PROHIBIDO AMARTE

Narra Sam

Ha pasado casi dos meses desde aquel bochornoso momento donde Alexander me golpeo en mi trasero y me dejo adolorida por días, no podía ni sentarme del ardor, ese día pase la noche poniéndome paños de agua fría por el dolor.

Desde ese momento he decidido evitar encontrarme con esa bestia, como es posible que trate a una mujer de esa manera. Me he pasado las últimas semanas entre estudio y trabajo, en el día me la paso en clase y reuniones de trabajo; en la noche me la paso entre tareas y dibujando bocetos, casi no tengo ideas nuevas, me siento frustrada son casi las 10 de la noche, estoy cansada y no sé qué hacer, si me duermo puedo perder tiempo valioso de trabajo, decido bajar a tomar algo refrescante pues esta noche hace demasiado calor, salgo de mi habitación caminando con sigilo y evitando al animal, bajo las escala como si fueran de galleta y agarrada con fuerza del pasamanos, logro llegar a la cocina y al abrir el refrigerador escucho unos chapuzones en la piscina, voy a indagar sin ser vista y es Alexander, lo observo por un rato dando su perfectas brazadas, el sale del agua toma la toalla y se seca su cabello, veo todo su cuerpo mojado y recuerdo el momento en que lo descubrí con aquella mujer, siento como mi cuerpo se calienta y mi garganta se seca sin explicación, remuevo mi cabeza y subo como rayo a mi habitación, me siento frente a la mesa y con las imágenes de el aun frescas en mi cabeza comienzo a dibujar bocetos de ropa masculina, no sé dónde o como llego mi inspiración, es más, es la primera vez que diseño ropa para hombres, pero cada línea que trazo con mi lápiz es imaginando una a una de esas prendas en ese impresionante cuerpo, sin darme cuenta son casi las 5 de la mañana, me asusto pues debo estar en la universidad a las 7 am, solo tengo tiempo de dormir 1 hora, me cambio rápido y me tiro en mi cama donde quedo rápidamente dormida.

Llega la mañana y con ella sus muchos afanes, son las 6:30 y estoy apenas bañándome, salgo de la ducha me visto casual con lo primero que veo, es tanto mi afán que me puse una camisa que no necesite sostén, guardo mis cosas en mi bolso y bajo veloz a la cocina, freno en seco cuando veo a Alexander abrazado a una de las empleadas más antiguas de la casa.

- Buenos días - saludo para todos y para el que lo quiera recibir

- Buenos días niña, va tarde para la universidad – me dice Eva mientras me sirve un poco de fruta

- Lo sé, necesito que juan me lleve hoy – le digo con prisa

- Juan se fue a llevar al señor a una reunión – me dice

- Estoy jodida, necesito tomar un taxi – digo con ira

- Yo te llevo – se ofrece Alex

- No es necesario – me niego

- Está bien como quieras, igualmente voy para allá – me dice y eso me pone a pensar que en muchas ocasiones lo he visto rondar la universidad

- Está bien, pero date prisa – le digo con una mirada derrotada

Él no dice nada, solo me habla con la mirada para que lo siga, ambos caminados hasta el estacionamiento, al entrar se sube a su lujosa camioneta, me subo en el asiento del copiloto y después de avanzar por unos cuantos kilómetros rompo el incómodo silencio

- ¿Qué haces tanto en ese lugar? – le pregunto

- ¿hablas de la universidad? – me pregunta

- Si – le respondo

- Puedes estar segura que no es a verte a ti – me responde y yo ruedo mis ojos

- Eso es obvio imbe…, perdón, es claro que tú y yo nos odiamos, pero me causa curiosidad verte tan seguido por ese lugar – le explico

- Bueno, lo que pasa es que en esa universidad estudie y me gradué con honores y como soy una persona reconocida por las empresas de papa, el decano de la facultad de economía me invita a dar charlas y talleres a los estudiantes – me explica

- Entonces ¿eras buen estudiante? – le pregunto

- Lo suficiente como para obtener una beca completa – me dice y quedo sorprendía

- No sabía eso – confieso con sorpresa

- Hay muchas cosas que no sabes de mi sobrina – me dice con una sonrisa de lado y maliciosa

- Sobre el otro día, quiero pedirte una disculpa Samanta – se disculpa

- Está bien, yo también me sobrepase – le digo y me mira con sus ojos abierto como platos

- Es en enserio que te estas disculpando – me dice sin creerlo

- No exageres – le digo con rabia

Llegamos a la universidad y todos, en especial las mujeres me miran con envidia, me imagino que es por Alex y su carro, más de una creerá que somos pareja, me alejo sin despedirme para evitar las miradas.

Paso las siguientes 5 horas entre una clase y la otra, luego me voy con Elena para comprar los materiales y confeccionar los trajes de prueba para mi nueva línea masculina, paso el resto de la tarde en compras, para luego ir al hotel y reunirme con mi equipo y organizar la estructura del patronaje, después de planear todo con cautela, pido comenzar la búsqueda de la modelo principal.

Son casi las 10 de la noche y por fin llego a casa, antes de abrir la puerta, me llega una notificación a mi email, es mama:

“hija como estas, llevo meses sin saber de ti, por favor háblame”, observo con detenimiento el correo y decido responder “mama estoy muy bien, no te preocupes por mi”

Entro a la casa y me siento a la mesa con mi abuelo quien se ve feliz, momentos después llega Alex y se sienta con nosotros, el abuelo nos anuncia que en 3 meses debe ir a un viaje de negocios y que Alex se quedara a cargo de la compañía, no discuto nada pues para esas fechas estaré sumamente ocupada con mi desfile.

Los 3 meses pasaron volando y llego el momento de despedir al abuelo, Alex y yo lo acompañamos al aeropuerto y nos devolvemos en el mismo auto, todo el camino lo pasamos sin emitir ningún sonido, llegamos a casa y Eva ya nos tenía la mesa servida, ambos nos miramos y para evitar murmullos entre los empleados, decidimos cenar juntos, probamos unos cuantos bocados y Alex comienza la platica

- ¿Tu jefe ya tiene definida la fecha del desfile? – me pregunta

- Si, así es, ya le pase al gerente del hotel la fecha para que organice todo – le respondo

- Perfecto, yo mismo me encargare de todo – me dice

- No es necesario, los de hotel lo pueden hacer – le digo

- Papa me lo pidió expresamente antes de partir – me dice

- Está bien – le digo.