Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Esto es una guerra de orgullo.
Ya... Ya bajo señora Irma.
- Bueno mi niña.
- Bañémonos justos, Romina.
- Porque debería de hacerlo. Tu trabajo ya terminó, el sol ya salió ahora puedes dejar de fingir.
Lautaro sin decir nada la levanta entre sus brazos y la lleva al baño.
- Tómalo como un pequeño extra.
La deja sentada a un costado de la tina mientras la llena con agua templada, coloca la espuma y los aceites que tanto a ella le gustan. Luego la ayuda a ingresar para poder acomodarse él por detrás.
- Que hacer ahora Lautaro.
- Dije que nos bañaríamos juntos.
Romina rueda los ojos. Estaba cansada y no tenía ánimos de pelear. - Haz lo que quieras entonces.
- Recuerda tus propias palabras querida.
Lautaro comienza a enjabonar sus pechos pellizcándolos haciendo que el cuerpo de Romina nuevamente reaccione de manera positiva.
Siento como ella comienza a moverse de manera salvaje dentro del agua y aunque solo quería molestarla mi cuerpo también reacciona.
Maldición solo quería burlarme de esta mujer que ha sido mi desgracia desde que volvió, pero ahora lo único que deseo es seguir dentro de ella durante todo el día de ser posible.
La giro para quedar cara a cara. Quiero ver esos ojos llenos de lujuria con los que me mira pidiendo más de mí. La colocó sobre mi regazo y comienzo a deslizarme nuevamente en su cálido interior.
Joder como quiero comerme esa boca que ella muerde para no dejar escapar esos gemidos que yo quiero escuchar, pero no. No la besaré, no la dejaré ver que me tiene en sus manos.
Quiero que se sienta igual de miserable como ella me hizo sentir a mí cuando dijo que no era diferente a una prostituta por venderme.
No sé quién está usando a quien, pero no voy a negar que esto me gusta demasiado.
- Maldición me gusta mucho. Ahhh si justo ese es el lugar.
Por fin lo admite, rápidamente la alejo de mí dejándola a medio orgasmo.
Su mirada confundida es la mejor recompensa por el momento.
- Ya es tarde debemos bajar a desayunar querida.
La levanto de la tina y la dejo para que se arregle a su gusto mientras yo me visto algo apresurado para bajar primero.
Este maldito, ojalá y se le caiga el pene... Ja Ja Ja que patética eres Romina toda tu determinación se fue al carajo por una simple cogida.
Ya en el comedor Romina baja con un semblante algo malo, toma su lugar a la cabeza de la mesa y desayuna en completo silencio.
Ninguno de los dos siquiera intercambian miradas.
- Romi cariño Simón me llamo está mañana y me dijo que tiene algo que hablar contigo.
- Gracias tía ahora salgo para reunirme con él en su despacho.
Lautaro ignora la conversación para luego salir dejándolas atrás sin ni siquiera despedirse.
- Estoy muy preocupada por ti cariño.
- Porque tia. Yo estoy muy feliz.
- Los comentarios de ayer no fueron nada agradables Romi.
- De seguro Simón ya se encargó y por eso quiere hablar conmigo. Deja que hablen lo que quieran yo no me dejó de simples ladridos.
- Dime que al menos te trato bien...
- No. Fue un completo demente y me trato como a una ramera, pero me gustó.
- ROMINA...
- Estoy bien tia, al menos no sintió lástima por mí. Prefiero mil veces eso a que me traten como si fuera de porcelana. Odio que las personas me traten con lástima, lo odio. Prefiero su desprecio a su compasión.
- Romina mi niña..
- Encárgate de lo demás por favor vuelvo en unas horas. Te amo tía.
Luego de dejarle un beso en la mejilla Romina sale rumbo al despacho de Simón quien la recibe con una gran sonrisa.
- Que milagro la señorita perfecta hoy se quedó dormida.
- Ja Ja Ja Bueno ayer célebre una boda me merecía un descanso.
La sonrisa de Simón se borró casi de inmediato. - Ya les di su merecido a esas brujas de la fiesta.
- Eres el mejor. ¿Vamos por un café? De repente se me antojó recordar viejos tiempos con mi fiel y más querido amigo.
- Ja Ja vamos bella dama.
Mientras Romina se encontraba esperando a que Simón trajera los cafés pensaba en todo lo ocurrido la noche anterior. Ciertamente, eso no era parte del plan, pero ahora había encontrado una forma más divertida de molestar a Lautaro.
Simón se queda obcervandola embobado perdido completamente en esos ojos y esa sonrisa tan encantadora.
- En que estás pensando.. Era sonrisa me dice que en nada bueno.
- Ja Ja Ja No hay nadie que me conozca más que tú Simón.
- Bueno eso es porque llevamos muchos años juntos.
- ¿Aún lo recuerdas? Nuestro primer encuentro y como luego de esos nos volvimos mejores amigos.
- Como lo voy a olvidar Romi. Una chica solitaria que estaba siendo claramente usada por su familia.
- Bueno si lo dices así suena muy malo, pero ahora soy muy feliz con mi tia Martina.
- Ese hombre también era tu tío y te trataba como su cajero automático.
- Mejor ya no pensemos en eso. Mejor hablemos de tus hermosos ojos. Ya te he dicho que me encantan.
- Demasiadas veces, tanto así que se puede malinterpretar.
- ¿Por qué? Son perfectos, ese color profundo es como si me pudiera ahogar en ellos.
- Entonces ahogate todo lo que quieras. Yo siempre estaré para rescatarte.
Mientras los dos compartían de un agradable momento, una mirada persistente les prestaba mucha atención.
- Ya tengo que regresar al trabajo. ¿Te vas a casa?
- Si nos vemos luego Simón. Cuídate.
Simón se queda viendo como esa pequeña revoltosa se sube a su auto y no puede evitar recordar como fue que la conoció 17 años atrás.
- Romina aún después de todo sigues siendo la misma niña inocente de siempre. Aunque quieras demostrar ser fuerte te es inevitable guardar tu bondadoso corazón. Por eso yo me quedaré a tú lado y te cuidaré.