Anya siempre había llevado una vida tranquila hasta que conoció a Alicia, la nueva estudiante del instituto de la manada. Lo que comenzó como una bienvenida amigable pronto se convirtió en un infierno cuando Alicia, con su talento para la manipulación, consiguió volver a todos los amigos de Anya en su contra. Incluso los atractivos trillizos Ethan, Damien y Gael caen en las mentiras de Alicia y se burlan de Anya públicamente. Después de un ataque verbal por parte de un grupo de chicas influenciadas por los rumores, Anya decide contarles a sus padres lo que está pasando y se muda con su tía en otra ciudad.
En su nuevo hogar, Anya conoce a Emma y Max, sus primeros amigos verdaderos en mucho tiempo, quienes la ayudan a recuperar su confianza. Dos años después, se ve obligada a regresar a su antigua ciudad y descubre que está destinada a estar con los trillizos por un vínculo de la luna en la comunidad de licántropos. A pesar del destino dictado, Anya todavía siente dolor y traición.
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CAPITULO XXII
Me miré en el espejo por última vez, ajustando un mechón rebelde de mi cabello. No podía evitar sonreírme. Sabía que me veía bien. La ropa que había elegido resaltaba mis mejores atributos, pero lo que más me gustaba era la mirada decidida en mis propios ojos. Todo había cambiado desde que me fui de la ciudad, y hoy iba a demostrarlo.
Respiré hondo antes de salir de la habitación. Bajé las escaleras y me despedí de mis padres, quienes me observaron con esa mezcla de cariño y preocupación que siempre tenían.
- Te ves hermosa, cariño — dijo mamá, con esa sonrisa cálida que tanto amaba.
- Gracias. Nos vemos luego.
Al salir de casa, el aire fresco de la mañana me recibió con una brisa suave, perfecta para el inicio de un nuevo ciclo. En la distancia vi a mis amigos acercándose.
- ¡Anya, te ves genial! — exclamó Sophie, mientras me daba un rápido abrazo.
- ¡Gracias! — respondí con una leve sonrisa.
Rápidamente se acercaron los demás, los saludé de la misma forma.
Mientras avanzábamos hacia el instituto, la conversación se desvió hacia mi vida en el pasado, cuando estudiaba aquí.
- Oye Any, y esa chica umm Alicia, ¿no? ¿También estará en tus entrenamientos? — preguntó.
- ¡Max! — llamó Emma.
- Está bien — dije con calma — En realidad no lo sé, pero sería lo más normal, después de todo ella es una alfa, por naturaleza irá al área de combate — expliqué, y él asintió.
Al menos ya conocen lo básico de la comunidad licántropa.
Hubo un silencio después de eso.
- Es impresionante cómo todo ha cambiado desde que Anya... bueno, tú ya sabes — dijo Lucas, con una mirada comprensiva.
- Sí, es difícil no pensar en eso — agregó Emma —. Pero... estoy feliz de que ahora estés mejor, además nos tienes a nosotros. — alardeó, a lo que yo reí.
- Claro, no sé qué habría sido de mi en estos últimos años si no los hubiera conocido — Reí.
Abracé por los hombros a Lucas y Emma, mientras Max reía un poco más escandaloso, Sophie soltaba leves carcajadas típicas de ella y Alex permanecía en silencio con una sonrisa mientras nos escuchaba, poco después apartó a Lucas y ahora iba él a mi lado, tomando de mi mano.
Así es, definitivamente todo ha cambiado e incluso aquí podré ser feliz con ellos a mi lado....
Al llegar nos despedimos en la entrada, ya que ellos debían ir a clases y yo tenía que ir al campo de entrenamiento.
- Nos vemos luego, Any — dijo Emma, dándole un abrazo rápido —. ¡Suerte en el entrenamiento! — asentí en respuesta, para luego despedirme con la mano.
(...)
Cuando entré a los vestidores, el ruido de las chicas hablando me golpeó de inmediato. Sentí sus miradas al instante, como si fuera una intrusa. Sabía que me estaban juzgando, algunas se burlaban y otras solo me miraban con curiosidad. Escuché algunas risitas disimuladas, pero decidí ignorarlas.
Me empecé a cambiar, quitándome la blusa. No pude evitar notar cómo mis músculos, marcados por todo el ejercicio que había hecho mientras vivía en la otra ciudad, quedaron al descubierto. Poco a poco, las conversaciones fueron apagándose, hasta que el silencio se apoderó del lugar. Sonreí para mí misma.
¿Envidia? Yo tambien la tendría ante tan figura
Al llegar al campo de entrenamiento, noté cómo todas las miradas se posaron en mí. Los chicos no disimulaban su curiosidad, mientras que las chicas me lanzaban miradas molestas. Pude sentir los celos flotando en el aire, pero ya me había acostumbrado a ese tipo de cosas. Sabía que era parte del "juego social" que siempre me tocaba enfrentar.
El entrenador se acercó, serio, pero con un toque de respeto en su mirada.
- Bienvenida de nuevo, Anya — me dijo, extendiendo su mano firme —. No esperes que sea suave contigo. Has estado fuera mucho tiempo, y tendrás que ponerte al día.
- Lo sé — respondí apretando su mano con firmeza —. Estoy lista.
Antes de que pudiera decir algo más, escuché una risa sarcástica desde el grupo de chicas.
Genial, aquí vamos — rodé los ojos.
Era Alicia, claro. Con esa voz venenosa que siempre usaba.
Agárrame Any, porque tengo tantas ganas de repartir algunos cuantos puñetazos — pude escuchar a Juno, su voz molesta, soltando algunos gruñidos incluso.
Tranquila, escuchemos lo que tiene para decir — la calmé.
- Oh, mira quién se cree una guerrera ahora. Esto va a ser entretenido.
Sabía que estaba tratando de provocarme, pero no le iba a dar el gusto. En lugar de eso, me giré lentamente y la miré a los ojos, sonriendo con calma.
- ¿Sabes? Me alegra ver que aún encuentras tiempo para reírte — dije, con tranquilidad —. Siempre he pensado que es admirable cómo algunas personas compensan su falta de talento con buen humor.
Después de eso pude ver cómo su rostro cambió a uno lleno de molestia. Mientras, Juno se rebosaba de orgullo.
Incluso las risas de los demás se apagaron de golpe, y pude sentir cómo las miradas pasaban de ella a mí, expectantes. Por el rabillo del ojo, vi a algunos taparse la boca para no reír. Incluso los que antes se habían unido a sus burlas ahora parecían disfrutar más de la incomodidad de Alicia que de sus palabras.
El entrenador, sin embargo, no estaba para juegos.
- ¡Silencio! — gritó, mirando a todos con severidad, pero se detuvo un segundo más en nosotras dos —. Ya que tienen tantas ganas de hablar, serán las primeras en enfrentarse en un duelo.
Pude escuchar "Uuuuuh" de parte de los demás, estaba claro que creían que yo estaba acabada y solo lo confirmé al ver la gran sonrisa de Alicia, llena de confianza y malicia.
Oh, ella en serio cree que me aplastará
Sin embargo, todo ese ruido no me perturbó en absoluto. Rápidamente me coloqué en mi posición.
Pronto sonó el silbato.
Cuando el duelo comenzó, todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Alicia se lanzó hacia mí con una velocidad que apenas pude anticipar. Sus movimientos eran rápidos y precisos, pero yo no iba a quedarme atrás.
No esta vez
Esquivaba sus ataques con agilidad, mis músculos reaccionando instintivamente. El entrenamiento que había hecho mientras estuve fuera me estaba sirviendo más de lo que pensé. Pude notar la sorpresa en los ojos de los demás cuando no caí de inmediato.
Alicia, por otro lado, estaba cada vez más frustrada. Sus movimientos eran cada vez más agresivos, pero yo seguía manteniéndome a la altura. No era perfecta, pero tampoco iba a dejar que me aplastara.
El combate continuó hasta que ambas estábamos al borde de la extenuación. Fue entonces cuando el entrenador decidió intervenir.
- ¡Es suficiente! — exclamó —. Empate.
¿Cómo dijo? Bueno, para ser la primera vez aquí no estuvo mal.
El silencio fue sepulcral. Nadie esperaba ese resultado. Yo, la chica omega que todos subestimaban había logrado igualar a una fuerte alfa y a quien ellos creían que sería su futura Luna.
Furiosa y avergonzada, Alicia hizo un berrinche y abandonó el campo, sin decir una palabra más. La clase terminó poco después, pero el impacto de lo que acababa de suceder se quedaría con todos por mucho tiempo.
(...)
Caminaba hacia la clase de matemáticas junto a Sophie y Emma, aun sintiendo la adrenalina del combate correr por mis venas. Estaba cansada, pero había una satisfacción en ese cansancio.
Y, justo cuando pensaba en eso, ahí estaban. Liliana y Lyra, dos caras que me recordaban todo lo que había dejado atrás. Las mismas que me habían apuñalado por la espalda cuando Alicia apareció en escena. Sabía lo que vendría antes de que siquiera abrieran la boca.
- Vaya, miren quién regresó — soltó Lyra con esa sonrisa venenosa que conocí en el pasado tras la llegada de la arpía —. La pequeña y patética Anya.
Sophie fue la primera en reaccionar, lanzando una risa ligera y perfectamente calculada.
- ¿Patética? — dijo, fingiendo sorpresa mientras me miraba —. ¿Están hablando de ti, Anya? Qué extraño, porque lo único patético aquí es esa falta de creatividad.
Sonreí con diversión.
- Tienes razón, Sophie. No sé qué es más triste, si el intento de insulto o que sigan repitiendo lo mismo de siempre. ¿No se cansan?
Emma, siempre más directa, se unió con una sonrisa sarcástica.
- Tal vez deberían buscar algo nuevo que hacer, como, no sé... madurar.
El silencio que siguió fue delicioso. Ambas nos miraron, las palabras atoradas en sus gargantas. Seguimos nuestro camino, dejándolas atrás, y no pude evitar sonreír para mí misma.
Ha sido un buen inicio de semana.
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^^^Continuará....^^^