Buenos Aires

Se terminaba el verano y había que decidir, haciendo terminado el secundario y vivido unas vacaciones de ensueño había que elegir. En córdoba, estaba la facultad de lenguas , ya que tenía facilidad para el lenguaje y sólo tendría que rendir el cursillo de ingreso, Briyi (así, con yeísmo) la preparó para que rindiera. Creía que era su carrera, que para eso había estudiando tantos años idioma. Sin embargo al entrar a la facultad, después de rendir sintió un vacío enorme. No era su lugar y le costaba ser objetiva. Como que estaba nublado y le era difícil encontrar la emoción exacta. Sólo sabía que ahí no tenía que estudiar. Regresó a la casa de su madre, con un sabor agridulce, sabía que le había ido bien pero no tenía ese entusiasmo por ingresar. Volvió al pueblo, sin haber ido a buscar el resultado del exámen.

Casualidad o causalidad de los exámenes, recibió la nota del internacional. "Distinction" - Distinción era la nota más alta. Desbordó de alegría y en seguida se pusieron en contacto con Sebastian para saber como le había ido. También un Distinction para Sebas. Que estaba asombrado porque dudó mucho y estuvo nervioso.

¡Tenemos que festejar! Exclamó con alegría Briyi, después de todo tenía dos alumnos que habían rendido con la mejor nota, y el resto de los alumnos de otros lugares cercanos no tuvieron el mismo resultado.

Se juntaron en un bar los tres bien vestidos con una sonrisa desbordante. Casualmente en una de las mesas estaban los profesores de UK. Los invitaron amablemente de compartir la mesa y charlar, Julia no podía más de la emoción de seguir hablando con esa gente. Era como una esponja.

La velada terminó, se fue Sebastian y quedaron Briyi con Julia que inmediatamente se refugiaron en su guarida, Julia sentía que era "su" noche entonces no le importó llegar tarde a su casa y que Carlos le preguntara donde había estado. Mañana que sea lo que Dios quiera, pensó.

Al día siguiente la llamó una tía de Buenos Aires, la esposa de su tío materno, le preguntó si deseaba hablar con su abuela con la que desde muy niña había perdido contacto. Le respondió sorprendida que si, los días subsiguientes la abuela llamó a Julia y hablaban mucho, fue en unas de las conversaciones donde su abuela le dijo que deseaba mucho conocerla y que sería bueno un reencuentro. Julia se entusiasmo mucho con esa idea. Con la idea de conocer a esa abuela que aparentemente siempre tuvo interés en acercarse a ella, pero un alejamiento con su madre lo había impedido (era la mamá de Alma) pero ahora que Julia era mayor, podía decidir y eso la animo a llamar a su nieta.

No lo pensó mucho, con Carlos estaba desgastada, quería conocer a su abuela y a la familia de su madre. ¿Viajaría sola? Claro que no, paralelamente a su relación con Briyi, se hizo amiga por messenger de Agustina, que vivía en la provincia de Buenos Aires, en Hurlingham. Julia le comentó que viajaría a Buenos Aires en un mes pero Agustina le propuso conocerse antes.

Se conocieron en córdoba, Agus viajó, ya se habían visto en fotos y se caían bien, tenía entonces 37 años y trabajaba para una compañía de seguros. Se hicieron compinches de inmediato y la pasaron muy bien en su estadía en córdoba. Fueron a boliches, a bares, Julia empezó a fumar.

Agustina volvió del fin de semana a su ciudad, tenía que trabajar, y Julia tenía que volver a dar explicaciones a Carlos y Brigitte que no entendía el motivo de su viaje, pero a la cual le dijo que había ido a visitar a sus padres. Tranquilamente podría haberle dicho la verdad, pero Julia temía que se enoje o cuestione como estaba acostumbrada a que lo hagan con cada decisión que tomaba. Optaba por mentir, u omitir. De todas maneras ella sentía que no le creerían, debido a algunas mentiras descubiertas, legado de su padre quién era un fabulador patológico, su madre, omitiendo sus sentimientos o disfrazándolos, por seguir el patrón de la familia y volver con él padre de sus hijas por no dejar a sus hijas sin un padre, dejándose a sí misma siempre como segunda opción, relegando sus necesidades y pretendiendo que estaba todo bien, cuando en realidad nada estaba bien, Julia no sabía lo que era la honestidad. Había normalizado muchas conductas y una de ella era ocultar muy bien sus sentimientos y sus acciones.

Tomó la decisión de irse a Buenos Aires a irse a vivir con su abuela y con Agustina. Agus en su visita le contó sobre las universidades y las posibilidades que Julia tenía de crecer profesionalmente, eso la tentó y no la hizo dudar.

Se armó el bolso nuevamente, a Carlos le dijo que volvería el mes siguiente para no tener que hacerse cargo de dejarlo, no quería irse con un dolor de cabeza. Una vez allá vería que iba a hacer.

Llegó a Retiro, la esperaba Agustina cuando salió del micro. Se abrazaron y fueron a un bar de la terminal a desayunar para esperar a su abuela. Era un mundo de gente, nada que ver con otros lugares que había visitado anteriormente. Todos apurados con valijas, hablando por teléfono, Julia que ya tenía su primer teléfono celular allá por el 2005 recibió la llamada de su abuela preguntándole si ya había llegado.

-Si Lela, estoy acá en un bar con sillas amarillas!

Toda la terminal de retiro tenia sillas amarillas. Cuando se dio cuenta se echó a reír, no nos vamos a encontrar - pensó - se paró, en el medio de tanta gente y entró a buscar como quien busca una aguja en un pajar. Teniendo en cuenta que Julia no había visto a su abuela desde niña, y tenía un vago recuerdo de ella.

Suena el teléfono mientras Julia seguía buscando, era Brigitte para saber si había llegado bien, le dijo que si pero que aún no se había encontrado con su abuela, que cuando lo hiciera la iba a llamar.

La multitud le pasaba por al lado como una película adelantada. Ve entre la gente una figura familiar, caminando hacia ella, también mirando hacia los costados. Julia la llama, Lela atiende :- No te veo, donde estas? Ahí se dio cuenta que era ella y le gritó. Corrió hacia su abuela y se abrazaron tan fuerte que Agustina lloraba de la emoción. Las tres lloraban, fue un momento muy emotivo y movilizante. Era una señora rubia, con una risa contagiosa, la mamá de Julia era muy parecida y por ende ella también, fue como verse y ver a su mamá en un espejo con algunos años más. Se fueron de la terminal de ómnibus abrazadas las tres para tomar el colectivo que las llevaría a la casa de Lela. En el camino no podían parar de hablar, Julia quería mirar a su abuela y a la misma vez a esa ciudad que era monstruosa de grande. Edificios, gente, autos, motos, bocinas, bullicio, ruidos, como un niño que apenas sale del vientre de su madre y comienza a escuchar y a ver.

¿A sentir?

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***