Mi Hermanastro

Danna era una mujer increíble, desde el día del atentado hemos pasado mucho más tiempo juntos y su inteligencia es impresionante, el tiempo que hemos pasado juntos ha sido el mejor de mi vida.

"Vamos a cenar", dije de repente haciendo que ella dejara los documentos que está leyendo y dirigiera su mirada hacia mí.

"Creó que no es conveniente exponernos", respondió volviendo su mirada a los documentos en sus manos.

"Tenemos suficiente seguridad, no creo que alguien se arriesgue a atacarnos", exprese llamando su atención.

"Mejor no nos arriesguemos nosotros, la.persona detrás de todo esto ha resultado ser más lista de lo que imaginamos".

"En este mundo no hay nadie más listo que tú, pero para que estés tranquila no iremos a ningún lugar concurrido, conozco un restaurante sencillo y estoy seguro de que ahí nadie nos molestará". Insistí no dejando espacio para que me rechazara.

"No entiendo cuál es tu afán de salir conmigo, sabes muy bien que solo te puedo brindar mi amistad, ya que Felipe no se merece que lo engañe", explicó Danna mirándome a los ojos.

"Pues entonces termina con ese tal Felipe y serás libre para empezar una relación conmigo", dije despreocupado.

"Lo siento, pero Felipe no se merece que le haga eso, él ha sido muy bueno conmigo y creo que merece que si voy a terminar con él, lo haga en persona y no por teléfono".

"Entonces vayamos juntos para que le termines a ese hombre y así podamos estar juntos".

"¿Tú ya terminaste con Catalina?", pregunto Danna inesperadamente. Hice silencio pensando lo que le iba a decir. "Eres un descarado, me pides que termine con mi novio mientras que tú sigues con la estúpida dos neuronas de Catalina".

"No es así, yo no tengo nada con ella. Hace un mes que le dije que lo nuestro no podía ser y que lo mejor era que siguiera con su vida y desde entonces no he sabido nada de ella", explique rápidamente.

"¿Y ella lo acepto tan fácilmente?", pregunto Danna incrédula.

"Como te dije, desde ese día no he sabido nada más de ella", respondí con sinceridad.

"¿Acaso no te has preguntado el por qué ella lo tomo tan a la ligera?, algo no me cuadra en todo esto", comentó pensativa.

"Ya no somos unos niños, ella entendió que sin amor esa relación no iba a ningún lado". Exprese sin dudas.

Danna sonrió con sarcasmo "eres tan ingenuo, Catalina no se rendiría tan fácilmente, esa mujer está obsesionada contigo y estoy segura de que algo está planeando", dijo segura de sus palabras.

"No seas paranoica, Catalina es más madura de lo que piensas por eso se tomo nuestra ruptura con madurez".

"Ja, ja, ja, no me hagas reír, pero bueno si quieres pensar así es tu problema. Sin embargo, te aconsejo que te cuides de ella, pues esa mujer tiene serios problemas psicológicos", dijo Danna para luego volver la mirada a los documentos que estaba leyendo desde un principio.

"No desvíes la conversación, sabes que no podemos seguir negando lo que sentimos el uno por el otro, así que lo mejor es que termines con ese supuesto novio tuyo y nos demos una oportunidad", dije con firmeza.

No quise insistir en el tema, ya que no quería que Danna se sintiera presionada, pero tampoco quería seguir perdiendo el tiempo esperando a que ella se decidiera a terminar con el fulano ese, Danna sentía algo por mi y yo por ella, aunque en un principio solo quería jugar con ella ahora me doy cuenta de que siempre ha sido el amor de mi vida y que lo ocurrido en el pasado solo eran cosas de adolescentes inmaduros.

Salí de la oficina de Danna y me fui a mi oficina a seguir con mis asuntos, durante el resto del día no volví a hablar con ella, tenía mucho trabajo acumulado y lo que menos quería era que mi padre encontrara algún error en mi labor como presidente de la empresa.

La noche llegó más rápido de lo que podía pensar. "Señor, ya me retiro", dijo mi secretaria con cara de cansancio.

"Está bien, nos vemos mañana", respondí asintiendo con la cabeza.

"Hasta mañana, señor", Elena mi secretaria salió de mi oficina dejándome solo, cerré los ojos y me recosté sobre mi silla agotado. Abrí los ojos al escuchar la puerta de mi oficina abrirse. Sonreí al ver a quien había entrado.

"Siento molestar, pero mi auto no enciende y no tengo quien me lleve a casa", dijo Danna mirándome fijamente.

"Es extraño que no tengas quien te lleve, teniendo un equipo de seguridad solo para ti", respondí esperando a ver su reacción.

"OK, entonces le diré a uno de esos guapos hombres que me lleve hasta la casa", contestó con picardía.

"No se te ocurra cruzar esa puerta, yo te llevaré hasta la casa", me levante de un tirón de mi silla y llegue hasta ella a grandes pasos.

"Sabía que entrarías en razón", comentó sonriendo.

Me levante rápidamente y camine hasta donde estaba Danna, ella me miró divertida, su sonrisa iluminaba todo el lugar y su aroma inundaba mis fosas nasales haciéndome sentir un deseo incontrolable.

"¿Por qué me miras así?", pregunto.

"Lo siento por el tal Felipe, pero no puedo evitar lo que voy a hacer", sin darle tiempo de contestar la acorrale contra la puerta adueñándome de sus hermosos y provocativos labios en un beso lleno de mucha pasión. Pensé que me rechazaría; sin embargo, me sorprendió cuando sus brazos se enredaron al rededor de mi cuello haciendo que el beso fuera más profundo.

"Llame a Felipe y termine con él", dijo con la respiración entre cortada dejándome sorprendido.

No pude evitar la sonrisa que se formo en mis labios. Sin decir nada la volví a besar, pero ahora con ternura; este era una momento mágico y no quería que terminara nunca.