¿Quién es ella?

Al terminar la reunión, Sebastián junto con su asistente salieron y se dirigieron a su casa. Cuando pasaron por la plaza el coche se detuvo y Sebastián observó por la ventana a una joven muchacha bailar al ritmo de la música.

¿Quién es ella? se dijo para sí mismo. Observó que era ardiente cuando se movía, de tez trigueña, cabello castaño y ondulado, cejas pobladas, ojos verdes como esmeraldas, tenía una cintura pequeña y anchas caderas, algo delgada y de estatura mediana. Usaba un vestido negro algo viejo y estaba descalza. Se dio cuenta que aquella muchacha le hacía despertar algún tipo de curiosidad o un sentimiento que no reconocía.

Cuando el cochero se disponía a marcharse, él le dijo que se detuviera, quería seguir observándola. Erik notó como Sebastián observa aquella joven y se le hizo muy extraño. Usualmente las mujeres son quienes lo admiran y no él a ellas, así que le pregunto.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo que aquella joven me llama la atención, su forma de bailar es sorprendente, además esta descalza.

- Esa muchacha es muy popular en este pueblo. Dicen que es una mujer lobo, debido a que se crió con ellos. Es muy temida por muchos y algo salvaje. La llaman la pequeña mujer lobo. Que no te engañe su carita, lo mejor será que te alejes de ella. - dijo Erik mientras cruzaba las manos y la observaba.

Sebastián se dijo para sí mismo:

pequeña salvaje ¿Quién eres? ¿Cuál es tu historia? Y ¿Por qué quiero que seas mía?

Sebastián...

Cuando noté que ella dejó de bailar y una de las muchachas gritó al verla, me di cuenta como un lobo que estaba a un lado se acercó a ella y gruño para prorejerla. Ella le dijo a los demás que continuaran bailando y se marchó junto con su amiga y el lobo.

Le dije al cochero que la siguiera. A Erik le pareció algo extraño mi comportamiento, pero pensó que era algún capricho mío, así que no dijo nada.

Cuando llegué a un callejón, observé que un señor algo mayor la estaba tomando del brazo mientras ella se defendía. Este alzó su mano y le dio un bofetada en la cara, ella cayó al suelo y rápidamente se volteó, su lobo estaba a punto de atacar. Al ver aquella escena me enfurecí, inconscientemente mis manos se formaron en puños, no iba a permitir que la agredieran de esa manera, salí del coche sin pensarlo y grité.

- NO TE ATREVES HACERLE DAÑO – lo tomé del brazo y me puse frente a él.

- Note metas en lo que no te interesa – respondió el hombre con bastante furia, vi su mirada y él estaba dispuesto a desafiarme – anda y juega a los saldaditos, esta mujer me pertenece.

Me acerqué a él de forma intimidante, sin dejar de verlo a los ojos y le dije.

– Creo que no has entendido ¿sabes quién soy?

- Un pequeño insolente que se mete donde no le corresponde – respondió el hombre.

Reí ante su comentario con ironía.

- Soy el Conde Sebastián Palacios, así que te pido que te largues y dejes a la muchacha en paz, sino quieres que te lleve a la celda por faltarme el respeto – dije mirandolo a los ojos. La muchacha estaba en el suelo algo desconcertada por mi presencia.

El señor se puso blanco como papel y algo furioso, sin saber que responder, quedándose quieto por unos minutos.

-¡MARCHAOS! – volví a gritar.

- Pero señor, ella es una muchacha salvaje, no vale la pena, deje que yo me la llevé - dijo aquel hombre insistiendo.

No podía soportar tanto descaro de aquel tipo, lo mire muy furioso y le dije.

- HE DICHO QUE TE MARCHES - El señor gruñó en sus adentros, luego tratando de disimular su disgusto hizo una pequeña reverencia y se fue corriendo sin mirar atrás.

Me agaché a ayudar a la muchacha, pero esta no aceptó mi ayuda. Se levantó sola, mirándome sin mostrar temor alguno y sobretodo sin ningún tipo de gratitud.

- ¿Te encuentras bien? - le pregunté algo molesto.

- Sí, estoy bien – respondió la muchacha y se fue a acariciar al lobo.

- No es bueno que pasees hasta estas horas de la noche – le dije mientras observa a su bestia que no paraba de gruñirme. Acabó de salvar a su ama, por qué insiste en querer atacarme, le di una mirada a la bestia y está dejo de gruñir. Me alegre en mis adentros.

- No me preocupa, se cuidarme.

- Eso no parecía que hicieras hace rato.

- Me tomó por sorpresa esta vez. Siempre lo hace y sale lastimado cuando nos enfrentamos - dijo caminando hacia mí.

Ella topó sus labios y noté que tenía algo de sangre.

- Maldito - dijo entre dientes, mientras observaba la sangre en sus dedos.

Saqué un pañuelo y le ofrecí para que se limpiará. Ella al principio no lo quería tomar así que decidí limpiarla yo mismo, no iba aceptar otro rechazo.

Mientras lo hacía, observé que era muy hermosa y que sus ojos eran realmente bellos, acaricie sus labios con suavidad, sus jugosos labios. Nos miramos fijamente por un pequeño tiempo, mi corazón empezó a latir con más fuerza, esto no es normal en mí. La seguí observa, hasta que la pequeña bestia empezó a gruñirme y ella se apartó de mí. Caminó, tomó su caballo y se marchó junto con su lobo, sin decir ninguna sola palabra.

Cuando se marchó, pude escuchar un fuerte aullido en el bosque y junto a esos aullidos estaban los de ella. ¿Quién era ella? Y ¿Por qué la deseaba tanto?

Caminé a mi coche y Erik quien observó todo me dijo en tono de burla

- Creo que tus encantos no son efectivos para todas las mujeres.

No respondí a su comentario, me senté en silencio pensando en lo que había pasado. Nos dispusimos a marcharnos e ir a la mansión, no me preocupaba ser atacados por lobos yo iba custodiado por mis hombres, además yo daba más miedo que cualquier otra persona.

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Irma Ruelas

Irma Ruelas

❤️🌹🥰🥰❤️🤩

2025-03-05

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Irma Ruelas

Irma Ruelas

🥰🤩🤩❤️🌹🥰

2025-03-05

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Yanet Cristina Vilugron Salazar

Yanet Cristina Vilugron Salazar

wll

2025-03-04

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