—Madre, ¿te encuentras bien? —preguntó Jeremy, y la mujer no contestó—. Te llevaré al hospital para que te hagan una revisión completa.
Sin embargo, su madre negó con la cabeza. Kanna sabía que su presencia incomodaba a la mujer, suponía que no le había hecho nada de gracia que la ayudara y que ahora le debiera un favor. Así era la madre de Jeremy, descrita como una mujer bondadosa que defendía las causas injustas y apoyaba a aquellos que necesitaban ayuda, y que también regresaba los favores que le hacían; sin embargo, después de que Elizabeth “traicionara” a su hijo, se transformó en una madre agresiva y sobreprotectora. Odiaba a Elizabeth y a todas las personas que estuvieran relacionadas con ella, eso incluía a la verdadera Hanna.
—Bien, si no hay nada que yo pueda hacer… me retiro —soltó Kanna, tenía que seguir su búsqueda de trabajo y no podía perder más tiempo, aunque se tratara de su personaje favorito.
—¡Espera! —dijo Jeremy, alzando la voz y tomándola del brazo.
Kanna bajó la mirada hacia la mano que la sujetaba, y después lo miró a los ojos. Él, al ver que su reacción había sido demasiado exagerada, la soltó de inmediato.
—Disculpa, yo…
—No te preocupes. Pero creo que debes llevar a tu madre a casa, no se ve bien —soltó ella, y al decir esto, la mujer la regresó a ver—. Probablemente esté afectada por el shock.
«Váyanse», dijo en su mente; no quería que Jeremy se enterara de la razón por la cual se encontraba en esa zona. Y aunque lo anhelaba, debía mantenerse lo más lejos posible de él si quería evitar la bandera de la muerte.
Entonces, cuando pretendía comenzar a caminar para alejarse de ellos, notó que Jeremy miraba hacia el piso, y con una de sus cejas levantadas la regresó a ver. Al encontrarse con este gesto, ella bajó la mirada en la misma dirección, y se encontró con una de las copias de su curriculum que estuvo repartiendo para encontrar trabajo. Él se agachó y levantó la hoja.
—¿Estás buscando un trabajo? Creí que ya tenías uno…
—Sí, lo tengo —respondió, desviando la mirada hacia otro lado—. Pero siempre es bueno repartir currículums.
Y en lugar de regresarle la hoja, Jeremy comenzó a leer el papel.
—Acaso, ¿esta no es la empresa en la que trabajabas como ayudante? —preguntó él—. Dice que es la última empresa en la que trabajaste hasta hace unos días.
«¿Cómo sabe eso?», se preguntó ella.
—Bien. Sí. Me despidieron —afirmó Kanna, con la cara roja de la vergüenza, arrebatándole la hoja de la mano para guardarla en su carpeta—. Y estoy buscando un nuevo trabajo… incluso como vendedora en una de estas boutiques.
Quería que la tierra se la tragara. Todavía podía recordar el ofrecimiento de Jeremy cuando se encontró con él, y ella, toda orgullosa, lo había rechazado. Y ahí estaba, de nuevo, aceptando que la habían despedido… y no quería pensar en qué el pronto se enteraría de la razón detrás de eso.
—Hanna —dijo él—, puedo ayudarte a conseguir trabajo.
Entonces ella notó que él miraba a su madre, y adivinó lo que pretendía lograr: que le dieran un puesto dentro de su empresa familiar.
«Definitivamente no», pensó. La vida le era difícil desde que comenzó a trabajar en la empresa del personaje principal masculino, sólo para evitarlo y vivir más tiempo; ahora, pasaría por lo mismo para alejarse de Jeremy, y esto sería más difícil ya que existía una relación más cercana a comparación del CEO.
Además, le aterraba la idea de que cuando comenzara la trama de la novela, tendría que ver a Jeremy corriendo tras Elizabeth, tan profundamente enamorado…
—Agradezco tu ofrecimiento —soltó—, pero esto es algo que debo hacer por mí misma.
—Hanna, quiero ayudarte —respondió él, con sinceridad.
—Lo sé… pero no, gracias.
—¿Por qué no dejas que te ayude? —preguntó Jeremy—. Somos amigos.
Kanna no entendía por qué él se quería aferrar tanto a ella, ¿qué pretendía? ¿qué buscaba? ¿o acaso se trataba de que la trama original debía recobrar su sentido y hacer que ambos estuvieran juntos para que, al final, él la dejara por la protagonista y ella tuviera que buscar venganza? ¿Era su destino, independientemente de si era Hanna o no, el morir?
Y por un momento, quiso sucumbir… pero entonces, pensó en la verdadera Hanna. Llorando y preguntando por qué siempre era Elizabeth.
«¿Por qué todos la escogen a ella y no a mí?», se preguntó. E inmediatamente se dio cuenta de que había pensado como si fuera la verdadera Hanna.
—Yo sólo quiero que estés bien. Puedo encontrar un puesto en nuestra empresa y…
—Gracias, pero necesito hacer esto sola —dijo ella—. Hasta el momento lo he estado haciendo bien.
Al escuchar eso, Jeremy se afligió.
—Lo siento, Hanna.
—No te culpo de nada, Jeremy —explicó al darse cuenta de la expresión de éste—. De verdad, agradezco tu preocupación… pero también es verdad cuando te digo que es algo que debo hacer sola.
—Entiendo.
—Bien —sonrió. Y entonces notó la mirada llena de curiosidad de la madre de Jeremy—. Eh, creo que es hora de que lleves a tu madre al médico o a casa.
—¡Madre, lo siento! —soltó Jeremy al darse cuenta que se había olvidado de la presencia de su madre.
—No te preocupes, entiendo —al decir esto, los miró a ambos.
—Yo debo ir a casa —dijo Kanna, totalmente nerviosa ante la mirada de esa mujer—, ya es tarde.
—Oh, sí —respondió Jeremy, también nervioso—. ¿Quieres que te llevemos a casa?
—No, gracias —señaló a la madre de Jeremy—. Debes llevar a tu madre.
—Sí, claro, bueno… cuídate.
—Bye —fue lo único que dijo Kanna antes de darles la espalda e irse rápidamente.
Ambos, madre e hijo, la vieron alejarse, sin decir palabra, hasta que desapareció de su vista.
—Madre —soltó Jeremy—, voy a hacerme cargo de la empresa.
La nombrada se sorprendió. Desde el incidente de la boda, su amable hijo se había transformado en un hombre mujeriego que poco le importaba la empresa familiar; sólo le interesaba tener dinero para ir a fiestas y comprarles regalos a sus innumerables novias. Cada que recordaba en lo que se había convertido su hijo, la tristeza la embargaba… y todos los días se preguntaba cuándo podría recuperar al antiguo Jeremy.
—Bien, hijo.
—Pero, a cambio, necesito pedirte un favor.
La mujer se sorprendió ante la seriedad de las palabras de su hijo, por lo que prestó su total atención…
—Quiero que, como socia de esa boutique, contrates a Hanna —entonces, Jeremy miró a su madre—, sin que ella se entere.
Ante aquella petición, sólo asintió. Hace años, cuando conoció a Hanna como la amiga de Elizabeth, hubo algo en ella que no le agradó; no le gustaba cómo miraba su hogar y a su hijo, como si imaginara que pronto todo eso sería suyo. No obstante, la Hanna que había visto hasta ahora, era completamente diferente… como si no quisiera relacionarse con ellos.
Claro que las personas cambian conforme pasan los años. Pero esta chica…
—¿Por qué quieres ayudarla a tal grado, hijo? ¿acaso ella te gusta?
—Sólo… es mi amiga.
Y entonces, la madre de Jeremy supo que era mejor tenerla cerca. Tal vez, gracias a esa chica, el antiguo Jeremy volvería.
^^^C o n t i n u a r á . . .^^^
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Comments
Laura Álvarez
Pobre Hanna sentirse así se que no estaba bien pero me da tristeza que no la quisiesen y jeremi será que de verdad quieres ayudar a Hanna o solo quieres utilizarla para vengarte de Elizabeth por que ella era su amiga 🤨
2024-11-22
0
🤗Finita💖💫🇲🇽
Me gusta la novela.
2022-06-13
1
ℓυкє
Hecho de menos a los niños :c
2022-05-25
1