Familiar desconocido

Cuando desperté, noté que Elena no estaba conmigo se había marchado. Me cambie y bajé rápidamente dando órdenes de que la buscaran, hasta que la vi en el jardín jugando con su manada y conversando con Génesis. Había bajado con un camisón y descalza, que imprudente, ella se estaba recuperando y podía agarrar un resfriado, además en esta mansión hay muchos hombres y la pueden ver así. Cancele la búsqueda y me acerqué a donde estaban ellas.

- Veo que ya te sientes mejor, pero ¿no crees que puedes agarrar un resfriado con esa ropa y descalza?

- Buenos días conde, tan temprano y de mal humor - dijo ella en tono de burla.

Buen día conde - dijo Génesis haciéndome reverencia.

- Oh, Génesis ya te dije que no es necesario - dijo Elena - pero bueno a que debemos su visita.

- Tienes que entrar, todavía estas mal de salud - le dije.

- Me siento bien aquí afuera - dijo ella.

Como vi que no me haría caso, la tomé en mis brazos y la lleve hasta mis hombros. Ella amenazó con tirarme a los lobos encima si no la bajaba. Yo le di palmaditas en su firme trasero, ella se enfureció más y empezó a dar fuertes golpes en mi espalda. Los lobos sólo miraron atentos y no se movieron, le dije a Elena.

- Creo que tu manada sabe que no estás bien - y me la llevé a la recamara.

La deposite en la cama y me dijo algo molesta.

- Parece que te haz ganado la confianza de mi manada.

- ¿Qué quieres decir? – pregunté sin quitarle la mirada.

- Como me salvaste la vida, ellos están agradecidos, también saben que eres incapaz de lastimarme.

- Jamás te lastimaría - me acerqué a ella y acaricie su cara, vi en sus ojos deseó, ella me miró fijamente, la quería besar y decirle lo mucho que me preocupe por ella, hasta que en ese momento fuimos interrumpidos por Erik. Oh, Erik si estuviéramos a solas te rompería la cara. Me giré hacia él y le dije.

- ¿Se te ofrece algo amigo? - mientras apretaba su hombro con fuerza.

- Solo vine a decirte que tus padres y hermana están aquí - dijo y dio un pequeño y agudo chillido.

- Diles que bajaré cuando termine de bañarme.

- De acuerdo - dijo

Elena le dijo a Erik

- Saludos a los señores de mi parte.

No sé, si en verdad lo dijo o es porque quería burlarse. Erik acento y se fue.

Me metí a dar un baño luego salí con la taulia (toalla) enrollada en mi cadera a buscar ropa. Elena me vio desde la cama y no paraba de verme, era como una loba que se preparaba para atacar a su presa.

- ¿Qué tanto observas? - le pregunté.

- Veo que el gran conde trabaja muy bien su cuerpo - respondió con un tono de ironía, sin quitarme la mirada.

- Lo mejor será que te duermas - mientras decía eso no me fije que la toalla se enredó en un clavo cundo estaba en el armario buscando algo de ropa. La toalla cayó al suelo y quedé totalmente descubierto ante sus ojos.

- Veo que el gran conde tiene una gran fortaleza - dijo mientras acariciaba su cabello y sonreía.

Ella me había calentado con esa mirada, tomé la toalla, la volví a poner en mi cadera y me le acerqué subiendo sobre ella. Puse mis manos sobre las de ella, nuestras miradas quedarán fijadas de la una a la otra. Desde que había llegado al pueblo no he estado con ninguna mujer por los acontecimientos que han venido surgiendo, pero al ver a Elena debajo de mi con una mirada de lujuria hizo que despertara mi deseo por ella. No me pude controlar y la bese con tanta pasión hasta quedar sin aire. Ella respondió a mis caricias, yo esperaba un golpe o mordida. Nuestras manos exploraron cada parte de nuestro cuerpo, quería decirle que la deseaba, cuando estaba a punto de decirle, alguien nos interrumpió tocando la puerta con los nudillos. Elena se separó rápidamente, sin quitarme su mirada, se arregló el cabello y bajó su camisón, después dijo:

- Adelanté - era Génesis, quien esperaba ansiosa por entrar, cuando vio nuestro estado se puso roja. Otra mas que nos interrumpe, me dije.

- Creo que mejor vendré luego - dijo Génesis.

- No es necesario querida, él ya se iba - dijo Elena sin quitarme la mirada de encima.

La saludé y salí a cambiarme, las dos se quedaron hablando.

Cuando bajé a la sala, mis padres y hermana ya estaban ahí esperándome.

- Hijo ¿Cómo haz estado?- dijo mi madre.

- Bien mamá - respondí.

- He notado que toda la mansión está llena de fieras ¿Qué está pasando?

- Nada mamá, son nuestros huéspedes.

- ¿Huéspedes?

- Si, es una larga historia. Aquí en esta casa se encuentra su líder y ellos no se irán hasta que ella se vaya.

- Escuché que tuvo un accidente ¿Cómo esta ella? – dijo mi hermana.

- Ya se encuentra mejor - le respondí.

- Hijo, quisiera hablar contigo - dijo mi padre muy serio.

- Claro padre - respondí.

- Mi vida me permites pasar a verla, quiero conocerla - dijo mi madre.

- Claro que sí, se encuentra en mi habitación.

Ella subió, junto con mi hermana y nos dejó solos. Pedí a mi padre que fuéramos a mi oficina para hablar más tranquilos.

- He venido aquí porque tu madre y mi hija querían conocer a la muchacha, además de informarte de tus agresores - dijo papá.

- ¿Qué noticias me tienes? - pregunté intrigado.

- Los que atacaron a la muchacha también se ven vinculados a tu ataque, al parecer es un venganza doble.

- ¿Por qué querían matarla?

- La muchacha tiene una jugosa herencia por parte de su padre y la quieren fuera de su camino a demás…

- ¿A demás qué?

- ¿Hijo, tú la amas?

Me quedé helado, no sabía que responder así que le dije lo que sentía.

- Cuando estoy con ella mi corazón empieza a alocarse, late más de lo normal, deseó besarla y no soltarla. Cuando me enteré de que estaba herida mi mundo se cayó, solo deseaba que se recuperará y hacer justica por lo que hicieron.

- Eso es amor hijo.

- Entonces padre, sí estoy enamorado de ella, la amo, pero ¿qué tiene que ver con mis agresores?

- Ellos quieren arrebatarte lo que más amas, así que empezaron por ella, al ver cómo te preocupaste acertaron a sus sospechas.

- ¿Quieres decir que trataran de matarla por mi culpa?

- Así es, debes cuidarla más que nunca hijo.

- Eso haré padre, tenlo por seguro.

Elena…

No me pude controlar y me dejé llevar, agradezco a Génesis que nos haya interrumpido, no quisiera comer errores.

- Creo que tú y el conde andan muy juntos ultimadamente - dijo Génesis mientras se me acercaba.

- ¿Por qué lo dices? - Pregunté.

- De la manera en cómo te mira, te abraza, además en toda la semana que estuviste mal, durmió contigo y no quería apartarse de ti.

Me quedé pensando por un momento, luego le dije.

- Génesis ¿Cómo se siente el amor? – pregunté.

- Como si no hubiera un mañana, tu corazón salta cuando lo ves y se preocupa por esa persona. Cada vez que se dan un beso se detiene el tiempo y quieren que nunca se termine - dijo Génesis con sus ojos llenos de ternura.

- Para ser pequeña sabes mucho, niña - le dije.

- Es que es lo que siento cuando veo a Erik, el me hace sentir feliz y a demás se me confesó.

- ¿Y qué le dijiste?

- Que tendría que pedirte permiso a ti.

- Oh, Génesis eres libre de amar a quien tú quieras, pero si te lastimas es comida para lobos.

- Él también dijo lo mismo jajaja, pero dijo que se arriesgaría hablando contigo, sólo no lo asustes mucho.

- Tranquila sólo le haré saber que es lo que pasa cuando te lastiman - en ese momento tocaron la puerta.

- Adelante – dije. Una mujer ya algo mayor pero hermosa, junto a una joven igual que bella que ella entraron a la habitación.

Génesis se levantó y saludo - Es un placer conocerla condesa Victoria – luego se dirigió hacia la joven – Gustosa en conocerte señorita Andrea.

Pensé para sí misma, la mamá de Sebastián y la que la acompaña debe de ser su hermana.

- El placer es todo mío pequeña - dijo Victoria.

- Gustosa en conocerte Génesis – dijo Andrea.

Génesis salió de la habitación dejándonos solo a las tres.

- Siempre he querido conocer a la mujer temeraria que todos hablan y quien le robo el corazón a mi hijo – dijo Victoria sonriendo.

- He escuchado muchas historias tuyas. No pareces ser la mujer que todos hablan, eres muy bella y noble – dijo Andrea.

- Gustosa en conocerla condesa Victoria. Gracias Andrea, eres muy linda y no te pereces en nada a tu hermano en lo que se trata del carácter - le di una sonrisa y luego dije - No sabía que ustedes eran su familia - dije como si no lo supiera.

- Tranquila cariño, llámame victoria. Al parecer la gente del pueblo se equivoca al juzgarte, yo a igual que mi hija veo que eres una muchacha noble y muy bella y pues si somos la familia de Sebastián.

- Gracias victoria, me alegra que no me juzgue - dije sonriéndole.

- Cuéntame querida ¿Cómo te ha tratado el bruto de mi hijo?

- Supongo que bien, solo que a veces exagera sin dejarme salir al jardín a jugar con mi manada, dice que me voy a enfermar.

- Si a veces es muy sobreprotector, pero lo es porque te ama cariño y no quiere que nadie te lastime.

Me quedé pensando en lo que me dijo Victoria y ¿si en verdad me ama? Yo también tengo sentimientos hacia el cuando estamos solos y muy cerca.

Pasamos toda la tarde platicando hasta que llegó su marido.

- Hola muchacha - me saludo.

- Buenas tardes conde Orlando – le dije

- Me tienes que disculpar, pero me llevaré a mi esposa e hija para que puedas descansar. Debes estas agotada de tanto charlar – dijo sonriendo, Victoria le echó una mirada de advertencia y él sólo le sonrió.

- Me tengo que ir cariño, como podrás notar mi hijo heredo su carácter – dijo señalando a su esposo.

- También me despido Elena – dijo Andrea – fue un gusto conocerte.

Los tres se marcharon de la habitación y se fueron a su hogar.

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Comments

Yanet Cristina Vilugron Salazar

Yanet Cristina Vilugron Salazar

Parece que la aceptan

2025-03-05

0

Irma Ruelas

Irma Ruelas

😍🥰🥰❤️🤩🤩🌹

2025-03-05

0

Francisca Alcantara

Francisca Alcantara

La familia de Sebastián la quieren

2024-04-18

5

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