Isabela es una enfermera experimentada, especializada en cuidados especiales, acostumbrada a tratar con pacientes en condiciones graves y delicadas. Cuando es contratada para cuidar a Renato, un joven que lleva 10 años postrado en cama debido a un accidente, enfrenta el trabajo con la seriedad y profesionalismo de siempre. Sin embargo, lo que comienza como una rutina tranquila de cuidados pronto toma un giro extraño. Isabela empieza a escuchar una voz misteriosa dentro del cuarto de Renato, pero al mirar alrededor, se da cuenta de que está sola con el paciente. Inicialmente escéptica sobre la posibilidad de que existan espíritus, se ve desafiante a enfrentar algo que no puede explicar. La voz parece dirigirse a ella, como si el propio Renato, en su estado inmóvil, fuera capaz de comunicarse de una manera que ella jamás imaginó posible. La enfermera se ve dividida entre su cordura y lo que parece una conexión sobrenatural. ¿Es víctima de un delirio, o Renato realmente está intentando hablar con ella, de una forma que trasciende la lógica médica? Día tras día, la línea entre lo real y lo inexplicable se vuelve más tenue, e Isabela debe enfrentar sus propios miedos y dudas para entender lo que está sucediendo.
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Capítulo 22
No sé si es el exceso de hormonas, pero empiezo a llorar sin control, Renato se queda mudo y lloro hasta mojarle la camisa. Cuando consigo parar, me levanto de la cama y voy al baño a recomponerme, porque ya casi es hora de que venga su madre a hacer su visita. Entré de nuevo en la habitación, Dª. Aurora ya está allí, acariciando la cara de Renato, se gira, me mira y se da cuenta de que he llorado.
_ ¿Qué ha pasado? ¿Por qué has llorado?
_ Creo que son las hormonas, de repente me han dado ganas de llorar.
_ Tu cita es mañana, ¿no?
_ Sí, es mañana, mañana vamos a embarazarnos.
_ Iré contigo, no tienes que pasar por esto sola, ¿estás viendo a mi hijo? Pronto tendremos un niño corriendo por la casa. Empecé a llorar de nuevo, Dª. Aurora vino y me abrazó.
Muchas gracias por hacer esto, nunca podré pagarle por darme un nieto. No tienes que agradecérmelo, lo hago por mí también, vosotros sois ahora mi familia.
_ Renato se despertará en algún momento y se llevará un susto, cuando vea que ahora tiene una familia preciosa.
_ ¿De verdad? No me parece el tipo de hombre que quiera una familia que usted le ha impuesto.
_ No tendrá elección, voy a hacérselo aceptar y punto final.
_ Pero, si él no me quiere, ¿me promete que me dejará ir con mi hijo?
_ Te lo prometo, pero no sucederá.
"Renato"
Escuché la conversación de Isa y mi madre y me incomodó que le pidiera a mi madre que prometiera que, si volvía y no quería seguir casado, mi madre la dejaría marchar, amo a mi mujer, sólo que no se lo he dicho porque ¿de qué serviría? Soy un vegetal, no seré un hombre para ella, más adelante, cuando se dé cuenta de lo que ha hecho con su vida, me abandonará aquí en esta cama y encima se llevará a mi hijo con ella.
Pasé el resto del día y la noche con Renato, todo me pareció muy normal, por la mañana me duché y me preparé para ir a la clínica a hacerme el procedimiento, la doctora dijo que sería tranquilo, me darían un sedante para que me relajara e inyectarían los espermatozoides, me quedaría tumbada un rato y luego me iría a casa a esperar a ver si había funcionado.
Antes de salir fui a la cama, le di un beso a mi marido, iba a hablar con él, pero Dª. Aurora llegó y me llevó abajo porque íbamos con retraso, llegamos a la clínica ella entró conmigo y estuvo todo el tiempo conmigo, cuando terminó el procedimiento la doctora me dio el alta y Dª. Aurora me llevó a casa, me ayudó a subir a la habitación y me acostó al lado de Renato, porque tengo tanto sueño que no puedo ni pensar con claridad.
_ Hijo, cuida de tu mujer, porque tengo que ir a trabajar, luego vendré a ver si ya está despierta. Antes de dormirme, oí a Renato quejarse.
_ Usted, que ha organizado el problema, debería quedarse aquí y cuidarla. ¿Cómo espera que la cuide, si pasa algo, tendré que ver morir a mi mujer sin poder hacer nada?
_ Dª. Isa, tiene que despertarse, lleva todo el día durmiendo.
Julia, déjame dormir, me siento cansada. Dª. Aurora me ha mandado despertarla y hacerla comer, después podrá volver a dormir. Me incorporé en la cama adormilada, tomé un vaso de leche, volví a acostarme y me dormí. Cuando volví a despertar, ya era de día y había algunas personas hablando.
_ Doctora, ¿es normal que duerma tanto?
_ Debe de haber tenido alguna reacción a la anestesia, pero sus constantes vitales son normales, creo que no tardará en despertarse.
_ ¡Gente, ya estoy despierta, tranquilícense, estoy bien! Escuché a Renato hablando conmigo.
_ Vamos, amor, tienes que comer, te deshidratarás, si no encontraré la manera de decirles que te pongan suero.
_ No, Renato, ya me estoy levantando, no hace falta que me pongan suero.
Mi suegra escuchó lo que dije y le habló a la doctora.
_ Habla tanto con mi hijo que ahora cree que él le está hablando. Isa, querida, despierta, la doctora quiere hablar contigo.
