«Eres una mentirosa»
Abrió los ojos sorpresivamente mientras se apresuraba a reincorporarse en la cama. Se llevó la mano derecha a la cabeza, cerró los ojos y después los volvió a abrir. Eran las tres de la madrugada y aún no lograba conciliar el sueño. Cada vez que lo intentaba, los rostros de Max y Alex aparecían en su mente, recordándole aquellas horribles palabras.
Sin embargo, por muy crueles que estas fueran, no estaban erradas...
Ella era una mentirosa, y había aprendido a serlo al momento de llegar a ese mundo y convertirse en Hanna Doe, después tuvo que seguir mintiendo para conseguir más tiempo para cubrir la deuda de aquel personaje, para obtener el trabajo dentro de la empresa de Derek, para pretender que sólo quería ser amiga de Jeremy y, por último, para fingir que el personaje masculino principal y sus hijos le agradaban.
Y sabiéndose esa clase de persona, aun así se había sentido mal al escuchar aquellas palabras; palabras que todavía le atormentaban.
—Su padre me despidió, ¿qué pretendían que hiciera? —se dijo a sí misma—. Si me hubiera enfrentado a él, probablemente hubiera muerto.
Trató de no pensar más en ello y volver a dormir; mañana sería un día agotador ya que debía conseguir un nuevo trabajo, porque, para su desgracia, lo que la empresa de Derek le daría como finiquito sería para solventar la deuda de la verdadera Hanna; además, debía pagar la renta del departamento, los servicios y, sobre todo, alimentarse.
—Pensemos positivamente —se dijo mientras se recostaba.
Así que cerró los ojos, de nuevo.
...* * *...
Hanna Doe, por lo poco que se sabía de ella dentro de la trama original de “Atrapada por el CEO dominante”, había estudiado Economía; sin embargo, ese personaje no había escogido dicha carrera para convertirse en la directora comercial de una gran empresa. No. En realidad, sólo quería utilizar esos conocimientos para acercarse a algún CEO, convertirse en su amante y así salir de su miserable vida.
Kanna no tenía ningún problema con eso. Ella creía que cada persona hacía lo que consideraba necesario para lograr sus objetivos, y no tenía nada de malo siempre y cuando no lastimaran a terceros. Además, comprendía la desesperación por la que debió pasar Hanna al no tener nadie en quien apoyarse, es decir, no tenía padres ni hermanos, y sus únicos “amigos” (por muy hipócrita que se escuchara) la habían dejado atrás; y ella, en su realidad, tampoco tenía padres (uno había muerto y al otro no le importó abandonarla con una deuda que pagar), ni hermanos, ni mucho menos amigos… así que, solas, tuvieron que avanzar.
Pero ahora le molestaba sobremanera que, pese a estar en el cuerpo de Hanna, no recordara nada de sus estudios en Economía. Su mente, en ese aspecto, era una pizarra en blanco; por tal razón había rechazado el puesto que Matt le había conseguido dentro de la empresa de Derek, ya que, al no tener los conocimientos requeridos, no podría con semejante cargo… y debido a lo mismo, no podía buscar trabajo en esa área.
—Lo lamento, que tengas un buen día —le dijo el hombre con el chaleco verde que tenía frente a ella. No recordaba su nombre, así que discretamente leyó la placa que tenía pegada en su pecho.
—Claro —soltó, y al darse cuenta lo brusca que había sonado, sólo sonrió—. Ten un buen día, Josh.
Le dio la espalda y se dirigió a la puerta, esperó a que esta se abriera sola e inmediatamente salió. Rodó los ojos con fastidio, tratando de no gritar debido a la desesperación; luego miró hacia atrás, y leyó el gran letrero sobre la entrada: CIRCLE K.
No podía creer que en una simple tienda de conveniencia la hubiesen rechazado sólo por estar sobrecalificada.
—Maldita sea —soltó, tachando el anuncio de encargado de tienda en el periódico que llevaba consigo—. Ya con este van tres lugares que me rechazan por estar sobrecalificada.
Era obvio que en dichos trabajos quisieran a una persona con menos estudios, pero ya comenzaba a hartarse. Entonces enrolló el periódico y después lo usó para golpear una pared; inhaló y exhaló con fuerza, intentando controlarse y no regresar a gritarle a Josh.
—Bien, mantengámonos positiva.
Siguió avanzando para dirigirse a la zona comercial; en uno de los anuncios se solicitaba vendedora en una boutique. Sin embargo, al llegar al lugar, notó que alguien familiar salía de ahí. Trató de recordar quién era la mujer que, ataviada de pies a cabeza, parecía mirarla con algo de desprecio.
«La madre de Jeremy», recordó. E inmediatamente se detuvo; no quería encontrarse con ella frente a frente y que ésta se enterara que estaba buscando trabajo dentro de la boutique que acababa de visitar, porque de lo contrario, estaba segura que haría algo para que no le dieran el puesto… o peor aún, le haría la vida imposible.
De pronto se imaginó, como en un drama de televisión, que la mujer acudiría a comprarse ropa y que en su uniforme de empleada le escondería alguna joya valiosa para después culparla de robo; y al verse acorralada y siendo atacada por dicha mujer, aparecía Jeremy en su ayuda y se enfrentaría a su madre para salvar su honor. Después la acompañaría a casa, le daría un fugaz beso y así iniciaría su historia de romance.
«Creo que estoy desvariando. Yo no soy la protagonista…»”, se dijo a sí misma al darse cuenta de las tonterías que estaba pensando.
—Bien, volvamos después —dijo y se volteó.
De pronto escuchó un golpe, y al regresar a ver, se encontró con la madre de Jeremy siendo atacada por un hombre que intentaba arrebatarle su bolsa de mano. Kanna no quería intervenir, durante toda su vida había aprendido que era mejor no meterse en donde no le llamaban; sin embargo, al notar que el hombre dañaría a la madre de su amado, decidió hacerlo, golpeando la parte de atrás de la rodilla del sujeto para lograr que cayera al suelo.
—¡Tú, escoria! —gritó, dándole una patada en su costado; después, al ver que él no podía defenderse, se subió a su espalda, le tomó ambos brazos y lo sometió por completo.
No pasó mucho tiempo para que llegara la policía y se encargara del delincuente; entonces ella recibió los aplausos de la gente a su alrededor, quienes estaban asombrados por su valentía. Y entre la multitud, buscó a la madre de Jeremy, ésta era atendida por unos paramédicos, ya que, al caer, se había lastimado las rodillas.
—¿Se encuentra bien? —no supo por qué se había acercado a esa mujer que claramente la detestaba.
La mujer no le respondió. Y Kanna, al ver dicha actitud, supo que definitivamente no debió de haberse metido…
—¡Madre! —escuchó la voz de Jeremy, quien se apresuraba a acercarse a ambas—. ¿Ha-Hanna?
Y al ver que la persona que había tratado de evitar todo ese tiempo se encontraba a escasos metros de distancia, viéndola sorprendido, terminó por confirmar que sí, no debió de haberse metido en esa situación.
^^^C o n t i n u a r á . . .^^^
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Comments
Laura Álvarez
Ojalá y Hanna encuentre pronto un trabajo muy triste sus vidas Kana y Hanna solas tuvieron que aprender a salir adelante cada una creyendo que era la mejor manera y la madre de jeremi qué educación señora la acaban de salvar y tan mula que es Hanna no es culpable de lo que le paso a su hijo con Elizabeth 🤨
2024-11-22
0
🤗Finita💖💫🇲🇽
Que gracioso
2022-06-13
0
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
Al menos gracias por la ayuda, malagradecida ..
2022-05-16
1