Primer amor

Que lindo era pasar tiempo con Briggite y a la misma vez ese sentimiento raro y que no lograba definir. La quería, si. Era recíproco, también. El verano avanzaba con furia y la graduación estaba en puerta. Le jugaban los nervios de quién iba a estar en ese momento tan importante que después de tantas tormentas había logrado llegar. El uniforme que tenían para presentarse en el acto académico era una camisa blanca con un Jean y zapatos negros. Julia al revés del universo escogió una pollera larga de Jean, con unos zuecos blancos que combinaban con su camisa. No tenía muchas espectativas sobre la presencia de su familia puesto que estaban en córdoba capital, aunque su padre hizo acto de presencia como una obligación que duró sólo para la foto. No fue algo importante porque él jamás había participado de los logros de su hija.

Y Julia en el escenario con su mirada en el libreto, seria, pensando en que leer en voz alta era todo un desafío frente a la escuela. La timidez le jugaba en contra, pero ahí, sería y casi con la voz temblorosa, comenzó. Se sintió más cómoda ante el micrófono y se dijo a sí misma 'lo estoy haciendo bien', tomó confianza y siguió. Los aplausos al finalizar le alegraron el momento. La directora la felicitó por haber leído de una forma "impecable". Agridulce era la sensación. Que lindo hubiera sido que su familia estuviera presente para compartir ese acto. Sin darse cuenta y sin saber, Julia no estaba sola. Briggite estaba entre la multitud, solo que no la había visto. Terminado el acto se vieron y se abrazaron con fuerza, se sacaron fotos que aún conserva con nostalgia.

-No sabía que estabas acá! Exclamó Julia sorprendida.

-No quería que te distraigas, estuviste muy bien, te felicito mi vida. Y se volvieron a abrazar.

La recién recibida no podía quitarle los ojos de ese rouge rosa y de esa sonrisa perfecta, ni dejar de sentir el perfume que dejó en su camisa en ese abrazo. Sólo quería besarla.

Pasó el fin de semana, el lunes se reencontraron como siempre en el instituto para terminar las tareas de fin de año y los exámenes de Cambridge. Julia, llevaba una falda negra, con una remerita desteñida porque no tenía otra que ponerse y eso le dio bronca. Tenía todo para lavar. Mufó y dijo, *ya fue *. Quería estar linda para ella.

En una de las tareas relevantes que Juli tenía, era el contacto con estudiantes del exterior mediante penpal donde intercambiaban cartas e información. Algo así como amigos por correspondencia en la computadora que ella sabía manejar muy bien a pesar de ser una de las primeras pc en esa época. Briggite si bien era la dueña, la tenía para hacer los trabajos prácticos y manejar el correo electrónico pero no estaba tan interiorizada en algunas actividades que Julia les proporcionaba a los más pequeños.

Al llegar, ofuscada por su atuendo, dejó su mochila en el pupitre. No estaban más que ellas dos para organizar todo. Era de mañana y le ofreció un café, tomo su taza y se sentó con un cuaderno mientras Briggite renegaba con la computadora.

No entiendo esto, me supera la tecnología! - exclamó resignada. Julia se acercó de atrás y puso su mano sobre la de ella y le indicó donde tenía que ir, otra vez ese perfume le nubló el pensamiento.

Sin decir una palabra, Briggite gira hacia Julia mirándola directo a los ojos, sonrojada y temblorosa ambas y le dijo con un nudo en la garganta, con los ojos humedecidos :- No puedo más.

Julia era una bola de emociones, le tomó la cara y Briggite a ella y comenzaron a besarse. Ahora frente a frente besándose y tocandose con una desesperación de una pasión ya insostenible, de todo el tiempo que habían guardado lo que les pasaba, lo estaban concretando. Era magia, era amor, eran ellas dos solas amándose una mañana con sabor a café y transpiración. Los pupitres se convirtieron en el sostén de dos mujeres haciendo el amor. Se sintió eterno. El escenario era para Julia algo irreal, algo increíble, lo que ella pensaba que era inalcanzable al fin, no estaba equivocada, estaba siendo amada y correspondida.

Llegó la noche, terminar las tareas ese día fue imposible, se convirtieron en dos adictas, una de la otra. La invitó a cenar pero la verdad es que ella prefería volver a la casa de su tío para bañarse y digerir todo lo que habían hecho. Llegó con una sonrisa que nunca había tenido, quería contárselo a todo el mundo y gritar a los cuatro vientos lo que había vivido. Sin embargo, con las circunstancias y el ojo crítico y el dedo que juzga, sólo se baño y se durmió mirando el techo recordando cada detalle y cada sensación que acababa de vivir.

¿Qué era lo que esperaba el día siguiente? La bocina del auto a las ocho en punto sonó y Julia que ya estaba levantada sin haber podido pegar un ojo, salió con su mochila y se subió. Se miraban y reían, Briggite sonrojada, ¿tomamos mate? Compré facturas.

Julia no entendía nada porque sólo la miraba. Miraba su mano en la palanca de cambios, miraba sus pies, las sandalias que llevaba puestas y esa camisa infernal que emanaba pecas y femeidad pura. No quería que se dé cuenta que cada detalle estaba siendo observado, pero la mirada de Briggite decía lo mismo. Al llegar, desayunaron mientras trataban de coordinar los quehaceres, algo pudieron hacer, llegaron algunos alumnos que estaban preparándose para rendir, entre ellos, Sebastian, quien rendiría con Julia el mismo nivel.

Como estaban en el mismo proceso, se ayudaron pero la presencia de la maestra la distraía. Quería concentrarse en su texto final, el que iba a presentar en la evaluación. Corrigió el de su compañero quien iba un poco atrasado, trajo los simuladores para practicar, luego parte del examen consistía en traducir una película entera y eso los ponía un poco nerviosos e inseguros. Tuvieron que elegir la que iban a traducir, no fue fácil. Tenían que estar los dos en la misma sintonía pero entre el atraso de Sebastian y las emociones de Julia después del día anterior, se complicaba coordinar. Ese día hicieron lo que pudieron hasta que Sebastian tuvo que irse, quedó en hacer algunas cosas en su casa y traerlas al día siguiente.

Quedaron las dos solas de nuevo. Ese espacio de soledad era justo lo que necesitaban para amarse otra vez. La agonía del día se convirtió en una furia para convertirse las dos en una. No corria el reloj, no importaba el examen que ya estaba casi encima. Lo único que había entre esas paredes era el universo mismo lleno de luz, calor, risas.. Y sexo.

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Comments

Celeste Medina

Celeste Medina

ser fiel a la propia esencia no es para cobardes /Whimper/

2023-12-17

1

MONTSERRAT MATER

MONTSERRAT MATER

#alumna
#profesora

2023-11-06

0

Vanessa

Vanessa

que bueno que no fue rechazada si yo hago eso me rechazan de una

2022-11-21

1

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