Capítulo 4

Al principio, cuando la autora introdujo a Jeremy Jones dentro de la trama de “Atrapada por el CEO dominante”, a Kanna le pareció que éste era un personaje demasiado irreal. No podía creer que alguien, aunque ficticio, fuese tan amable y encantador. Probablemente eso se debía a que jamás, en su corta vida, había conocido a alguien que fuera amable con ella; entonces, sin esperarlo siquiera, comenzó a anhelar que, así como a Elizabeth, apareciera alguien que le ayudara, la reconfortara y le asegurara que todo estaría bien… y un día, deseó con todas sus fuerzas que Jeremy se convirtiera en alguien real.

     Y que, si existía la posibilidad, por muy improbable que esta fuera, él apareciera ante ella, la tomara entre sus brazos preguntándole si todo estaba bien… por lo que ella, al escuchar dicha pregunta, comenzaría a llorar.

     Sin embargo, sabía que eso jamás sucedería ya que para él sólo existía Elizabeth.

     —¿Estás bien? —le preguntó Jeremy, y ella de inmediato se dio cuenta de que su deseo se había cumplido—. Discúlpame, no te había visto… Hanna.

     Por un momento, aquel nombre la descolocó; luego recordó que ahora se encontraba ocupando el cuerpo de ese personaje extra.

     —Jeremy —colocó su mano en la boca para evitar gritar. Supuso que así debía sentirse uno al encontrarse frente a frente con su ídolo. Pero, de inmediato, se dio cuenta que ella no podría reaccionar de esa forma—. No, Jeremy, fue mi culpa… yo estaba distraída y no me di cuenta por dónde caminaba.

     Tenía que mantener la calma e intentar contestar y reaccionar como lo haría la verdadera Hanna, o más bien, una Hanna seria y tranquila que quería evitar su propia muerte.

     De pronto Jeremy comenzó a reír con fuerza, y esa risa hizo que su corazón diera un brinco.

     —Al parecer, ambos estábamos perdidos en nuestros pensamientos —dijo él.

     «Tan lindo», pensó Kanna, preguntándose también si en ese momento su rostro estaba teñido de carmín.

     —Vaya, hace tiempo que no nos vemos.

     —Sí, así es —respondió ella, sintiendo que la vergüenza poco a poco se extendía por todo su cuerpo. Tragó saliva y se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja, luego levantó la mirada hacia arriba, como si se tratase de un pequeño ciervo, en un ridículo esfuerzo de verse encantadora—, no nos vemos desde la boda…

     Sin embargo, al ver la expresión que había hecho aquel joven, Kanna quiso darse una bofetada al darse cuenta de lo que había dicho. “La boda” se había convertido en un tema del que no se podía hablar, pero no podía culparlo, pues aquel fatídico día descubrió que Elizabeth había estado con otro hombre a minutos de casarse con él; y aunque ella sabía que la protagonista había sido drogada, eso era algo que no podía revelarle.

     —Sí —respondió Jeremy, y Kanna notó como sus ojos verdes se oscurecieron ante aquella mención.

     —Lo siento, de verdad lo siento —se apresuró en decir.

     —No tienes que disculparte, después de todo, Eli… —Jeremy hizo una pausa como si aún le doliera mencionar aquel nombre—, Elizabeth era tu mejor amiga.

     —Ambos eran mis mejores amigos.

     Y Kanna no estaba mintiendo. En la trama original, Hanna, Elizabeth y Jeremy eran buenos amigos y estudiaban juntos en la escuela, después continuaron en la misma universidad, sólo que el primer año de su carrera ocurrió el incidente de la boda; entonces Jeremy desapareció, seguido de Elizabeth, y Hanna tuvo que terminar la carrera sin saber de ellos.

     —¿Yo era tu mejor amigo? —preguntó él con un tono coqueto en su voz; le dedicó una leve sonrisa e inclinó su cabeza, acercándose—. Todavía estoy vivo, y todavía podemos serlo.

     Al escucharlo quiso arrojarse a sus brazos y besarle, pero sabía que, en ese momento, el que hablaba no era el Jeremy que amaba. En la trama original, tras el “engaño” de Elizabeth, él se va del país; y con el corazón roto, pero también lleno de resentimiento, se convierte en un playboy que gusta de tener encuentros de una sola noche con diferentes chicas con el fin de no tener que involucrar sus sentimientos. Y una vez regresa a la ciudad esto tampoco cambia, ya que, después de reencontrarse con Hanna Doe, ambos comienzan una relación física. Claro que eso no era lo que ella creía, pues pensaba que había conquistado su corazón y que pronto se convertiría en Hanna Jones; sin embargo, su fantasía se destruyó cuando la protagonista regresó, pues los sentimientos que Jeremy había tratado de ocultar surgieron de nuevo, provocando que ella se volviera loca de celos y confabulara con otros personajes para hacerle daño a su antigua amiga.

     —¡Claro! —respondió enseguida, percatándose de que se estaba dejando llevar por su instinto de fan; entonces, se concentró en lo que diría a continuación—: Podemos ser amigos —recalcó la última palabra y sonrió, fingiendo inocencia para que Jeremy se diera cuenta que no estaba interesada en ser algo más, aunque eso no fuera verdad—, como en los viejos tiem…

     No pudo terminar la oración cuando, de pronto, su estómago gruñó; y en ese instante quiso que la tierra se la tragara.

     —¿Oh? —pronunció él antes de comenzar a reír con fuerza—. Ven, te invito a comer.

     Kanna lo miró directamente, y al verlo con aquella hermosa sonrisa dibujada en su rostro, no hizo más que enrojecer.

     —No, lo siento —explicó ella mientras se tapaba el rostro con ambas manos—, qué vergüenza.

     —No tienes porqué apenarte… —respondió Jeremy, tomándola de las manos para descubrirle el rostro—. De hecho, ya tengo una reservación hecha en un buen lugar. Vamos, comamos juntos. Será nuestra comida de reencuentro y del primer día de nuestra nueva amistad.

     Entonces Kanna miró el camino que tenía que tomar para llegar al supermercado y comprar la despensa de la semana; pero después observó el cautivador rostro de Jeremy, y la propuesta de una comida gratis, la motivaron a faltar a la promesa que se hizo a sí misma de no involucrarse con su personaje favorito.

     —Bien, vamos.

...* * *...

     La comida era demasiado deliciosa y, mientras masticaba el jugoso pedazo de carne, supo que había hecho una buena elección en romper su promesa, porque ese tipo de comida era algo que jamás podría probar, no por ahora, ya que su meta primordial era pagar por completo la deuda de la verdadera Hanna… y si no podía regresar a su cuerpo original, su siguiente meta era descubrir lo que haría de su vida hasta que muriera.

     —Parece que… no has comido en varios días —dijo Jeremy, completamente sorprendido, en voz baja.

     —Por una circunstancia —comenzó a explicar Kanna—, he tenido que limitarme.

     —¿Circunstancia? —preguntó él—, ¿está todo bien? ¿necesitas ayuda?

     Por un momento su tono de voz la alegró, y nadie podía culparla, pues frente a ella estaba la persona que había anhelado por tanto tiempo, preocupándose por ella. Y aunque quería decirle que no todo estaba bien, contarle sobre la deuda y que, si no lograba pagarla, Jack la tomaría, no pudo hacerlo…

     Conociendo su verdadera personalidad, sabía que si le hablaba sobre su situación él no dudaría en pagar dicha deuda; pero también sabía que, ante tal acción, terminarían estando juntos como en la trama original y eso, al final de todo, la llevaría a su trágica muerte.

     —No, gracias —le respondió, mirándolo directamente a los ojos, sin vacilación—. Esto es algo que debo resolver yo sola…

     —¿A caso no tienes trabajo? Creí que después de haberte graduado de la universidad te iba bien.

     —Oh, sí, pero…

     Hizo una pausa porque no sabía qué contestar, pues a pesar de haber despertado como Hanna Doe, no recordaba lo que ésta había hecho antes de ese día; salvo por pequeñas imágenes que aparecían en su mente o por lo poco que se narraba en la novela.

     —Tuve algunos trabajos malos —dijo, refiriéndose a los trabajos que había tenido en el mundo real—. En fin, todo se resolverá pronto.

     —Si estuvieras conmigo… —al escuchar eso, Kanna casi se atragantó. Jeremy hizo una pausa y le ofreció un vaso con agua—, no tendrías que preocuparte.

     Kanna sabía que esas palabras eran producto del dolor que todavía sentía a causa de la supuesta traición de su gran amor, y que no debía tomárselas tan personal, pues él se las hubiera dicho a cualquiera… y aunque, claro, esa propuesta era algo que la verdadera Hanna aceptaría sin dudar, también debía admitir que ella le diría “sí” sin rechistar.

     —No, gracias —respondió, levantando su mano derecha para impedir que él acercara su rostro, porque, asimismo, sabía que el aceptar semejante proposición significaba encaminarse a su fatídico final—. Creo que lo olvidaste, pero también soy amiga de Elizabeth…

     Al oírla, Jeremy se sorprendió y la vergüenza lo invadió.

     —Hanna, yo sólo…

     —Voy a terminar mi comida porque en verdad tengo hambre y ya he perdido mi orgullo —explicó ella mientras cortaba otro trozo de carne en su plato—, una vez lo haga, te agradeceré por esto y me retiraré —levantó la vista para mirarlo fijamente a los ojos—. Haremos como si no hubieses dicho nada. Y si quieres que seamos amigos de nuevo, está bien… pero si esperas algo más, lo siento, estás buscando a la persona equivocada.

     —Hanna, no entiendo por qué tu respuesta es esta.

          De pronto, al escuchar aquella oración, a su mente llegó la imagen de la verdadera Hanna aceptando sin dudar; y entonces, como si se tratase de una fuerza invisible que quiere que siga la trama original, sus labios se entreabrieron, dispuestos a cambiar su respuesta por una afirmativa…

     —¡Hijo! —escucharon ambos e inmediatamente voltearon sus cabezas—, ya estoy aquí.

     Por un momento Kanna no la reconoció, pero tardó sólo unos segundos en darse cuenta de que esa mujer, de cabellera castaña y brillante, era la madre de Jeremy. Y aunque poco se conocía de ella, lo que todos los lectores de “Atrapada por el CEO dominante” sí sabían, gracias a que la autora no dejaba de recalcar este hecho, era que odiaba a Elizabeth por traicionar a su único hijo.

     —Madre —respondió Jeremy mientras se levantaba para ofrecerle un asiento a aquella mujer—. No esperaba que la comida con tus amigas terminara tan pronto.

     —Oh, querido —la mujer lo abrazó y le dio un beso en la mejilla—. Claro que iba a terminar pronto si, por fin, me encontraría con mi hijo después de tantos años de no verlo.

     Entonces la mujer notó su presencia y arrugó el entrecejo.

     —Y esta joven, ¿quién es?

     —Es Hanna —respondió él—. No sé si la recuerdas de la escuela…

     —Oh, sí, la amiga de esa mujer.

     Kanna pudo sentir el odio que la voz de la madre de Jeremy desprendía, y tragó en seco el pedazo de carne; por un momento quiso toser debido al dolor que esto le había provocado, pero prefirió levantarse de la mesa.

     —Creo que es hora de irme —dijo—. Te agradezco por la invitación, Jeremy.

     —Hanna, no tienes porque irte —soltó él, luego miró a su madre—. Madre, Hanna también es mi amiga y hoy nos reencontramos… ¿podrías no actuar así?

     —No puedo, es la amiga de esa mujer. Y todo lo que se refiera a ella, lo detesto.

     —Bien, me tengo que ir o esto me provocará indigestión —dijo mientras acomodaba la silla en la que se había sentado.

     —Sí, vete y dile a esa mujer que espero que no se cruce en mi camino o no sé lo que podría hacerle.

     —¡Madre!

     —No he tenido contacto con Elizabeth desde aquel día —explicó, causando que Jeremy y su madre se sorprendieran ante tal revelación—. Ella simplemente desapareció… y no la culpo.

     No quería involucrarse en esa discusión ni mucho menos en la trama original, y si por ella fuera ya se habría mudado de país; pero pese a eso, no le agradaba que la gente hablara mal de otras personas a sus espaldas, sobre todo, que las acusaran de algo de lo cual no tenían toda la información. Apretó los puños queriendo contenerse de lo que haría a continuación, pues una vez que lo hiciera no habría marcha atrás y, entonces, las posibilidades de ser amiga de Jeremy desaparecerían por completo.

     —No puedo creer que, conociendo la personalidad de Elizabeth, no creyeran en su explicación —soltó, luego miró a Jeremy—. Ella era alguien que temblaba con sólo tomar tu mano… ¿de verdad crees que estaría con otro hombre cuando te amaba tanto?

     “Sí, ya no me podré retractar”, se dijo a sí misma. Después de todo, Elizabeth era la protagonista y Jeremy la tenía clavada en su corazón; tanto así que, al final, él se marcharía lejos después de verla feliz junto a Derek y sus hijos.

     —Gracias por la comida.

     Fue lo último que dijo antes de salir de aquel restaurante. Sin embargo, una mano la detuvo antes de que se alejara del lugar; y cuando volteó la cabeza, se encontró con Jeremy que la miraba con un sentimiento que no pudo descifrar…

     —Una disculpa —dijo ella—, no sé por qué di explicaciones sobre algo que no me concierne.

     —No, soy yo quien lamenta el comportamiento de mi madre —respondió él sin soltarla de la mano—. Sin embargo, no quiero que esto se convierta en un adiós, por lo que espero que sigamos siendo… sólo amigos.

     Al escuchar eso, Kanna asintió y se dijo a sí misma: “Amigos está bien”.

     —Bien —Jeremy le soltó el brazo y le tendió la mano—, necesito tu teléfono.

     E inmediatamente se lo entregó. Después vio que él comenzaba a teclear en el pequeño aparato y una vez terminó, se lo regresó.

     —Guardé mi número para que llames cuando me necesites.

     —¿Y si no lo hago?

     —No importa, me envié un mensaje para tener tu número —explicó él, dibujando una gran sonrisa en su atractivo rostro—, así que no podrás escapar.

     —Eso suena a amenaza. ¿Seguro que somos amigos? —respondió Kanna mientras le devolvía la sonrisa—. Bien, lo tendré en cuenta.

     Y sin más nada que decir, se despidió y le dio la espalda, caminando rápidamente hasta alejarse de ahí.

...* * *...

     Jeremy no sabía cómo explicar que Hanna actuara tan diferente a lo que recordaba durante la escuela. Estaba seguro que en aquel tiempo, a pesar de ser el novio de Elizabeth, ella le coqueteaba descaradamente cada vez que podía; e incluso el día de su boda le había abrazado de una forma tan extraña… pero ahora estaba ahí, rechazando su proposición.

     «¿De verdad crees que estaría con otro hombre cuando te amaba tanto?», a su mente llegaron aquellas palabras, y algo de eso le molestó. Definitivamente tendría que investigarlo, porque tal vez, sólo tal vez, Hanna tenía razón.

     —Hanna —pronunció su nombre, y de inmediato observó el camino por el cual se había marchado—, espero que nos veamos pronto.

^^^C o n t i n u a r á . . .^^^

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***