El matrimonio, con el tiempo, irremediablemente, se transforma en rutina, pero cuando una retaila de "M" se unen, se convierte en dinamita pura, que detona en una peligrosa explosión, destruyendo la vida misma de forma Siniestra: Matrimonio de Mierda, Monotonía, Mentiras, Maldad, Misterio... Muerte! ¿Fue realmente el azar? ¿O fueron malas decisiones? ¡Las señales estuvieron siempre a la vista y, no las vimos! ¿O tal vez, no las quisimos ver?.. Este es más un drama, con eventos de suspenso sobrenaturales, espero lo disfruten.
NovelToon tiene autorización de Libélula para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo IX Buscando Pruebas
Robert, se pone en modo "padre abnegado":
-¡No te metas con Arturo! ¡Ese no es el camino!- exclama haciendose el ofendido, a Robert tampoco le conviene involucrarse con la policía, él esta hundido hasta los pies, en asuntos muy turbios.
-¿Desde cuando te encariñaste con el hijo de Leonel? Te recuerdo que ese niño no es tu hijo. Y que tú mismo fingiste la muerte de la hermanita gemela, mientras Samanta estaba en coma en la clinica, por la eclampsia, después de la cesarea. ¿Ahora te vas a hacer el que no lo recuerdas?- continúa su descarga de ira Carolina.
-Tú mismo me mandaste a entregársela a Leonal, abandonándola en su puerta. Haciendole ver con las fotos que tomé, que tuvo una hija con una desconocida engendrada aquella noche en Barcelona; porque tú no querías criar a esos dos niños prematuros juntos, te parecía "demasiado sacrificio", sobre todo a la "niña más debilucha", esas fueron tus palabras textuales. Buscaste que él se alejara definitivamente de Samanta, haciendolo sentir culpable de una traición que nunca sucedió- Carolina rememora lo sucedido.
- ¿Ahora me vienes con que Arturo es tu hijo? ¡No finjas conmigo, que te conozco muy bien y se de lo que eres capaz!- Finaliza con una sonrisa sarcastica Carolina.
- ¡Arturo es mi hijo legal, yo lo he criado y lo he visto crecer! ¿Cómo puedes pensar que no le he tomado afecto? Hasta a las mascotas que se crian se les toma afecto, mucho más a un niño tan inteligente como él. Además está aquel asunto de mi infertilidad, ese es y será mi único hijo, y no voy a permitir que le hagas daño- Oponiéndose rotundamente Robert, a esa idea del secuestro. En el fondo sabe que no es una mala idea, pero no quiere involucrar a nadie en ese asunto, de necesitar algún día llevarlo a cabo.
-¡Bueno, como quieras, pero busca una pronta solución a esto! ¡Ya me cansé de fingir que soy amiga de Samanta y, de verlos a ustedes aparentar un matrimonio feliz!- Ella se da la vuelta en la cama.
-Tú sabes que eres mi mujer, ella solo es una esposa por conveniencia- la abraza por la espalda, en esa cama con barrotes de hierro e intenta comenzar una nueva ronda, como a él le divierte y lo satisface.
-Quiero que me prometas que la vas a dejar, no quiero ponerme vieja esperando como una amante eterna- haciendo cara de puchero.
Arremete apoderándose de su rostro, lo besa, luego ella se coloca de frente a él, bajando hasta su entrepierna, haciéndole prometer que dejará a Samanta, él lo promete entre gemidos de placer. Al terminar, él se posiciona encima, atándola con esposas de metal, a los barrotes de la cama, para luego comenzar con un látigo a marcar su blanca piel, escuchar sus gritos y gemidos lo exitan al máximo, volviendo con un inmenso consolador a pn*trarla, encendiendolo en la máxima velicidad vibratoria, lo que hizo que ella se volviera loca convulsiva, entre el dolor y el placer. Eso es lo que lo pone realmemte firme. Luego, él ocupa el lugar del aparato, sin compasión hasta llegar a lo profundo de aquella mujer, mientras hala su cabellera negra con rudeza hacia atrás, haciendola gritar, propinándole furiosas nalgadas, mordiendo su blanca piel.
Al terminar exhaustos, sudorosos, Carolina le propone que salgan a divertirse, pues en ese mismo hotel hay un gran casino, y ella sabe que esa fue la verdadera razón por la que Robert escogió ese lugar, además de lo alejado de la ciudad.
Lejos de allí, en casa del padre de Samanta, ella acuesta a su hijo, quien antes de dormirse le vuelve a repetir que su abuelita está triste porque no le dijo nunca la verdad: Ella no es su hija, pero la amó siempre como si lo fuese. Samanta, asiente, no entende como Arturo se enteró de esa verdad; pero le responde que ella siempre lo supo, que su mamá Lucía siempre fue y será su verdadera madre, ella siempre la amará aunque no esté con ella. El alma de Lucía sonríe satisfecha, despidiendose de su nieto Arturo. Ese era el remordimiento que no la dejaba irse de este plano astral, desaparece en la nada.
Luego, Samanta trata de cambiarle la conversación como siempre lo hace, cuando él habla de la abuela como si estuviera viva. El niño acaba rendido, durmiendose, su madre nunca la cree, pero ahora la abuelita puede descansar en paz.
Herminia, entra a la habitación y le dice en voz baja a Samanta:
-Me prometiste que ibamos a salir esta noche, para divertirnos juntas, y olvidarnos de los problemas, recuerda que el lunes debo ir con el oncólogo-
-¡Claro que si, salgamos! Ya Arturo se durmió- dice bajito en un susurro, saliendo de la habitación del niño.
-Son las 9:30 de la noche, vamos a vestirnos, creo que en media hora ya estaré lista, ve a arreglarte- propone Samanta. Y sí, esa noche lo cambiará todo, en la vida matrimonial de Samanta.
Samanta se decide por un vestido negro ceñido al cuerpo, con zapatos plateados y blanco de tacones, y una cartera negro y blanco con una correa para sujetarla tejida plateada,se quita las gafas, y se maquilla. Herminia es rubia de ojos celeste, se vistió con un vestido dorado con una correa blanca, que hacía juego con sus zapatos blanco y plateados, de tacones no muy altos, con una cartera color crema, ambas maquilladas para la noche que decidieron disfrutar. Al estar listas se dirigen al auto de Herminia.
-¿Para qué es ese bolso?- Herminia le pregunta al ver que Samanta mete en el maletero un bolso lleno de ropa.
Samanta contesta, riendose:
-Vamos a un centro nocturno, nos vamos a divertir y beberemos hasta el amanecer, no creo que podamos manejar de regreso, así que pasaremos la noche en un hotel-
- A las afueras de la ciudad, hay un hotel con casino, presentan espectáculos para adultos, podemos beber, jugar y mirar el espectáculo, ¿No quieres conocerlo?- con una sonrisa pícara, le explica.
-Pero, si ambas bebemos mucho ¿quien manejará?- pregunta Harminia, mientras ambas entran al vehículo.
-No seas tonta, ¿No me estas poniendo atención a lo que digo?Por eso mismo llevo esa ropa de cambio para ambas. Nos quedaremos una noche en el hotel, reservamos una habitación y ya. Lo importante, es no ponernos límites para la diversión de esta noche- responde Samanta, entendiendo que su hermana todavía, sigue distraida pensando en su enfermedad. Samanta busca la dirección exacta, usando su smartphone, luego lo transcribe en el GPS del vehículo.
-¡Ya verás que nos vamos a divertir en grande!- sigue sonriendo Samanta, convenciendo a su hermana.
-¡Bueno, está bien!, ¿sí tú lo dices? ¡Vamos, tengo mucho tiempo sin salir de noche!- responde Herminia, siguiendo las directrices que su hermana le señaló en el GPS.
No se imaginan siquiera, que van en camino, sin proponerselo, para el encuentro de pruebas irrefutables, de la infidelidad de Robert.
Es a los diez años es que entra la crisis de pareja, donde se empieza hacer balances, sumas y restas para darse cuenta si valió la pena el sacrificio y el esfuerzo