Alexandra nuestra protagonista tenía una vida tranquila al lado de su hermana y su mamá, pero el dia de la graduación de su hermana aparece después de tanto tiempo el ex novio de su ex mejor amiga, con una noticia inesperada, diciendole que su ex mejor amiga estaba desaparecida, esté le pide que le ayude a buscarla, pero lo que ella no sabe es que él guarda un secreto detrás.
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CAPÍTULO 10: UNA VERDAD
"Un niño venía corriendo hacia mí en medio de los árboles de cerezo. Su risa era como un eco de sinfonía. Me hacía sentir bien. De pronto, su mano fue tomada por una mujer que llevaba un vestido blanco. Se lo llevo, parecía no querer que él se acercará a mí. De repente vi fuego de la nada, un fuego que quemaba una pequeña casa, me sentí asustada. Quería correr, pero mis pies no se movían. Todo era un desastre".
Desperté de la nada con un fuerte dolor de cabeza. La luz intensa que entraba por la ventana me segaba y hacía el dolor más intenso. Observé el lugar y era la habitación donde Lina, me había traído antes. Vi que mi ropa había sido cambiada a una pijama otra vez ¿quién rayos hace eso?. Me levanté de la cama y caminé hasta el baño; no lo pensé dos veces y me di una ducha.
Al salir del baño me vestí con la ropa más cómoda que vi en el armario, aunque nada de lo que había parecía mi estilo. Todo era tan... extravagante; ya imaginé quien eligió la ropa. Seguro fue ella, Lina.
De pronto, recordé la ropa que traía puesta el día que fui a encontrarme con Joseph; ese mismo día que me secuestraron. ¿Dónde está mi ropa? Llevaba también mi celular ¿dónde habrán dejado mis cosas? ¿Las tiraron a la basura?.
Alguien irrumpió mis pensamientos; era Lina.
—Buenos días —dijo, su voz firme.
—Buenos días, Lina —respondí, inquieta.
—Es un alivio que te hayas arreglado —dijo, mirándome de pies a cabeza—. El señor Gardner, te espera en el comedor para desayunar.
—Sí, claro —dije.
—Y una cosa más —dijo.
En esas vi como de su bolsillo sacaba un pequeño cuchillo de afeitar. Sí, ese mismo que guarde en el vestido el dia anterior.
—Si vas a atacar a alguien aquí o incluso intentar escapar; esto... —dijo, haciendo énfasis en el cuchillo— no te servirá de nada.
Volvió a colocar el cuchillo en su bolsillo.
—No pensaba usarlo para atacar —dije, en defensa.
—En fin. Solo no intentes nada extraño —dijo, su tono autoritario—. Sígueme, te llevaré al comedor.
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La sala del comedor era amplía. Tan grande que parecía hecha a la medida de un comedor para toda una família. Las paredes blancas tenían adornos de flores e igualmente el techo. También había una ventana grande en la pared a lo largo del comedor, mi asombro no cesó hasta que oí una voz.
—Querida siéntate, por favor —dijo, mi padre.
Me senté a uno de los bordes del comedor, él estaba a mi lado. Una sirvienta nos sirvió el desayuno.
—¿Quién es usted? —pregunté, sin pensar.
—Soy tu padre, ya te lo dije —respondió.
—¿Cuál es su nombre? ¿Y por qué dice que mi nombre es Blaire Gardner, cuando es Alexandra Flynn? —pregunté, mi voz firme.
—Tú madre te ha sabido ocultar muy bien tu verdadera identidad, hasta te cambió el nombre —dijo, su voz calmada.
—¿A qué se refiere? —dije, con curiosidad— ¿qué tiene que ver mi madre en todo esto?. Si usted, en verdad es mi padre necesito una prueba más precisa.
—La tengo. Tengo muchas cosas que lo prueban. Créeme cariño, si tú no fueras mi hija no te hubiera traído aquí.
—Pues lo dudo. Si yo fuera su hija, no me hubiera traído de esa forma tan grotesca —dije, para luego beber jugó de naranja.
Tan solo acordarme de ese día. La cara de Joseph apareció y mi irá se acumuló. Juro que si lo vuelvo a ver, yo misma lo voy a desaparecer.
—Joseph quería traerte de una forma decente, pero dijo que todo se complicó cuando recibiste una llamada —dijo, su voz tranquila.
Empecé a fruncir el ceño. Esta conversación no me está llevando a nada, y necesito ver a mi madre para que me diga si esto es verdad ¿será que ella ya sabía que mi padre me estaba buscando? Quizá por eso mi mi madre quería mandarme al extranjero. Creo que empiezo a entender. Necesito unir todos los cabos sueltos.
—Quiero ver a mi madre —dije.
—Claro, ya hablé con ella sobre este asunto. Ella también quiere verte —dijo, mientras se metía una cucharada de sopa a la boca.
—¿Puedo preguntar algo más? —pregunté.
—Lo que quieras —respondió.
—¿Quiénes son Richard y Noah? —pregunté, finalmente.
Mi padre me miro directamente.
—De ellos podrás saber más después. Por ahora, disfruta tu desayuno —dijo, con autoridad.
Parecía que a mi padre se le estaba acabando la paciencia. Imaginarme un grito de su parte me puso nerviosa, así que le hice caso y me enfoque en el desayuno. Comí lo más rápido posible, ya no quería estar sentada a su lado.
—Termine —dije, y me levante de mi asiento—. ¿Puedo irme ahora?.
—Espera a que tu padre terminé —dijo—. Tenemos mucho de que hablar, mientras recorremos la mansión.
—Pero... —dije.
—¿Tu madre no te educó? —me interrumpió mi padre irritado—. Siéntate, hasta que yo terminé y termina tu comida. No comiste bien.
Nerviosa, no pensé en contradecirlo y le hice caso. Es injusto, apenas supe que él existe, y ya quiere darme órdenes; pero que puedo esperar de alguien que manda a raptar a quien se supone que es su hija y luego hace que la encierren en una habitación como de manicomio.
—Mi nombre es Henry Gardner —dijo, con un tono de voz suave, como si quisiera tranquilizarme—. Tu madre y yo nos casamos hace 26 años, pero yo le ocultaba muchas cosas en ese entonces.
Miré hacía él, pero él tenía la mirada baja, parecía triste.
—Le oculté que mi padre era un líder mafioso, y que su herencia pasaría a mí —pauso, por un breve momento—. Cuando ella se enteró quiso dejarme, pero estaba embarazada de ti, entonces acepto todo y se quedó a mi lado hasta que cumpliste 7 años —volvió a pausar, esta vez suspiró.
De pronto, levantó la cabeza y me miro, sus ojos aguados.
—Un día mis enemigos nos atacaron. Incendiaron una gran parte de la mansión. Tu madre se asustó y dijo que nos alejáramos de todo esto, pero yo fui necio y le dije que aun no era tiempo. Entonces las cosas se complicaron cuando tu vida estuvo en peligro.
—¿Qué quieres decir? —pregunté.
—En el incendio casi pierdes la vida —. dijo, su voz firme.
Me quedé impactada. Entonces esa es la razón por la que mi madre odía todo lo que tenga que ver con la mafia.
—¿Y que de Payton? —pregunté.
—Payton es otra historia que no podría contarte ahora —dijo—. No podré recorrer la mansión contigo hoy —. dijo, mientras se levantaba de su asiento_. Dejaré a alguien a cargo de ti.
Mi padre se fue dejándome, por una parte, intrigada y por otra, curiosa por la identidad de Payton. Se supone que ella es mi hermana ¿por qué mi padre no quiso hablar sobre ella? ¿Será adoptada? Al menos ya sé que no soy yo.
—Hola, buenos dias. ¿Es usted la señorita Blaire Gardner? —preguntó, una voz áspera detrás de mí.
Miré hacía allí y me encontré con la figura de un señor de edad. Sus canas eran como un gris, ese gris que dan las nubes para avisar que se aproxima una tormenta. Solo espero que sus canas no indiquen eso.
—Hola, buenos días. Sí, soy yo —dije—. Pero llámeme Alexandra Flynn, por favor.
—De acuerdo, señorita Flynn.
Continuará...
Por cierto, escribe muy bien.