Aziel, apodado el tigre dorado, hombre hábil en los negocios y con un gran poder, tenía como pasatiempo leer historias omegaverse.
En su duodécima novela omegaverse, de este libro en especial, Aziel sentía desagrado por el personaje cliché que se entrometia en la relación de la pareja protagonista, llegando a sentir alivio con el trágico final del personaje extra.
Pero, en un raro acontecimiento, Aziel despertó en el cuerpo del personaje del libro que tanto aborrecia.
Siendo un personaje extra con un final marcado como trágico fuera del estilo de Aziel, el apodado tigre dorado hará todo lo necesario para salir de ese destino y personaje cliché.
En su lucha por sobresalir, Aziel encontrará en su camino al personaje principal de la historia, el Alfa protagonista que aborrecia más que nadie a Aziel.
"Solías decir que me amabas"
"Cariño, ese no era yo"
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Capítulo 8
Después de deshacerse de las cosas de su habitación, Aziel necesitaba comprar un par de trajes nuevos, ya que la primera impresión era importante para él.
Al ordenar la habitación, Aziel encontró un modesto monto de dinero en medio de las páginas de una revista de moda, tomaría una parte de este dinero para comprar lo que necesitaba y era indispensable para él, un traje.
Tras pedir indicaciones de Sophia para llegar al centro comercial, Aziel fue al lugar a conseguir un traje que se adaptara a su cuerpo, ya que por el momento, no podía costear un traje hecho a medida como acostumbraba.
Fue divertido viajar en autobús para un hombre como Aziel quien no había usado el transporte público en décadas, realmente lo disfrutó.
Al llegar al centro comercial, Aziel fue directamente al piso en donde se vendían distintas ropas.
Conocido por su personalidad descarada, las miradas sobre Aziel no se hicieron esperar, murmullos y miradas burlonas.
Aziel escuchó de Larry que existían videos donde él mismo se exponía ante el público de manera vergonzosa, algo que Aziel no deseaba ver, después de todo, leer la descripción de una escena vergonzosa en un libro es muy diferente a verlo en vivo.
Ignorando las miradas de las personas, Aziel entró a una tienda que se veía bastante modesta, en este lugar, los precios de los trajes no debían ser elevados.
"Buenos días", saludó Aziel al dependiente de la tienda y pasó a ver los trajes que se exponían en los maniquíes y colgadores.
Los sacos de traje se veían de buen corte, un diseño sencillo pero elegante.
"... Mmm, disculpe"
Al ser llamado por alguien detrás de él, Aziel volteó para ver de quien se trataba, era el dependiente de la tienda.
"... Esto,... aquí no tenemos el tipo de ropa que suele usar", habló el dependiente evitando mirar a Aziel.
Era sabido por algunos que Aziel no toleraba ser visto de frente cuando personas desconocidas hablaban con él, repitiendo su frase icónica de pertenecer a la familia Roosevelt, por lo que unas personas insignificantes no eran merecedoras de verlo.
El dependiente de la tienda tuvo que tomar mucho valor para dirigirse a Aziel, solo esperaba que el omega se fuera sin causar problemas.
"Siempre es un buen momento para cambiar de estilo"
Contrario a lo que el dependiente temía, Aziel habló con calma; levantando la vista con cuidado, el dependiente miró al omega para asegurarse de que se trataba de él.
"Aunque me temo que no puedo encontrar algo de mi talla", sonrió Aziel.
Encantador, lo que el dependiente de la tienda vio al levantar la vista, fue la encantadora sonrisa del omega.
"... La talla para omegas masculinos está al lado derecho", indicó el dependiente con timidez.
"Oh, ya veo, muchas gracias"
La percepción de una persona puede cambiar si recibe nueva información visible que contradiga la percepción previa que se tenía de un sujeto.
Aziel tenía una imagen vista por las personas a través de las redes sociales, una imagen deplorable.
En lugar de explicarse o buscar excusas, Aziel se mostraría tal cual es, si las personas lo aceptaban y olvidaban sus errores pasados, ya dependía de ellos.
"... Disculpe", siguiendo a Aziel después de unos minutos, el dependiente de la tienda se acercó al omega para mostrarle algunos trajes.
"A diferencia de un omega común, usted es un poco más alto de estatura, su delgadez es lo que lo hace ver de menor tamaño"
"Como estos trajes están hechos a una medida estándar de un omega, una talla para betas sería más apropiado para usted", señaló el hombre los trajes en el mostrador.
"Si no es molestia"
"Oh, claro, claro, le mostraré lo demás", se apresuró el hombre a mostrarle a Aziel los trajes disponibles para betas en su tienda.
Al salir de la tienda realizada la compra, Aziel necesitaba un teléfono celular para comunicarse, lastimosamente, no encontró su identificación al buscar las cosas en su habitación, por lo que Aziel se sentía limitado en las cosas por hacer.
Había dos opciones de en donde debía estar su identificación, en casa de los padres de Aziel, o en manos de la persona quien trató de internarlo en el centro especializado.
No tardó mucho tiempo para que Aziel tuviera una respuesta, ya que por la noche recibió la visita de la Señora Ember Roosevelt quien iba acompañada por su asistente y un doctor.
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En el aeropuerto, un avión privado aterrizó en la pista.
"Señor, ya llegamos", informó el guardaespaldas al hombre que ya hacía dormido en un cómodo asiento dentro del avión.
"Llegamos una hora tarde", habló el hombre aún recostado sobre el asiento.
"... Lo siento, Señor"
"Despide al piloto, contrata uno nuevo que sepa hacer su trabajo adecuadamente"
"Sí, Señor"
"Tsk, que molesto, ¿de qué mi*rda sirve tanto personal si no pueden hacer su trabajo correctamente?"
Frotando su sien por la molestia, el hombre abrió los ojos lentamente, provocando que el guardaespaldas se sobresaltara.
"Roger, has estado a mi servicio por varios años, eres eficiente, pero procura contratar a personas más adecuadas"
"... Sí, Señor"
'La próxima vez buscaré a alguien que sepa controlar el clima', pensó molesto el guardaespaldas para sí mismo.
"Bien", sonrió el hombre luciendo sus encantadores ojos de distintos colores.
Heterocromía, era una condición genética que tenía el hombre, con distintos colores de ojos que resultaban atrayentes para las personas.
Hadrian Roosevelt, el alfa había regresado de un largo viaje de negocios.
