Aurora Dubois deberá enfrentar el dolor de su diagnóstico, la traición de su esposo y el devastador secreto que sacude los cimientos de su familia. En su búsqueda de respuestas y sanación, Aurora descubrirá la fuerza para perdonar y reconstruir su vida, mientras Aura se debe enfrentar a las consecuencias de sus propias decisiones.
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Capitulo 16: Citación judicial
La mejoría de Aurora fue motivo de celebración: ¡le dieron de alta! Amina, con una sonrisa, la llevó a su hogar, el cual siempre será el hogar de su amiga, un lugar de puertas abiertas y corazones cálidos.
La espera se hizo larga, pero finalmente, a los quince días, llegó la resolución del juzgado. Las pruebas son irrefutables: el matrimonio está roto, y la demandante había soportado un sufrimiento inmenso a manos de su esposo. El divorcio, por fin, comienza a ser más real. Por orden judicial, se remitió a Arnold una citación en la que se le informó de la demanda de divorcio presentada por su cónyuge, así como de la imposibilidad de una reconciliación. Con firmeza, Aurora solicitó una división justa de los bienes, un reclamo que resonó con el peso de sus sacrificios. Ella, la más perjudicada en el matrimonio, había sido el pilar que lo sostuvo, trabajando incansablemente mientras el perseguía sus sueños de grandeza.
La citación, con el sello del juzgado, interrumpió la jornada laboral de Arnold. Al leerla, su rostro se enrojeció y sus manos temblaron de ira. Toda la frustración acumulada desde que Aurora se marchó de casa, sin mirar atrás, y sin importarle sus necesidades, explotó en una furia incontrolable. La vida de Arnold, antes vibrante, se ha apagado desde la partida de Aurora. La comida, antes placentera, ahora es insípida; la ropa, antes fragante, ahora carece de aroma; y la casa, antes un hogar, ahora es un cascarón vacío. Nunca pensó que la extrañaría, pero la ausencia de Aurora ha revelado una verdad dolorosa: sin ella, la casa y él están incompletos.
La mala suerte de Arnold alcanzó su punto más alto cuando su cuñada llegó con maletas, declarando que ahora que él y Aurora se van a divorciar, podrán casarse como siempre han deseado. La idea de casarse con Aura le revolvió el estómago. Para él, ella es un fuego fatuo, una pasión efímera, no el pilar de un hogar. Sin embargo, la soledad aulla como un perro hambriento, y necesita a alguien que llene el vacío de su casa, y haga los oficios de la casa sin cobrarle. Aura, a falta de mejor opción, se convirtió en la inquilina silenciosa de la necesidad de Arnold.
Aura también abordó el tema del VIH con una franqueza que lo dejó sin aliento. Le aseguró que su amor trasciende cualquier diagnóstico, real o imaginario. Si ambos tienen el virus, lo verán como un lazo indestructible, una prueba de su unión inquebrantable. Nada, absolutamente nada, podrá separarlos. La mención del VIH por parte de Aura fue un golpe bajo, un veneno que amargó el resto del día de Arnold. La negación se aferra a él como una segunda piel. No puede ser cierto. Es solo una artimaña, una excusa desesperada, extremista y barata de Aurora para liberarse de él. La paranoia lo consume, alimentando la idea de que ella conspira contra él para conseguir el divorcio.
El karma, un eco sordo en el tiempo, siempre encuentra su camino. La semilla de la ambición de Aura, plantada el día que decidió que Arnold sería suyo, sin importar el precio o los sentimientos de su hermana, habia germinado. Lentamente, pero con certeza, el destino teje su red, esperando el momento de la cosecha. Aura imaginó la felicidad robada: una mansión, lujos, la vida dorada de la esposa de un abogado exitoso. Pero la realidad la golpeó con la fuerza de un huracán. Desde el momento en que usurpó el lugar de su hermana, el karma comenzó con su venganza, desmoronando sus ilusiones una a una.
La vida con Arnold es una farsa cruel para Aura, un eco lejano de las promesas susurradas en la clandestinidad. No hay sirvientes, ni chefs, ni tardes de compras, ni siquiera las noches de pasión que él le había vendido. Solo el peso de las tareas domésticas, una carga desconocida para quien nunca había rozado un coleto. Aura, en su ceguera, se arrojó a las fauces del lobo. Descubriendo con un duro golpe de realidad, que el brillo del oro es solo una ilusión. El matrimonio de su hermana, ese espejismo que tanto codició, ocultó las grietas que solo su hermana conocía y tapaba con un matrimonio feliz que la atrajo hacia una trampa mortal al lado de un hombre ambicioso y manipulador, que solo busca su propio éxito.
Aura se dejó seducir por la fachada de un matrimonio perfecto, un hombre amoroso y proveedor. Pero la realidad la abofeteó: Arnold regatea hasta por precio del jabón, un contraste grotesco con la imagen que ella había comprado. La duda la carcome: ¿quién había financiado realmente esa vida de ensueño que tanto deseaba para ella?. Mientras Aura se estrella contra la realidad, Arnold arde de furia en su oficina. La demanda de divorcio de Aurora, cumpliendo su amenaza, es un golpe bajo para su ego. Más la exigencia de dividir los bienes y firmar sin juicio, o enfrentar su ruina, lo hizo rugir de rabia. Aurora, con pruebas y una sed de liberarse de el lo tienen acorralado.
__Te atreviste a pedir el divorcio, Aurora. Ese error lo pagarás caro. Un papel no cambia nada. Eres mía, y lo serás hasta que la muerte nos alcance. No hay escapatoria__. Arnold no piensa caer en un juicio, un escenario donde los secretos de su matrimonio pueden acabar con su vida profesional, la cuál le ha costado mucho conseguir. Le concederá el divorcio a Aurora, una jugada táctica, no una rendición. La liberará del papel que los une ante la ley, pero no de su alcance. La tendrá vigilada.
__La verdad ha salido a la luz sin planearlo, pero lo usaré a mi favor como siempre para unir a las hermanas en un destino que yo voy a forjar para ellas. Ahora, mi fantasía se hará realidad: las dos serán mías, unidas por mi voluntad, para siempre__. La mente de Arnold, un laberinto de obsesiones retorcidas, comenzó a trazar un plan siniestro. Las hermanas, Aurora y Aura, serán suyas, unidas en un juego perverso donde él será el único maestro.
__Aurora, con unas cuantas palabras dulces, regresará a mi lado, a su papel de esposa obediente. Aura, por su parte, seguirá siendo la amante perfecta. Ambas cumplirán su función: Aurora en el hogar, Aura en la cama y en sociedad. Las tendré a mi disposición__.
Arnold, en su perversidad, elabora una red donde Aurora será la esposa dócil y Aura la amante codiciosa. Conoce la debilidad de ambas: la mente débil y manipulable de Aurora, la envidia en Aura, un odio alimentado por su madre desde la infancia, que había envenenado la relación de hermanas y las convirtió en piezas de su juego obsesivo.
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Por aquí les dejo el tercer capítulo de hoy 😸😸😸. Afortunadamente pude editarlo a pesar de que mi hija está un poco intensa.
Espero que disfruten los tres capitulos de hoy ❣️❣️❣️.
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