Valentina, Miss Belleza, se cruza con un hombre cuyo tatuaje desata una obsesión oscura. Su vida de ensueño se convierte en una pesadilla real.
Michael "Mickey" Rossi, líder mafioso, encuentra en Valentina la única luz en su mundo de sombras. Su amor es una bomba a punto de estallar.
En un juego de poder y traición, su pasión desatará una guerra sangrienta. Pero, ¿quién sobrevivirá a este infierno? Y, ¿quién pagará el precio final?
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#10
Mansión D'Angelo
Valentina despertó por una voz suave que la llamaba desde afuera de la habitación, había dormido muy poco como los últimos días desde que llegó a casa de Matteo, no podía dormir, lloraba por las noches y casi no comia.
—Señorita Valentina —la voz de Monserrat se oía cerca de la puerta, Valentina se sento en la cama y la miro, no llevaba charola como cada mañana.
—¿Y el desayuno? —pregunto curiosa.
—El señor Matteo me mandó por usted para que baje a desayunar.
—No, ya sabe que no iré.
—Señorita si no baja conmigo, el mismo subirá por usted y hoy es de esos días en los que no está de humor, por favor no deje que le vaya hacer algo —Valentina asentía resignada, se duchaba rápido y se colocó un vestido azul casual, suelto de la cintura para abajo, zapatillas y dejo su cabello suelto, sin maquillaje y se miro al espejo.
—¿Estoy bien? —pregunto sin ánimo
—Esta perfecta —le decía Monserrat, bajaron juntas hasta el comedor, ya estaba ahí Matteo, sonrió al ver a Valentina.
—Buenos días —le decía el, mientras le movía la silla para que se sentará.
—Buen día —dijo ella sin mirarlo, les sirvieron el desayuno, mientras desayunaban una voz se escuchó desde afuera, Matteo dejo su café a un lado, y Valentina miro hacia donde provenía la voz.
—Que te quites imbécil —una voz femenina gritaba furiosa —no sabes quién soy o que, soy la señora de esta casa —decia deteniéndose en la entrada del comedor, sonreía al ver a Matteo, el la miraba con sorpresa, y Valentina miraba a ambos sin entender nada.
—¡Luciana! —la voz de Matteo salió como un susurró
—La misma, y está quien es —decia mirando a Valentina —ese es mi lugar, ¿O no? —Matteo no decía nada, Valentina se puso de pie y miro a Matteo.
—Monserrat te lleva a tu habitación allá desayunas —Valentina no decía nada.
—Monse no —decia Luciana.
—¿Qué? —preguntaba Matteo.
—Ella de aquí no se va, hasta que no me dijas quien es, y que hace en mi casa.
—Te largas por años sin dejar rastro y ahora vuelves reclamando, de verdad Luciana.
—Tu no firmaste el divorcio y por ley está sigue siendo mi casa cariño, ahora tu habla —apuntaba a Valentina.
—Soy Valentina Suárez —respondio
—¿Y que haces aquí? —Valentina se encogió de hombros.
—No se, yo no debería de estar aquí
—Eso es obvio, agarra tus cosas y te largas.
—¿Que?, no ella se queda y punto.
—Tu amante o tu familia.
—¿Familia? —preguntaba incrédulo Matteo, y Luciana le aventaba unas fotos mostrando a los mellizos.
—Son tus hijos.
—Donde están Luciana.
—No tan rápido, ella se va de mi casa y después hablamos —mientras Luciana estaba con Matteo y Valentina. Michael y Sebastián con sus hombres entraban a la casa y mataban a quien se les cruzará, sus armas con silenciador ayudaba mucho —Monse llevala a recoger sus cosas, no importa que Matteo se las haya regalado, que se las lleve y mandas a Jian a que la deje dónde ella dija —agregaba y Monse sacaba a Valentina de ahí y subían a la habitación, al llegar ahí un hombre encapuchado apareció y entro con ellas en la habitación, al estar dentro, se quitó el pasamontañas y Valentía se lanzó a sus brazos.
—Michael viniste —le decía aún abrazada de él.
—Te dije que te protegería reina, ahora debes salir con ella, el chófer que te llevará es un hombre mio, se llama Diego —Valentina asentía dándole un beso en la boca, el cual Michael respondió.
—Ande señorita, que si el señor se entera que las ayude me mata —decia Monserrat sacando a Valentina de la habitación con una pequeña maleta, la llevaba hasta la camioneta que la esperaba y la hizo subirse —ahora váyase, y sin importar que escuche no gire y no regrese, ellos regresarán —decia cerrando la puerta y la camioneta empezaba alejarse.
Mientras tanto Sebastián y los hombres que iban con el, ya habían acabado sin problema con más de la mitad, mientras Michael y su hacker apagaban las camaras, sensores y alarmas, para a si poder sacar ahora a Luciana e iniciar su guerra.
—Donde están ellos Luciana —gritaba Matteo.
—Estan en un lugar seguro, debía venir primero para hablar contigo —respondia ella.
—Ya la sacaste, sabes lo que hiciste con eso.
—Quien era, tu amante nueva.
—No, ella ocuparía tu lugar y era mujer de tu hermano.
—¿De mi hermano? —se hizo la sorprendida —ese hombre no tiene corazón, no te habrás confundido —agregaba, haciendo tiempo.
—No, la salvó del novio abusivo, la cuido por semanas y bueno después salió con ella, y los rumores son rápidos en este Mundo, pero ahora no, ella estará pronto con él, y no podré vengarme de el idiota de tu hermano.
—Deja eso ya, ya volví y nadie más lo sabe —decia ella, Matteo se acerca a ella a pasos lentos, cuando estaba cerca de ella, una voz lo detuvo de golpe.
—Si la tocas te mato —decia Michael apareciendo detrás de Luciana.
—Me tendiste una trampa maldita.
—Creiste que dejaría que dañarás a una mujer que no pertenece a este mundo, o que dejaría que vivan el infierno que es vivir contigo —espetaba Luciana, sacando un arma y apuntando a Matteo, le soltaba un disparo en el pie, haciéndolo caer, Matteo gritaba y nadie llegaba, en eso apareció Sebastián con una sonrisa siniestra en su rostro.
—Lamento decirte que ahorita nadie puede venir, unos estás muertos, otros agonizan y los demás están siendo torturados —decia con frialdad, ya que el disfrutaba torturar y matar a sus enemigos o quien tocará a su familia, los hombres de Michael se llevaban a Matteo en una camioneta hasta su bodega, Sebastián, Luciana salían, y detrás iba Michael guardando su arma cuando la puerta de una camioneta se abrió y era Valentina quien corrió hasta el para abrazarlo
—¿Que haces aqui?, deberías estar con Adriana —la regañaba Michael.
—No podía irme sin saber que estás bien —decia revisándolo, y Michael sonreia.
—Estoy bien —decia el dándole un beso corto, en eso el chófer aparecía con un labio roto y el pómulo rojo —que te paso Diego —preguntaba Michael
—La señora es algo agresiva cuando le dicen que no varias veces —todos reían y Michael tomaba la mano de Valentina y se iban juntos.
«Ahora si hermano, te acabamos de perder»