No soy más que una niña, pero para salvar a mi familia debo casarme con un hombre desfigurado y que es mucho mayor que yo.
Es un matrimonio por conveniencia, debo cumplir con mi palabra
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10
Las cámaras revelaron que fue el niño quien estuvo corriendo desenfrenadamente, accidentalmente golpeando y manchando de crema a Miguel.
Todos se quedaron en silencio al ver estas pruebas. Después de todo la madre y el niño eran irracionales y un poco descuidados.
La madre volteó los ojos y quiso dar otra explicación.
“Ay, es solo un niño. ¡Mira la edad que tiene! Ustedes también asustaron a mi hijo, ¿verdad? ¿Eres tan grande y quieres cobrártelas con un niño?”
“Yo no quiero sacar cuentas con un niño, pero si contigo. ¡Págale la ropa a mi hombre!” Claudia le dijo disgustada.
¡Ella odiaba a los malcriados!
“Solo es una prenda. ¿Cuánto debería de costar? ¿Acaso se van a morir por dinero?” Esa mujer les dijo sin vergüenza: “Muéstrenme la factura si se atreven. ¡Yo les pagaré la mitad! El salario de mi esposo es de treinta mil a cincuenta mil. No creo que no pueda pagarles.”
Una sonrisa apareció en la esquina de la boca de Claudia al escuchar esto.
Esa madre realmente no tiene cómo pagarlo.
Se volteó hacia Miguel, tomo de su mano: “Date prisa y pídele a tu secretario que le envié la factura. ¡No debemos dejarnos!”
Al mirar Miguel su rostro, y debido a la emoción, sus mejillas se enrojecieron.
Ella estaba luchando su batalla, y estaba ayudando a Miguel a ganarla. No podía estar más feliz.
¡Nadie podía intimidar a su hombre!
Miguel extendió su mano y la sostuvo con fuerza.
Ella se sorprendió y quiso soltar su mano, pero él tenía más fuerza y no podía hacerlo.
Ella se sonrojó muchísimo.
“¿Pero qué estás haciendo? Quiero que me des la factura. ¿Por qué me das la mano?”
“Me gusta cuando dices “mi hombre.” Llámame así de ahora en adelante.”
Miguel sonrió de esquina a esquina y sus ojos se fijaron en su cuerpo por un momento.
Desde que ella regresó a su casa, él ya estaba decidido a casarse con ella. Y ahora al verla protegerlo sabía que su decisión no era la incorrecta.
Una vez agarrada su mano, nunca volvería a soltarla.
Claudia se encontraba en su fija mirada, como una piscina profunda, pero también como un cielo estrellado sin fin. Esos ojos eran como un agujero negro que podía succionar a cualquiera.
Ella no entendía su aspecto, y no se atrevía a mirarlo.
Sus ojos eran agresivos y vestía ropa ajustada, pero parecía que podía ver su interior.
Ella evitó mirarlo, y dejo que tomara su mano.
Javier ya estaba preparando todo. Esta ropa es de un famoso diseñador italiano. No tenía etiqueta. Odiaba ponerle precio a sus diseños.
Pero Javier había encontrado el precio estimado.
El costo laboral fue de varios millones.
Claudia se sorprendió al escuchar esta cantidad. Contó todos los ceros que había y determino que el valor más bajo de esta ropa era de diez millones…
Si hablamos de compensación, debería de pagar al menos cientos de miles.
La mujer se quedó estupefacta cuando vio el precio.
Luego reacciono y dijo gritando que la estaban estafando.
Claudia quiso decir algo, pero Miguel la detuvo: “Deja el resto a Javier. Él se encargará de ello.”
Se quitó la chaqueta y se la dio a Javier, y luego metió a Claudia al coche.
Claudia se subió al coche y en ese momento le atacaron los nervios: “¿A dónde me llevas?”
Aunque sea dominante, pero lo quiero jajaja