Capítulo 16

Cuando creyó que su día no podía ser más que perfecto (pues había comido pasta a la boloñesa junto a Jeremy y, después, la madre de éste le había comprado varios pedazos de pastel), ocurrió algo que lo arruinó por completo; y aunque al principio quiso ignorarlo, no pudo hacerlo, ya que eso significaba perder una gran cantidad de dinero que, definitivamente, necesitaba para el siguiente pago de la deuda de la verdadera Hanna.

     Entonces contempló el mensaje que le había llegado a su celular: “Señorita Doe, se le invita al proceso de selección y contratación de nuevo personal. Le pedimos se presente en la empresa el día XX en un horario de 9:00 a 15:00 hrs. Se le recuerda también, que deberá acudir a recursos humanos para recoger su último pago, así como su finiquito.”

     Y ahora estaba ahí, en aquel ascensor que había tomado tantas veces durante el tiempo en el que trabajó dentro de la empresa de Derek Wright, esperando no encontrárselo y ver aquella sonrisa burlona que a las lectoras de “Atrapada por el CEO dominante” les fascinaba, y no porque la hiciera caer a sus pies, sino porque cada vez que él la dibujaba, deseaba con todas sus fuerzas golpearle la cara. Soltó un suspiro y guardó el celular en su bolsillo del pantalón de mezclilla, luego bajó la mirada para verificar que no tuviera una mancha en su blusa blanca, y, por último, gracias a su reflejo en la puerta del elevador, que su cabellera estuviera bien peinada.

     De pronto, el ascensor se detuvo y la puerta se abrió. Se dio cuenta que había llegado a su destino cuando vio a Joe Davies delante de ella, sonriendo gentilmente. Pero aquel gesto la hizo fruncir el ceño…

     —Buenos días, señorita Doe —la saludó, inclinándose ligeramente—. La llevaré a la sala de…

     —Sí, buenos días. Sólo vengo a recoger mi pago —interrumpió ella, no quería permanecer en ese lugar.

     —¿Disculpe?

     —Ya estoy trabajando en otro lugar, por lo que no me interesa realizar la entrevista. Gracias por la invitación, pero no gracias.

     Notó que, por un momento, aquel hombre se había quedado sin habla, como si no esperara que un personaje extra como ella diera tal respuesta.

     —Entiendo —dijo él, y le señaló el camino que debían seguir, contrario al que habían tomado al principio—. En este caso, deberá seguirme a recursos humanos.

     —No se preocupe, señor Davies. Usted debe tener otras cosas más importantes que hacer… y ya sé dónde se encuentra la oficina de recursos humanos, por lo que no es necesario que me lleve hasta ese lugar.

     —¿Qué?

     —Sí, gracias por la atención —respondió, y entonces pudo ver que los ojos del hombre se ensanchaban y la quijada se le desencajaba.

     Y sin más nada que decir, se alejó de él. Pero a pesar de que, por un instante, se sintió mal al tener aquella actitud con el asistente de Derek, tuvo que hacerlo… no quería que la conversación se alargara y le comenzara a preguntar sobre cómo le iba en la vida, porque entonces estallaría y le diría que gracias a su amado jefe ésta se había complicado, que ahora comía sólo una vez al día para ahorrar una gran cantidad de dinero y así pagar una deuda que no le pertenecía; y, sobre todo, quería evitar que le preguntara sobre su nuevo trabajo. Aún le aterraba que si Derek se enterara del lugar en donde trabajaba, cuando apareciera Elizabeth, la fuera a buscar para asesinarla.

     De repente, un escalofrío le recorrió por toda la espalda e inmediatamente volteó hacia atrás, sin embargo, aquel asistente ya no se encontraba en el pasillo. Por un momento trastabilló, pero se sostuvo de una pared a tiempo; inhaló y exhaló profundo, una y otra vez, hasta que el corazón dejó de latirle desbocado.

     —Todo está bien —se dijo así misma para mantener la calma—, terminemos con esto.

     Una vez se controló, continuó su camino.

...* * *...

     Por fortuna, el proceso había sido rápido, por lo que ya no tendría que permanecer más tiempo en aquel lugar. Observó el cheque que le entregaron, y aunque no era la primera vez que veía la cantidad que estaba escrita en éste, se seguía sorprendiendo que fuera más de lo que esperaba. Trató de pensar en lo que haría con una pequeña parte del dinero, probablemente ahorrarlo como dinero de emergencia en caso de que tuviera que huir.

     Huir. Aquella palabra le hacía ruido en la cabeza, ya que hasta el momento no había pensado en cometer dicho acto, ni siquiera en su mundo se le había ocurrido…

     —Qué extraño —se dijo así misma antes de guardar el papel en el bolsillo delantero de su pantalón—. Aunque no creo que sea tan sencillo.

     Prefirió no pensar más en ello, por lo que comenzó a caminar hacia el ascensor; hasta que de pronto, un brazo le rodeó el cuello.

     —¡Hanna! —gritaron al unísono unas voces que reconoció a la perfección.

     —¿Amy? ¿Mili? —preguntó, y sin esperarlo, ambas mujeres la abrazaron.

     —Creímos que jamás te volveríamos a ver —dijo Mili, sin dejar de abrazarla.

     —Cierto. Sobre todo, si te fuiste sin despedir —agregó Amy antes de alejarse—. Ni siquiera nos contestas los mensajes que te enviamos todos los días.

     —¿Cuáles mensajes? Yo no he recibido nada… —pero se quedó callada cuando recordó que, en realidad, había bloqueado a sus excompañeros de trabajo, incluyendo a Amy y Mili. Y, obviamente, eso era algo que no podía admitir—. Uh, mi celular se averió —mintió—, y no he tenido tiempo de llevarlo a reparar.

     —¿Es eso? —dijo Mili, mientras le daba un codazo a su compañera—. Amy pensó que nos habías bloqueado.

     Y al escuchar tales palabras, Kanna sonrió nerviosamente, preguntándose también, por qué razón no podía ser cortante con ambas chicas, así como lo había sido con Joe Davies; pero pensó que, probablemente, se debía a que, así como ella, sólo eran personajes extras.

     —No, no fue así… —se excusó, tratando se sonar lo más convincente posible—. Pero ahora que lo pienso, ¿cómo supieron que estaba aquí?

     —Bueno, la señora Brandon, de recursos humanos —Mili le comenzó a explicar—, nos dijo que vendrías a la entrevista de trabajo y a recoger tu último pago.

     —Me fascina su discreción.

     —Por cierto —interrumpió Amy—, hay varias personas que quieren saber de ti. Sobre todo, dos personas que también desean hablar contigo.

     —Qué lástima, me tengo que ir…

     Y antes de que pudiera marcharse, ambas jóvenes la sujetaron de los brazos y la llevaron casi arrastras al elevador.

     —¿Tienes que ir a trabajar? —le preguntaron al unísono.

     —No, hoy cambié mi día de descanso en la boutique para poder venir —sin embargo, al darse cuenta de lo que había dicho, quiso golpearse de inmediato—, pero tengo cosas que hacer.

     —Sólo serán unos minutos, Hanna —contestó Mili, sin soltarla—. En verdad, todos quieren verte.

     —Por cierto, ¿en qué boutique trabajas? Tal vez podamos ir a comprar y verte más seguido.

     Y aunque tenía pensado no mencionar el nombre de la boutique para evitar visitas inesperadas, el escuchar que irían a comprar ropa y que eso le permitiría ganarse una buena comisión, decidió que ganar dinero era más importante que evadirlas.

     —Claro, es Sally's Boutique —sonrió al imaginar que ganaría una gran cantidad de dinero—. Estoy de lunes a sábado.

     —Bien. En cuanto nos paguen, iremos a comprar.

     Entonces, Kanna se dejó llevar al ver la posibilidad de que, al igual que Amy y Mili, sus excompañeros se animaran a comprar en la boutique. Sin embargo, las tres entraron al elevador sin percatarse de las dos personitas que habían escuchado toda su conversación…

...* * *...

     —¡Hanna! —gritó la mayoría de sus excompañeros mientras se aproximaban a ella.

     —Hola —saludó en voz baja, sin saber qué más decir o cómo reaccionar ante el alboroto que había provocado su presencia—, ¿cómo han estado?

     Ante aquella pregunta, todos comenzaron a quejarse que ahora el trabajo se les acumulaba en grandes cantidades, pues ya no estaba para ayudarles; además, le contaron que Derek les había llamado la atención al descubrir que dependían demasiado de ella, y que los había amenazado con descontarles su salario si seguían así. También le habían dicho que extrañaban los snacks y café que preparaba y dejaba en la cocineta, para que ellos pudieran comer mientras trabajaban y así cumplir con todos los proyectos de la empresa.

     Y, sin poder evitarlo, sonrió tímidamente al saber que todos esos pequeños detalles (que al principio realizó para ocultarse de la vista del protagonista masculino) habían sido notados.

     —No regresaré —confesó, causando la decepción de todos—. Ya tengo un nuevo trabajo y me va bien.

     «Y no pienso meterme en la boca del lobo, otra vez», pensó. Luego miró a Amy y a Mili que miraban en todas direcciones, como si estuviesen buscando a alguien.

     —Bien, ya saludaron a la señorita Doe —interrumpió una voz femenina que de inmediato reconoció—, así que regresen a sus puestos de trabajo.

     Kanna observó a la mujer que avanzaba hacia ella, tan hermosa, fuerte y genial como recordaba; también se dio cuenta de la otra joven que la acompañaba.

     —Buenos días, señorita Moore —dijo, cortésmente. Aún no podía olvidar el momento en que la había defendido de Matt Taylor—. Hola, Erin.

     —Sí, buenos días —respondió Sylvie, cruzándose de brazos mientras esperaba que los demás se dispersaran y las dejaran solas—. Necesitamos hablar...

     —¿Nosotras…? —preguntó completamente sorprendida, pues no tenía idea sobre qué quería hablar Sylvie Moore; pero parecía ser algo muy importante.

     No obstante, temía que ambas estuvieran a solas… después de todo, era la villana de “Atrapada por el CEO dominante”, y ella era un personaje extra a quien lograba manipular para hacerle daño a la protagonista. Miró a Amy y a Mili e inmediatamente pensó en una excusa para salir de dicha situación.

     —Lo lamento, señorita Moore —dijo—, pero Mili, Amy y yo, ya tenemos planes. De hecho, estamos esperando a dos personas que…

     —Hanna —la interrumpió Amy—, Erin y la señorita Moore son las personas que quieren hablar contigo.

     «¡Mierda!», soltó internamente antes de desear que la tierra se la tragase.

     —Uh, disculpe, yo no sabía…

     Ahora no sabía qué excusa dar para irse de una vez a su departamento y fingir que aquellos encuentros jamás sucedieron; sin embargo, sabía que decir “Me ha surgido un inconveniente por el cual debo posponer nuestra reunión para algún otro día” sonaba demasiado falso. Pero luego recordó que ya no trabajaba en esa empresa, por lo que lo que pensaran ellas era algo que ya no le podría afectar. Entonces, decidió negarse…

     —Bien, yo invitaré el almuerzo —soltó Sylvie, señalándolas a todas—, así que no duden en pedir lo que quieran.

     —¿En serio? —preguntó. Y estaba segura que esas mujeres habían notado el brillo en sus ojos y la saliva que le escurría de la comisura de los labios—. ¿Todo lo que queramos?

     Notó que Sylvie doblaba el dedo índice de su mano derecha y se lo llevaba a los labios mientras dibujaba una ligera sonrisa. A Kanna aquella expresión le pareció demasiado encantadora, que, por un momento, hizo que su corazón diera un brinco…

     —Señorita Doe, creo que ya encontré su debilidad —expresó antes de avanzar hacia la puerta del ascensor—. Y eso es algo de lo que me puedo aprovechar.

     Y por extraño que pareciera, Kanna no notó ninguna amenaza en su voz, sólo un tono juguetón entre dos buenas amigas; así que, sin dudarlo, la siguió y entró en el elevador.

...* * *...

     —¿Escuchaste eso, hermano? —preguntó el niño—. Ella ahora trabaja en Sally Buti*.

     Ambos niños caminaban hacia la oficina en la que estaban antes de que la abandonaran al escuchar que Hanna estaba ahí, en recursos humanos, por lo que tomaron el ascensor y fueron a buscarla. Al principio querían reclamarle por haber roto su promesa de jugar con ellos, pero cuando estuvieron casi frente a frente, se escondieron… entonces escucharon la conversación que tuvo con sus otras compañeras.

     —Dijo Sally's Boutique —aclaró el otro niño mientras observaba a su hermano, quien, al escuchar el nombre correcto, sacó su celular y comenzó a buscar en internet.

     —¡Mira, aquí está la ubicación! —gritó el pequeño, completamente feliz—, después de la escuela podemos ir a verla.

     —Alex, ¿para qué quieres que vayamos a verla? —preguntó Max, levantando una de sus cejas.

     —No lo sé…

     —Yo te diré por qué —soltó el niño, con sus brazos cruzados; e inmediatamente agregó—: venganza.

     —¡Sí! —gritó Alex, levantando sus brazos hacia el cielo—, ¡por mentirnos!

     —Sí, no sabrá lo qué les espera.

     Y al decir eso, ambos niños sonrieron maliciosamente.

^^^C o n t i n u a r á . . .^^^

*Alex pronuncia mal el nombre.

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Comments

Laura Álvarez

Laura Álvarez

Por mas qué ella no quiere tener nada que ver con los protagonistas y los villanos el destino siempre la lleva a toparse con ellos sus compañeros se i que la extrañan que querra Sylvie con ella y los gemelos ya quieren hacerle una travesura pero no creo que puedan 😌

2024-11-23

0

Claudia Andrea Gallardo Leon

Claudia Andrea Gallardo Leon

les gusto hanna pero se expresan asi por su necesidad de atenciom

2024-11-25

0

🤗Finita💖💫🇲🇽

🤗Finita💖💫🇲🇽

Espero que los niños le hagan daño. Que se vuelvan amigos los tres.

2022-06-13

3

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