En esas tardes de verano no había muchos lugares para pasar el tiempo, el lugar donde Brigitte y Julia se refugiaban era el aula, después de todo se habían convertido en compañeras de trabajo y era el lugar donde armaban las clases temprano para los más chicos. En ese lugar también enseñaba Carla, amiga de Brigitte de hacía muchos años y tenía a los más pequeños. Ese viernes el par de enamoradas se encerró en el aula para hacer de las suyas y olvidaron un pequeño detalle. Carla vendría para ultimar unos afiches y unos juegos. El sostén de Julia estaba sobre la computadora, la camisa de Brigitte y su braga repartidas por el piso, más el desacomodo de las sillas y mesas y los gemidos de ambas.
Intentaron abrir la puerta, era Carla, se paralizaron, estaban sin nada de ropa y en el apuro no encontraban nada.
Ya voy! Grita Brigitte. Carla había escuchado algo, pero no estaba segura.
Se acomodaron como pudieron, Brigitte sacó la llave y Carla abrió la puerta como con sorpresa, estaban ahí, "acaloradas", Brigitte como nunca usaba una coleta de cabello.
¿Te ataste el pelo? Notó Carla. Brigitte asintió sin decir nada.
Julia estaba petrificada porque en el apuro en abrir la puerta su sostén quedó sobre el teclado de la computadora. Se acercó para taparlo con su cuerpo pero Carla ya lo había visto.
Un silencio de ultratumba se instaló entre las tres, ninguna sabía que decir, optaron por retomar sus tareas y Julia pasó al baño a ponerse su prenda. Al regresar les ofreció tímidamente un café, traía dos platitos y de la ansiedad que tenía se le cayó la taza e hizo un desastre en el piso. Julia no pudo más y rompió a llorar, Carla se acercó y con humor le dijo, - tranquila nena... No pasa nada, quédate tranquila...
Brigitte soltó una carcajada nerviosa y respondió, eso nos falta! Secandole las lágrimas a Julia y tranquilizandola con un hermoso beso en la boca.
¿What? ¿Qué es lo que acababa de pasar? ¿Era normal que la gente reaccione así? No, Carla había reaccionado así, le importaba que su amiga sea feliz y lo estaba siendo, tampoco tenía prejuicios, hablaba con malas palabras y era graciosa.
A Julia le hizo replantearse y pensar, si ella misma tenía prejuicios, no se consideraba ni lesbiana ni heterosexual, como nunca había tenido ese sentimiento de pertenencia o de algo con qué o quién sentirse identificada, solo sentía capaz de amar a alguien sin importar su forma, su cuerpo o género. Se dejaba llevar por la química y la reciprocidad entre las personas.
Lo que a Julia le traía mucho malestar era Carlos. Que la había dejado sin motivo alguno y sin hablar. El padre de Julia presionaba para que hablen de lo que pasó de que había que aclarar lo que había pasado. Para ella estaba claro lo que había sucedido, él la había dejado. No importa el motivo, llevarle sus pertenencias en su ausencia había ido demasiado lejos. Ese sinsabor de la bronca y querer decirle muchas cosas a tener que seguir su vida diferente a como la había planeado.
Carlos se acercó en febrero, hubo una reconciliación. El le pidió perdón y prometió no volver a hacer lo mismo. Julia, que no tenía casa, que vivía en una habitación en la casa de su tío, consideró volver con Carlos pero está vez ella pondría condiciones. La condición era que ellos no vivieran con la madre de Carlos. La solución que encontró él fue hacerle un departamento en la parte de atrás de la casa con salida independiente por el garaje. Rosa, sufría depresión y agorafobia desde hacía más de veinte años, y la inestabilidad que tenía era agotadora. No salía de su departamento, las cosas al principio parecían funcionar.
La relación con Brigitte no se cortó, Julia tuvo que sincerarse con ella y decirle que había vuelto con Carlos. Ella aceptó con algo de celos pero en definitiva ella también estaba casada y no podía esperar que Julia no tome sus decisiones.
Se convirtió en una relación aún más prohibida. Ahora había dos hombres engañados. Así como Julia se sinceró con Brigitte también lo hizo con Carlos sólo que no le dijo quién era la persona en cuestión. Tampoco preguntó. No era de preguntar mucho ni de hacer escándalos. El sólo quería una mujer en su casa y le propuso matrimonio. Así, como en el aire. Sin anillo ni romanticismo, como un deber que debían cumplir. Julia aceptó, sin ese enamoramiento esperado o ¿"común"?
Sacaron turno para el 4 de marzo, se casaron por civil, había familiares, los padres de ella que tuvieron que asistir a firmar porque ante la ley Julia era menor de edad. Una tía de él, amigos de su trabajo, uno fue testigo y de parte de Julia la testigo fue Brigitte. Raro era todo, como un triángulo amoroso, o no, el amor solo existía entre dos personas y Carlos no era una de ellas.
Luego del civil, la fiesta se realizó en un salón cercano a la municipalidad, ya estaban las mesas puestas e iba llegando la gente. Carlos y Julia con Brigitte y su marido sentados bien enfrente. No se sabe quien organizó las sillas pero así estaban distribuidos.
Julia no sentía el bullicio de la fiesta ni la música, ni a sus padres y familiares. Ella solo sentía ganas de besar a la mujer que tenía enfrente. Se sacó la sandalia y por debajo de la mesa se rozaban. Se querían escapar, pero ¿donde?
Después de bailar, había una orquesta cada cual bailaba con su marido e intercambiaban parejas, Julia dejó a Carlos para tomar a Brigitte, le dijo al oído que tenía que ir al baño, que había tomado mucho y no se sentía bien. Brigitte cayó en la trampa de Julia y la acompaño pensando en que se sentía mal y le trajo un vaso de agua. Cuando el lobby del Toilette se vació, Julia tomó de la cintura a Brigitte y se encerraron en el baño. Se dejaron llevar por la adrenalina de hacer el amor casi frente a todos. Así se sentía, como una insolencia y revelación. Les importaba poco el resto. Se dejaron hundir por el egoísmo de estar juntas, en el mismo momento en el que Julia se acababa de casar.
Tenían que regresar, Carlos andaba preguntado donde estaba su "esposa". Saliendo del Toilette montaron de nuevo el acting, Julia se sentía mal y por eso se tardaron. Volvieron a la fiesta, la banda seguía tocando y ninguna de las dos quería volver a casa. Tuvieron que hacerlo, claro. Julia que tenía sus padres que habían venido de la ciudad llegaron a la casa pero tenía esa sensación de estar desdoblada. Eran dos Julias. Una se acaba de casar y tenía a sus padres en su casa. La otra, seguía haciendo el amor con su maestra del alma. Con su amor imposible, con esa mujer de sonrisa amplia y dientes perfectos.
Se sintió triste después. Sólo quería estar con ella.
¿Qué sentiría Brigitte?
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Updated 71 Episodes
Comments
Celeste Medina
El amor propio es todo un proceso, no? /Hammer/
2023-12-17
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Silvana Maria LLanos Cantillo
pero si tiene ese enamorar de la profe porque se engañan viviendo con parejas
2022-10-29
1
MONTSERRAT MATER
😁
2022-06-27
0