La Ex- Emperatriz Será Mi Esposa

— oye... Dime.

— no es nada importante.

— para mí sí.

— entonces... Te lo diré antes de llegar al imperio.

— sabes que odio las intrigas, pero... Puedo esperar.

Akai había tomado una decisión. Conociendo a kana, ella no parará de preguntarle que era lo que iba a decir, así que prefirió decirle antes de su llegada al imperio, para que así él pueda prepararse y recibir lo inesperado o esperado.

****

La emperatriz madre se encontraba dando vueltas en su habitación, entre la impaciencia de esperar a que le trajeran a kana y convencerla así sea por la fuerza de que sea emperatriz nuevamente.

— ¿Debería amenazarla?... Pero... ¿Con quien?... Prácticamente a ella nunca le importó más nadie que a Raiden, y el difunto emperador, ese es lo que pude ver a través de los años. Que ha estado sola.

Quizás ella disimulaba que la quería como una hija, sin embargo, sus verdaderas intenciones eran solo usarla para su conveniencia a futuro.

— su alteza... Soy yo.

— pasa, Mei Lee.

— Raiden... Me odia.— dijo sin esperar más.

— eso era predecible. Al perder a la única mujer que lo ayudaba en la corona, las culpas recaerían a alguien ¿No?

— pero usted me dijo que si lo hacía, Raiden me iba a amar más que la emperatriz.

— eres tan ilusa como kana o hasta peor. Raiden no ama a nadie, es solo ama la comodidad del poder, igual que yo. Solo encargarte de dar al heredero y quédate callada. Te di la hierba de infertilidad para que kana no quedará embarazada antes que tú. Y así fue como hiciste, kana quedó infértil, me encargué de regar el rumor, y tú, solo has el trabajo de dar el nacimiento del heredero.

Mei, al ser rechazada por la emperatriz madre, sale de la habitación sin decir más nada. Apretaba sus manos con molestias pero por un momento la suelta y piensa que esa equivocación de esa vez no fue tan malo después de todo.

Solo esperará el momento para hacer lo que debió hacer hace tiempo atrás, por ahora, se mantendrá bajo prudencia y en silencio hasta entonces.

*****

Dos día habían pasado. Llegando a su último destino antes de pasar al imperio lunar. Habían llegado a este lugar casi saliendo el atardecer, podían llegar al imperio antes del amanecer si seguían caminando, pero Akai quería que kana descansará para no forzarla.

— aquí es... En este pueblo descansaremos. Ya solo nos queda un día y llegaremos a mi hogar, que pronto será tuyo.

— de acuerdo... Akai, no quiero sonar como una molestia, pero me quedé pensando en lo que me ibas a contar hace dos días, cuando nos quedamos en el bosque.

— pensé... Que lo habías olvidado.

— jamás. Ya te lo dije, todo lo que venga de ti para mí es importante. Sin embargo, no quiero presionarte ni tampoco que te sientas incómodo...

— kana, es algo que sí no te lo digo hoy, siento que sería mi última oportunidad... ¿Podrías... Esperarme hasta el anochecer?

Kana sutilmente le tomó de las manos y le aprobó con una pequeña sonrisa.

— de acuerdo. Sí así lo quieres.

Akai resopló un poco aliviado.

— está bien, iré a reservar la posada.

Alejándose de ella, kana esperó a su regreso, sin embargo, pensaba con claridad.

“ Akai... Esta vez, estoy en lo correcto con lo que siento. La respuesta de que todos mis sentimientos por Raiden desaparecieran rápidamente fue por ti, en este viaje, me di cuenta de ello."

Quizás, el amor que sentía kana hacia su antiguo esposo era solo una sombra del verdadero sentimiento que sentía ella hacia otra persona. Que desde su niñez lo vio como un gran amigo, al pasar los años sin perder el contacto con las cartas, kana sin darse cuenta guardaba más sentirmiento por Akai que por Raiden, ya que este último solo era costumbre en sus sentimientos, pero en el momento de que kana había abierto sus ojos realmente, observó que el que siempre estaba ahí para ella era Akai.

Kana espero el regreso de Akai, nuevamente al tenerlo de frente él le avisó que ya la habitación estaba lista. Que él saldría un momento y que volvería a decirle lo que tenía que decir.

— no me tardaré lo prometo.

— Akai.

— no te asustes... A diferencia de Raiden, yo no pienso abandonarte a tu suerte. Te prometí que te ayudaría y eso haré siempre.

— no pensaba en eso. Pero sé que tú nunca lo haría. Yo confío en tí, aún así, sea lo que me vayas a decir estaré a tu lado pase lo que pase.

Akai sonríe dulcemente, alejándose así de ella sin decirle alguna palabra más.

Quizás, él quería decirle ahí mismo lo que sentía, pero no podía, frente a la única mujer que le ha importado de esa manera, no era capaz de soltar sus palabras delante de ella. Hasta que tomará la determinación de hacerlo.

“ Te lo diré kana, está vez te lo diré. Desde niño no tenía esperanzas de que estuvieras a mi lado de esta forma, pero ahora, solo me queda saber si sientes lo mismo que yo o no."

****

Había pasado una hora, Akai no había regresado. Kana ya no podía esperar más y salió de su habitación, le pregunto a una trabajadora del lugar si había visto a un albino con una máscara de plata.

— oh. El joven guapo se fue más allá del bosque de cerezos. Queda cerca de aquí. Le recomendé ese lugar ya que lo veía un poco nervioso.

Kana con esa dirección se encaminó hasta llegar a ese bosque. Ya era de noche, pero ella se aseguró de llevarse una linterna. No había más nadie que ella... Hasta que.

— Akai...— habló, pero ahí mismo se calló al escuchar el sonido del agua.

Acercándose, ella miró alguien adentro del agua cristalina. Era Akai, que en el medio del pozo, se bañaba sutilmente de espalda.

Kana apretaba el mango de la linterna, el metal áspero no la hacía volver a la realidad. No dejaba de verlo, aquello músculos que se enmarcaba fácilmente con el agua era un total gusto. Únicamente se podría observar su espaldar y un poco más abajo.

Para ella, es algo nuevo de ver ya que Raiden no tenía ni la cuarta parte de la fuerza ni musculatura de Akai.

— kana, sé que estás ahí.

Ella se sorprendió, se le olvidaba que él tenía un sentido muy agudo. Kana se sonrojo a tal punto punto que se tapo el rostro viendo un poco.

— n-no era mi intención espiarte... T-Te esperaré en la posada.

— espera. Te quedas ahí, no hay problema con que me veas de esta forma...

Kana se quedó como una piedra. Luego se volteó sutilmente y siguió viendo a Akai dando la espalda.

— kana, yo te amo.— a diferencia de otras veces, está vez, Akai fue directo al punto.— eso era lo que he quería decirte, hoy y desde siempre. Que te he amado como a nadie.

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