La Duquesa Abandonada

-Estoy esperando una respuesta, como te atreves siquiera a alzarle la voz a mi duquesa.

La joven y Aina se sorprenden al escuchar a Dunkan, Noel no deja de agarrar a la joven y voltea a ver a su hermano, no sabe que hacer, que decir, sobre todo por qué al entrar no solo empujó al duque, sino también al principe.

Aina compone su cabello, su ropa y su voz.

-Dunkan? Cuando llegaste?... Que hace el aquí, lo dejaste entrar a mi casa.

-No, se quedó en la mansión de visitas.

Aina solo ve con odio al principe, quien apenas puede reponerse de lo que escucho.

-Noel, suéltala, vamos, no quiero estar aquí y tú, ya llegó tu señor, haber dile, dile que me gasto todo su dinero, que no quieres darme mi sello y que el maestro maltrataba a Luciel

-Si mi señora

Aina camina hacia la salida junto con Noel, quien está nervioso, ver al duque así de enojado da miedo.

-Alto los dos, quieren decirme que pasa aquí? ¿Aina, quien es él?

-Él, así es mi asistente, hermano de tu asistente.

-Mi señor, mucho gusto.

-Haa cierto, no lo había reconocido, así que eres Noel.

-Si excelencia, disculpe no lo ví cuando entre, me disculpo.

-Entonces estoy esperando una explicación, Aina entra al despacho, necesito hablar contigo

Al dar la vuelta ella ve al príncipe, sin hablarle siquiera, se va al despacho del duque, dejando al príncipe confundido, ella jamás lo había visto con indiferencia, sus ojos no eran de la Aina que él conocía, no le quedó más remedio que esperar afuera, platicando con el asistente de Aina.

En el despacho, Aina se sirve un trago por qué seguía enojada.

-Aina, que sucede? ¿Que paso? Y quiero que me expliques que le pasó a mi hijo.

-Primero la quiero fuera del Ducado, sé que es sobrina de tu mayordomo, pero ella solo causa problemas, no la quiero cerca, si es tu amante la puedes seguir viendo

-Que? Acaso estás loca, como se te ocurre eso.

-No vuelvas a decirme loca oíste, esos rumores se dicen en los pasillos por qué ella hacia mis deberes, aparte la forma en que te mira es obvio que siente algo por ti.

-Aina cálmate, ella no es mi amante, jamás la he visto de esa manera, pero como es que estás aquí, que paso, apenas y salias de tu cuarto, y ahora ahí estás tomando un trago ya basta, basta te pondrás ebria, dame la copa.

Le decía el duque quitándole de la mano la copa, que con esta ya eran tres las que se toma.

-Déjame, estoy enojada, he decidido hacer mis deberes, le pedí amablemente el despacho y el sello y ella se molestó, he remodelado la mansión y mandé a hacer uniformes nuevos y ella dice que todo eso es innecesario.

-Los adornos del pueblo los mandaste a hacer tú?

-Si, se ven bonitos -Le decía sonriendo-

-Estoy cansada, ayer me dormí tarde, estoy organizando el baile, Dunkan verdad que puedo, no es mucho el dinero, estoy usando lo que no use en casi dos años, los uniformes de las doncellas ya están viejos y las telas son muy delgadas para el frío, además los...

-Aina, tú eres la duquesa, no tienes que pedirle permiso a nadie, hablaré con Robert, para que mandé a su sobrina a otro lado.

-Gracias, Dunkan por que el príncipe está aquí?

-Ja, pensé que no preguntarás, te importa que esté aquí?

-Realmente no, pero después de lo que dije será incómodo, atiéndelo tu, la verdad no quiero verlo.

Aina se acerca al duque, él se hace hacia atrás, pero ella le dice al oído algo que lo hace reír.

-Me cae muy mal, no quiero verle la cara de tonto.

-Jajaja.

-No te rías.

-Es verdad lo que dijiste? ¿Nunca lo amaste?

-Si, es verdad, nunca lo ame ** la verdadera Aina si, pero ella ya no está así que mentir no está mal**

-Aina, que paso con Luciel.

-Su maestro lo maltrataba, su niñera no dijo nada, a mi me paso lo mismo cuando tenía su edad, soporte hasta los 10 años cuando el caballero que me cuidaba se dio cuenta y cambiaron a mis maestros, a ellos los llame y ahora son los maestros de Luciel.

-Donde están, no me digas que los dejaste ir?

-Están en el calabozo, no podía dejarlos ir porque es tu hijo, pertenecen a la familia real, golpear a Luciel es un delito y no tengo la autoridad para cortarles la cabeza

-Jajaja entonces me encargaré de ellos yo mismo.

Aina se sentaba en el sillón, ella solo veía a Dunkan, tiene los recuerdos de como es, pero verlo así de cerca, la pone más que nerviosa, él es un hombre muy alto y atractivo.

-**Dios, me dan ganas de tocarlo, calma Aina, que cosas dices, ese hombre ama a otra mujer, pero un sacrificio tampoco sería**

Lo siento Dunkan nunca quise esto, nuestro matrimonio no es normal, si tú quieres el divorcio, podemos hacer el papeleo, solo que sea después del invierno, déjame disfrutar del baile, ya después puedo ir a la ciudad y ahí hacer los trámites.

Dunkan no sabía que decir, estaba tan confundido, que no sabía ni lo que sentía, algo le molestaba y no sabía que es.

-Si sabes que un divorcio es muy complicado.

-Si, no sería un divorcio como tal sería una anulación, tu y yo jamás consumamos el matrimonio.

-Que? Aina se que no me amas, el divorcio no es una opción, sobre todo por qué Luciel, me dijo que se te vas, me va a odiar.

Dunkan se sentaba a su lado, para tomar su mano, Aina se sorprende, solo se lo queda viendo y él a ella.

-Gracias, gracias por cuidarlo, él me contó como fue que adornaron el jardín y el pueblo, sé que no puedo estar mucho tiempo con él, confíe en las personas equivocadas.

-Dunkan, no te preocupes, él está bien ahora, está contento, bueno me voy, tengo trabajo, iré al pueblo con Noel, nos vemos en la cena.

Ella se levantó y salió del despacho, solo hizo reverencia con el príncipe y salió, sin voltear a verlo.

Dunkan en su despacho seguía pensando en todo, cuando reacciona ella ya estaba afuera y sale corriendo tras ella, escuchar que va con Noel, hizo que se levantará del sillón.

El mayordomo llegaba porque su sobrina fue a llorar con él.

-Duque por favor perdone a mi sobrina, ella...

-Luego hablamos, atiende al príncipe, voy a salir.

-Y yo que? Dunkan a dónde vas?

El principe no sabía que hacer, le dieron te y unos bocadillos eso lo calmó un poco pero escuchar a Aina decir que no lo ama si fue algo que no se esperaba.