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Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Status: Terminada
Genre:Escuela / Comedia / Brujas / Reencarnación / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:5k
Nilai: 5
nombre de autor: Stephanie_$77

Reencarné como la villana y el príncipe quiere matarme. Mi solución: volverme tan poderosa que nadie se atreva a intentarlo. El problema: la supuesta "heroína" es en realidad una manipuladora que controla las emociones de todos. Ahora, debo luchar contra mi destino y todo un reino que me odia por una mentira.

NovelToon tiene autorización de Stephanie_$77 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El Precio de la Victoria

Loras galopaba desesperado, creyéndose libre, una sonrisa de triunfo comenzando a dibujarse en sus labios. No había forma de que esa niña, envenenada y medio muerta, pudiera alcanzarlo.

Se equivocaba.

Irina, con la visión nublada y el cuerpo ardiendo, alzó una mano temblorosa. Ya no quedaba mana para elementales, ni fuerza para espadas. Solo quedaba la oscuridad que había estudiado en secreto, el último recurso de los desesperados.

Susurró unas palabras en un idioma antiguo y prohibido que resonó con el vacío mismo. No fue un hechizo de fuego o relámpago. Fue un latigazo de pura fuerza psíquica, un "Golpe de la Nada" que viajó en silencio a través del aire.

Loras no sintió dolor. Sintió un impacto repentino y absoluto en su espalda, como si el alma se le hubiera desgarrado. Un sonido gutural escapó de su garganta antes de que sus ojos se volvieran hacia atrás y su cuerpo, privado de conciencia, cayera pesadamente del caballo, rodando por el suelo hasta quedar inmóvil.

Alba se detuvo junto al cuerpo inconsciente del hombre. Irina se deslizó de la silla, cayendo de rodillas junto a él. Sus dedos, entumecidos y torpes, buscaron en los arneses de Alba la cuerda que siempre llevaba para emergencias.

Con la concentración de quien realiza su última tarea en la Tierra, ató los pies y las manos de Loras. Luego, con un esfuerzo que le arrancó un gemido, anudó el otro extremo de la cuerda a la montura de Alba. Cada movimiento era una agonía, cada respiro un fuego.

Sabía que no tenía fuerzas para subir de nuevo. Ni para sostenerse. Con la última fibra de su ser, se ató a sí misma con otra cuerda corta al lomo de Alba, cruzando su torso para no caer.

"A... casa, Alba", jadeó, enterrando su rostro en el cálido cuello de la yegua. "Llévame... con papá."

Alba, sintiendo la debilidad de su jinete y la urgencia en su voz, emprendió el camino de regreso. No al trote, sino a un galope potente y decidido. Detrás de ella, el cuerpo de Loras era arrastrado sin ceremonia, botando contra las raíces y las piedras.

La imagen era a la vez grotesca y épica: la majestuosa yegua blanca, sobre su lomo la pequeña duquesa, pálida como la muerte y atada para no caer, y tras ella, el traidor inconsciente, el trofeo de una batalla que nadie creería que una niña podría librar.

Irina no vio el final del viaje. La oscuridad, esta vez benévola, la envolvió por completo mucho antes de que las ruidosas tiendas del puesto comercial aparecieran a lo lejos.

En el campamento, la lucha había terminado. Los mercenarios de la Serpiente Dorada yacían derrotados. El duque Viktor y el rey Osric, con el rostro tenso, interrogaban a un prisionero cuando un grito de un centinela los alertó.

"¡Mirad!"

Todos giraron la vista. Vieron a Alba galopando hacia ellos, sudando espuma, los ojos muy abiertos. Y luego vieron el resto. El cuerpo arrastrado de Loras. Y, sobre todo, vieron a Irina, colgando inertemente del lomo del caballo, su vestido azul desgarrado y manchado de sangre y tierra, su brazo herido e hinchado por el veneno.

"¡IRINA!"

El grito del duque Viktor fue desgarrador. Corrió hacia ella como un hombre poseído, seguido de cerca por Elías, que lloraba de miedo y alivio.

Con manos que temblaban más que las de su hija, el duque cortó las cuerdas y tomó a Irina en sus brazos. Estaba fría, pero un débil latido en su cuello le dijo que estaba viva.

"Sanador! ¡Necesito un sanador, ahora!", rugió, con lágrimas de rabia y terror corriendo por su rostro.

Mientras los sanadores se apresuraban y el rey Osric daba órdenes para asegurar a Loras, el duque Viktor se arrodilló en el polvo, abrazando a su hija contra su pecho.

La Serpiente Dorada había sido capturada. La misión era un éxito. Pero el precio, el precio que su pequeña nevada había pagado por ello, se sentía como una derrota abrumadora. Y en ese momento, nada importaba más que el frágil latido de su corazón.

El sanador más experto de Eldoria trabajó sobre el pequeño cuerpo de Irina durante horas. Sudaba al expulsar las últimas trazas del veneno, un brebaje viscoso y verde que olía a podredumbre. La herida en su brazo se cerró, dejando una nueva cicatriz junto a la del murciélago escamoso, pero la fiebre y el agotamiento extremo mantuvieron a Irina sumida en un sueño profundo.

"El cuerpo se cura, pero la mente y el espíritu necesitan descanso", dictaminó el sanador. "Dormirá. Quizás uno o dos días. Es lo mejor."

El duque Viktor no se separó de su lado. La vigilaba, mojando sus labios secos con agua y arropándola cuando se estremecía. La imagen de su hija, atada e inconsciente sobre Alba, estaba grabada a fuego en su memoria. El alivio por su supervivencia se mezclaba con un temor reverente. ¿Qué clase de fuerza habita en ti, hija mía?

La caravana emprendió el regreso al castillo de Eldoria, esta vez con un ambiente sombrío pero victorioso. En el carruaje, Irina dormía plácidamente sobre cojines, mientras su padre velaba por ella.

A su llegada, el rey Osric se dirigió al duque Viktor con una formalidad que no podía ocultar su profunda admiración.

"Viktor",comenzó, poniendo una mano en su hombro. "Tu hija... es la persona más valiente que he conocido. Sin ella, la Serpiente Dorada habría escapado. El reino te estará eternamente agradecido. Y yo también."

Era un reconocimiento mayúsculo. La hazaña de una niña de cinco años había fortalecido la alianza entre los dos reinos más de lo que cualquier tratado comercial hubiera logrado. Loras yacía en una mazmorra, esperando un juicio que solo tendría un veredicto.

Mientras los adultos hablaban de política y justicia, Elías se sentía miserable. Se paró frente a la puerta de la habitación de Irina, sin atreverse a entrar. La veía a través de la rendija, pálida y quieta, y un nudo de culpa le apretaba la garganta.

"Yo la cuidaré." Su promesa sonaba ahora hueca y ridícula. Él no había hecho nada. Se había quedado paralizado, viendo cómo ella luchaba, cómo se sacrificaba. Mientras él, el príncipe heredero, solo sabía jugar al ajedrez y leer libros.

Su padre, el rey, lo encontró allí, con el ceño fruncido y los puños apretados.

"Elías."

Elías alzó la vista, con los ojos brillantes de lágrimas contenidas. "Fallo, padre. Le fallé. Solo soy un... un niño de libros y ajedrez. No sirvo para proteger a nadie."

El rey Osric se arrodilló para quedar a su altura. "Los libros te han dado una mente estratégica, hijo. Eso es valioso. Pero hoy has aprendido otra lección: que a veces la estrategia no es suficiente. A veces se necesita la fuerza para proteger lo que amas."

Elías asintió, tragándose las lágrimas. Una nueva determinación, dura como el acero, nació en su interior.

"Ya no quiero ser solo el príncipe de los libros.Quiero ser fuerte. Quiero aprender a usar la espada de verdad. No para hacer la guerra, sino para... para no quedarme paralizado otra vez. Para protegerla."

El rey asintió, orgulloso. "Mañana mismo empezarás tu entrenamiento con el maestro de armas. Será duro."

"Lo sé", dijo Elías, su mirada fija en la figura dormida de Irina. "No me importa."

Mientras el sol se ponía sobre Eldoria, dos destinos se reafirmaban. Irina, la heroína inconsciente, descansaba, su leyenda creciendo en su ausencia. Y Elías, el príncipe bondadoso, tomaba la decisión que cambiaría su vida para siempre, impulsado por la culpa, la admiración y el deseo de ser el escudo que ella, en su temeraria valentía, tanto necesitaba.

El viaje había terminado. Una amenaza había sido erradicada. Pero para nuestros jóvenes protagonistas, un nuevo y más personal viaje acababa de comenzar.

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Nita S.R
Ya quiero leer la nueva temporada.
está historia me hizo recordar los procesos que muchos pasamos 😭😭
Monica Defalco
excelente!!!!!
Maria Phia
Me encantó! Ahora espero ansiosa la segunda temporada!! 💪
Alejandra Gonzalez
me gusto mucho, espero que luego salga la segunda temporada, felicitaciones al autor, mucho éxito en todo
Tania Sierra Galindo
Necesito esa temporada
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