el piso, temiendo a las arañas, se durmió cuando de repente sintió una presencia. Se despertó sobresaltada, la puerta principal estaba abierta con la llave puesta y moviéndose como si alguien la hubiera abierto recientemente. Se levantó y reviso el cuarto, el baño y salió. No había nadie. ¿La habrá dejado abierta? ¿Pensó que la cerró y el viento la abrió? Llamó a su amiga, le dijo llorando - Yo sé lo que vi, cerré la puerta con llave. La puerta está abierta -
Durante los días posteriores Julia sentía un chasquido en la entrada. Como si se refregaran los pies contra el piso. Salía, no había nadie. Gina le dijo que era una costumbre de Lorenzo al irse a trabajar. Para que no piensen que estaba loca la hizo quedar hasta la hora que lo escuchaba. Nunca más lo escuchó luego.
Sintió que Lorenzo necesitaba sentirse presente. Lo estaba y siempre lo estuvo y lo sigue estando. Poco, mucho, con llanto o con risas (más con risas que con llanto) pero siempre está y eso quizás su alma lo enalteció donde los terrestres no podemos llegar.
Julia ya se había ido donde después de tremenda tragedia la llamaron porque había muerto su abuelo, papá de su papá, con quien Julia y Gina no habían tenido buena relación. El abuelo decia que Lorenzo lo llamaba para ir a trabajar, cuando el se levantó una madrugada por el llamado y se fracturó la cadera. - Me levante porque Loren me llamó - unos meses después murió a los setenta años. Otro golpe para padre de Julia y Gina. Quien apenas podía digerir lo que había pasado en diciembre.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 71 Episodes
Comments
Celeste Medina
solemos olvidar que todos estamos de paso
2023-12-18
0