Betsabet Kohler es teniente del ejército de Alemania y ha destacado por su papel en la reacción rápida contra el narcotráfico. Considerada la mejor teniente de su unidad, pasó tres años en Estados Unidos desmantelando grupos dedicados al narcotráfico. Al regresar a su país, su coronel le asigna una misión como infiltrada en la organización liderada por Salvatore Müller. Su tarea consiste en integrarse en su vida y en su hogar para ganarse su confianza y enamorarlo, con el objetivo de obtener pruebas que permitan llevarlo ante la justicia y desmantelar la organización. Sin embargo, lo que comienza como una operación se convierte en un juego peligroso en el que se entrelazan el deseo, la traición, el odio, la demencia y el amor.
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Capítulo 9 reconciliación
Betsabet kohler
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-Al despertar, me levanto lentamente. Al mirar la cama, está vacía y suelto un suspiro de alivio. Siento un dolor en mi vientre, y los recuerdos vienen a mi mente. Qué mala suerte tengo; él era alérgico al vino que le ofrecí y no tuve otra opción que acostarme con él. Fue un sacrificio por mi patria, algo que hice por deber. Este dolor en la parte baja me hace sentir extremadamente cansada. Este hombre era una verdadera bestia en la cama; parecía no cansarse y me hizo experimentar varios orgasmos. Debido a tanto placer, no pude soportarlo y me desmayé. Pero a él no le importó; cuando desperté, todavía estaba encima de mí, con una sonrisa en los labios. Ese hombre es un verdadero pervertido; me hizo cosas que nunca imagine que fueran posibles. No tengo experiencia en la intimidad; mi primera vez fue a los 15 años y me dolió tanto que simplemente me cambié y me fui de la habitación. Desde entonces, no volví a tener relaciones con nadie, y han pasado 9 años. Pero ahora entiendo por qué las mujeres lo persiguen; no se puede negar que es un experto en la cama. Sin embargo, esto no puede volver a suceder.Me quito la sábana y al bajar de la cama, mis piernas tiemblan, así que me sostengo. Los dolorosos punzantes no cesan. Respiro hondo y camino con cuidado hasta el baño, donde me doy una ducha. Después me cambio y miro mi reloj: son las 10 de la mañana.
Debo pasar por una droguería; no nos cuidamos y necesito una pastilla para el dolor. Me coloco las gafas y el casco, y salgo del apartamento. Al llegar al parqueadero, con cuidado me subo a mi moto, haciendo una mueca de dolor. Arranco la moto y manejo hasta una droguería. Al bajarme, me quito el casco y entro. Compro una pastilla del día después y también algo para el dolor. Me las tomo, y la chica que me atiende me dice-Señorita, si quiere, puedo explicarle los anticonceptivos que puede usar, ya que esa pastilla no se puede tomar a diario.
- le respondo-Gracias, pero lo que pasó no volverá a suceder.
-La mujer me observa mientras salgo de la droguería. Me recuesto en la moto, pensando que debía asistir a la ceremonia en honor a mis padres y enfrentar a mi hermana. Me subo, me coloco el casco y prendo la moto, acelerando a toda velocidad. Después de unos 40 minutos, llego a la capilla. Veo a varias personas, y entre ellas, a Gissel, que está al frente. La ceremonia comienza y el padre empieza a hablar. Bajo la mirada, recordando cuando realizaron la misa por mis padres, y luego se llevó a cabo el sepelio, donde las personas me miraban y me juzgaban, diciendo que era mi culpa, que yo había matado a mis padres, que era una rebelde, una asesina de padres. Durante el tiempo que estuve con mi tía, me hizo recordar cada momento en el que sentía que era responsable de la muerte de mis padres, de su hermano. Aguanté un año hasta graduarme. Gissel me ignoraba. Una noche, después de mi graduación, tomé mis cosas y me fui lejos, sin mirar atrás. Después de muchos años, me encontré con Gissel, quien me reclamaba por haberme ido, por ser una mala hermana, por quitarle a nuestros padres. Ella también quedó sola, ya que la tía habia muerto.Salgo de mis pensamientos cuando una lágrima cae por mi mejilla y la limpio. Me levanto y salgo del templo; ya no puedo soportar estar allí. Camino hacia la moto, cuando escucho-¿Ya te vas? ¿No piensas saludar a tu hermana? ¿Tan culpable te sientes que no eres capaz de escuchar la ceremonia de nuestros padres?
-Coloco el casco en la moto y me vuelvo hacia ella. Le digo-¿Hasta cuándo seguirás? Si quieres escuchar que me siento culpable, sí, lo soy; soy la culpable de que nuestro padre haya muerto. Por mi culpa, ambas somos huérfanas. Es una carga con la que siempre tendré que vivir, y me liberaré de ella cuando muera.
-Intento subir a la moto, pero ella me agarra del brazo y dice- ¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué me dejaste sola con mi tía?
-Le respondo- Porque tú me odias. Nadie quería tenerme aquí, solo era una molestia. Cada vez que tú y mi tía me veían, recordaban que yo era la causante de sus desgracias. ¿Qué podía hacer para quedarme?
-Ella queda en silencio, mientras una lágrima cae de su mejilla. Dice-¿Escapar es tu única forma de enfrentar las cosas? Yo te necesitaba. Tenía miedo, rabia; me sentía perdida. Te culpaba, pero sabía que no era tu culpa. Sin embargo, nunca te acercaste a mí; solo te alejaste. Si te culpé era para que me prestaras atención. Te necesitaba como hermana mayor, pero solo te fuiste una noche, dejándome con la bruja de mi tía. Eres egoísta.
-Le grito-¿Crees que eres la única que ha sufrido, Gissel? ¿Crees que cada palabra que me decías a mí no me dolía? Todas las miradas de juicio, señalándome, llamándome la asesina de padres, eso me dolía, pero más me partía el corazón cuando tú decías que había matado a nuestros padres. ¿Ahora dices que lo hacía porque buscaba mi atención? ¿Es en serio? No me jodas. Si me fui y te dejé con mi tía es porque no aguantaba más. Esa noche intenté quitarme la vida; no soportaba más esa situación, pero no fui capaz de lanzarme de ese puente. Preferí irme lejos.
- Ella se queda inmóvil mientras nuestras lágrimas caen. Me dice- Lo siento, lo siento tanto, por
, perdóname. Yo también he pasado por momentos difíciles. Después de que te marchaste, mi tía comenzó a tratarme mal. Soporté años de maltrato hasta que falleció, y quedé sola. Por favor, no te vayas; no quiero quedarme sola. Tal vez podamos resolver nuestras diferencias. ¿Crees que sería posible?
- La interrumpo, acercándome a ella, y le digo- Te perdono, y también debo pedirte perdón por haberte abandonado. Eres mi hermana menor; siempre te he amado. Si deseas que comencemos de nuevo, lo haremos, pero en este momento...
- Ella me interrumpe-Podemos vivir juntas, puede ser aquí o puedo ir a vivir contigo. No soporto esta soledad, por favor, permíteme estar contigo.
- La tomo de la mano y le digo- Gissel, en este momento no podemos vivir juntas, ni tampoco podemos vernos con frecuencia, pero te llamaré; estaré en contacto.
- Ella me suelta bruscamente las manos y dice- Olvídalo, ya entendí que no te importo.
- La veo alejarse y no quiero perderla de nuevo, no quiero que piense lo que no es. Corro hacia ella, la abrazo y le digo-Sí me importas. Solo que si te dejo a mi lado, al vivir contigo te pondría en riesgo. Te prometo que en un tiempo estaremos juntas, comenzaremos desde cero. ¿Podrías esperarme?
- Ella me sonríe, me abraza y dice- Sí, lo haré.
- La vuelvo a abrazar con fuerza y ella hace lo mismo. Ambas decidimos entrar a la ceremonia. Después de una hora, la ceremonia ha terminado, así que decido invitarla a comer algo. Durante la comida, ella me cuenta sobre su vida y yo le cuento sobre la mía, exceptuando el hecho de que estoy infiltrada. Luego la llevo de regreso a su casa y me despido al llegar a mi edificio. Al ver varios autos estacionados, me quito el casco y veo que la puerta de un carro se abre. Salvatore sale del auto, me habla en un tono molesto.-