En el mundo real, Kanna era una joven que nunca se había interesado en tener una relación romántica; para ella, lo primordial era pagar la deuda de su padre y que así los cobradores dejaran de acosarla por todas partes. Claro que eso cambió cuando conoció a Jeremy, uno de los protagonistas de la novela “Atrapada por el Ceo dominante”; y aunque al principio no quiso aceptar que se había enamorado de un personaje ficticio, tuvo que hacerlo después de derramar tantas lágrimas por él y desear con todas sus fuerzas que se convirtiera en alguien de carne y hueso.
Sin embargo, a pesar de que dicho deseo se había hecho realidad, no podía estar a su lado… pues él pertenecía a la protagonista.
Entonces se imaginó a la verdadera Hanna, creyendo que después de autoproclamarse su novia, de recibir unos pocos besos fugaces y de tener sexo con él, se convertiría en su esposa. Pero luego la visualizó llorando y gritando, preguntándole por qué siempre procuraba a Elizabeth sabiendo que ahora ella estaba con Derek Wright.
«Porque aún la amo», había respondido él. Y Hanna, al escuchar tal aseveración, enloqueció; viéndolo marchar, apretó los dientes y juró que Elizabeth se las iba a pagar.
Al pensar en aquella escena, a Kanna le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Después de todo, tenía que admitir que, al encontrarse con Jeremy, su plan era que una vez Elizabeth y Derek quedaran juntos, ella podría estar a su lado; pero luego, a su mente llegaban los pensamientos de que él jamás podría olvidar a su gran amor… y que entonces ella tendría que vivir, por siempre, bajo su sombra.
«Qué ilusa debo ser», se dijo a sí misma, mientras se acurrucaba en su cama. Había pasado un día del encuentro que tuvo con Jeremy después de haber ayudado a su madre, y todavía sentía remordimientos por la forma en que le había hablado; pero, aun cuando el peso de la culpa la ahogaba, no tenía otra opción, ya que le pareció que él quería apegarse a ella…
Aunque lo entendía, porque después de todo, ella era la única conexión que tenía con Elizabeth. Su gran y único amor. Y ya que no sabía dónde se encontraba ésta, quería mantenerse pegado a Hanna, por sí un día ella regresaba y buscaba a su mejor amiga.
De pronto, su celular timbró.
—¿Hola? —preguntó ella mientras se reincorporaba.
—Hola, buenas tardes. ¿Tengo el gusto con Hanna Doe?
—Con ella habla…
—¡Hola! Mi nombre es Cassandra y soy una de las gerentes de Sally's Boutique —respondió la voz al otro lado de la línea—. Hace un día, recibimos tu currículum, y estamos interesados en que trabajes con nosotros… ¿podrías acudir a una entrevista el día de hoy?
Por un momento enmudeció; no recordaba haber entregado un currículum en alguna boutique, pero ahora que se presentaba la oportunidad de conseguir un trabajo, no la iba a desperdiciar.
—¡Claro! —dijo, conteniendo las ganas de gritar de la felicidad—, ¿a qué hora debo presentarme?
—Lo más pronto que puedas, te estaremos esperando.
—Bien, voy en seguida.
—Perfecto. Nos vemos entonces.
—Claro, y muchas gracias.
Al colgar, no pudo evitar dar brinquitos de emoción. Por fin había conseguido un nuevo trabajo, por lo que se apresuró a arreglarse lo mejor que pudo; colocó un pasador de perlas en el lado derecho de su cabeza, para que le sujetara unos mechones de su cabello; luego se puso un poco de bálsamo en los labios; y con toda la confianza que pudo juntar, se apresuró a salir de su departamento.
Definitivamente, todo iría bien.
...* * *...
En la vida real, Kanna había tenido varios empleos: como encargada de una tienda de conveniencia, repartidora de volantes, armando cajas y bolsas, auxiliar administrativo, recepcionista de un salón de belleza, encargada de un café internet, limpiando casas, encargada de un baño público, mesera, despachadora en una gasolinera e incluso como niñera.
Gracias a esos trabajos, sabía cómo vender y, también, fingir ser amable para ganar buenas propinas. Pero ahora que veía lo que tenía que hacer en esa boutique, sabía que su experiencia laboral no le serviría en nada…
—¿Puedes iniciar el día de mañana? —le preguntó la gerente, cuyo nombre era Anabeth, después de que le hiciera la entrevista.
—De hecho, puedo iniciar hoy —mintió.
No sabía cómo iba a lograrlo, a pesar de tratarse de ventas, también tenía que ayudar a sus clientes a que encontraran la ropa adecuada para ellos. Luego se miró en uno de los espejos que tenía la boutique, y se dio cuenta que ni su ropa estaba tan coordinada como las de las otras vendedoras… pero no había de otra, el pago era bueno (aunque no tan bueno como el que ganaba en la empresa del protagonista), y le permitiría (siempre y cuando se limitara mucho) pagar la deuda de Hanna.
—¡Perfecto! Mientras verificaré quién puede entrenarte, sólo te pediré que el día de hoy recibas a los clientes en la puerta. Si ves que uno de ellos se encuentra perdido, ofrece tu ayuda… y en cuanto se desocupe una de las vendedoras, ella te apoyará.
—Okey —respondió Kanna, dibujando una sonrisa para fingir confianza.
—Bien —fue lo único que le dijo Anabeth antes de dejarla junto a la entrada.
«Vamos, Kanna. No es la primera vez que te dedicas a ventas o a atender personas», se dijo a sí misma. Luego inhaló y exhaló lentamente, contando hasta diez, en un intento por tranquilizarse; de repente la puerta se abrió y Kanna vio a la pareja que entraba. Él, de cabello azabache y ojos castaños, vistiendo un traje azul oscuro; mientras la mujer era rubia, de ojos azules, totalmente hermosa, portando un vestido rojo ajustado a su cuerpo.
—¡Bienvenidos a Sally's Boutique! —soltó Kanna y se inclinó cortésmente.
Sin embargo, no recibió respuesta alguna. El hombre estaba más concentrado en su celular, mientras la mujer sólo la miró de pies a cabeza y después soltó una risilla. Y al alejarse de ella, Kanna miró su reflejo a través del cristal de la puerta, y notó lo patética que se veía con ese pasador en la cabeza, entonces se lo quitó y lo guardó en el bolsillo del pantalón.
«Tú puedes, Kanna», se dijo para volver a animarse.
...* * *...
Notó que ya habían pasado más de cinco minutos, y ni una de las vendedoras se acercaba a la pareja que permanecía en los asientos reservados para clientes VIP. Ella ya había recibido a varios clientes después de ellos, que inmediatamente fueron atendidos por sus compañeras. Supuso que eso se debía a la actitud de la mujer… y podía entenderlas a la perfección. Entonces tocó el bolsillo donde aún permanecía su pasador de perlas.
—Buenas tardes, señorita —dijo Kanna, acercándose a ellos.
A pesar de no querer atender a esa mujer, tenía que hacerlo; sobre todo si, al hacer un buen trabajo con ellos, ganaría una buena comisión.
«Todo sea por el dinero, malditos hijos de puta», dijo mentalmente.
—¿Qué clase de ropa está buscando?
—¿Tú vas a atendernos? —preguntó la rubia. Y Kanna casi quiso escupirle en la cara—. ¿No tienen a alguien más… adecuado?
—Mis otras compañeras se encuentran ocupadas, pero si gusta esperar… no hay problema.
De pronto notó que la mujer miraba a su acompañante, quien seguía absorto en su celular, esperando que interviniera; pero al ver que éste no la apoyaba, dio un gran suspiro.
—Está bien —soltó ella—, muéstranos toda la sección de vestidos de noche. Necesito uno que me haga ver más deslumbrante para una cena que tendremos mi novio y yo.
En ese momento, Kanna se dio cuenta de que el hombre levantó una de sus cejas y que por fin había despegado la vista de su celular para mirar a la hermosa mujer que le acompañaba.
—Entendido, voy por ellos.
Se apresuró hacia los vestidos que la mujer requería, tomó todos los que pudo y los llevo hacia ella. Sin embargo, antes de llegar a ellos, se dio cuenta de que ambos estaban discutiendo; no supo qué hacer, si acercarse o no, pero decidió hacerlo cuando notó que todos los clientes volteaban en dirección a la pareja, ya que su discusión se estaba volviendo más y más escandalosa.
—Uhm, disculpen… —trató de hablar, empero ni uno de ellos le hizo caso.
—Soy tu novia, ¿no?
—Sólo porque hemos salido unas cuantas veces, no significa que lo seas.
«Hijo de puta», pensó Kanna al escuchar aquella oración.
—Dices eso como si tuvieras muchas opciones, Edward —respondió la mujer mientras le arrojaba su bolso—. ¿Crees que alguien se fijaría en ti sabiendo que eres un bast…?
—Por favor, deténganse —interrumpió ella. Había notado que el hombre apretaba los puños y algo le dijo que debía intervenir antes de que aquello se agravará. Colocó ambas manos en sus hombros para separarlos un poco—. Esta discusión debe ser en privado, los demás clientes están siendo incomodados.
De pronto escuchó como a todos, al momento de que tocó a la pareja, se les cortó la respiración. Entonces vio que la mujer miraba su mano y fruncía el ceño; mientras el hombre la miraba fijamente. Al ver esas reacciones, alejó sus manos de inmediato.
—Olvídalo —dijo la mujer—. Pero recuerda, Edward Wright. Nadie se fijaría en ti sabiendo lo que eres…
Y sin más nada que agregar, la rubia tomó su bolso y salió violentamente de la boutique. El hombre sólo se acomodó la corbata, miró a todos a su alrededor y después, al igual que la mujer, salió del lugar.
«¿Wright?», se preguntó Kanna mientras los veía marcharse. Definitivamente ese hombre era familiar de Derek, pero no recordaba qué papel tenía dentro de la historia; trató de no pensar más en ellos y se apresuró a recoger algunas de las prendas que se habían caído durante la discusión de ambas personas.
Y, de repente, lo recordó.
Edward Wright era el villano principal de “Atrapada por el Ceo dominante”. El hermano bastardo de Derek, aquel que movía los hilos y que no le importaba asesinar con tal de conseguir lo que se proponía. Él era quien había incitado a la verdadera Hanna a atacar a Elizabeth…
Entonces miró a la puerta, luego a la mano que lo había tocado; y fue en ese momento que supo que, definitivamente, nada iría bien.
^^^C o n t i n u a r á . . .^^^
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Comments
Claudia Andrea Gallardo Leon
va de mal en peor ,jajajajaj debera hacer algo para eatar segura
2024-11-25
0
Laura Álvarez
Hay Hanna ya te topaste con el villano tu no queriendo estar cerca de nadie que tenga que ver con tu muerte y te los encuentras asta en la sopa 🤨🫣
2024-11-22
0
María josé Alvarez
Pobre Hanna, la tienen acorralada. Por más que quiera esquivarlos, siguen apareciendo , frente a ella, arrastrándola a la trama
2024-11-16
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