Liliana es una joven a la cual se le ha presentado la oportunidad de trabajar en una de las mejores empresas de la ciudad. El trabajo lo necesitaba tanto que hará lo que sea necesario para mantenerlo... Pero con lo que ella no contaba, era que se volvería el blanco del jefe, volviéndose una presa fácil para el despiadado. Sr Dominante.
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Confianza
Mi deseo era transmitirle todo lo que sentía por ella de una manera que fuera más allá de las palabras. Un beso era la forma perfecta de hacerlo. Quería que sintiera mi amor y mi protección, que supiera que estaba a salvo conmigo.
Con mi boca rozando la suya, quería decirle que no tenía que tener miedo de mí, que yo no era como quien le había hecho daño en el pasado. Quería que sintiera mi ternura y mi cuidado, que supiera que estaba allí para protegerla y hacerla sentir segura.
El beso sería mi forma de hablarle sin palabras, de decirle que la queria y que estaba allí para ella. Quería que fuera un beso que la hiciera sentir querida y valorada, un beso que la hiciera olvidar sus temores y sus dudas.
Con cada toque de mis labios, quería transmitirle mi amor y mi devoción. Quería que sintiera que estaba allí para ella, que la apoyaría y la protegería siempre. El beso sería mi forma de decirle que todo iba a estar bien, que estaba a salvo conmigo.
Solo cuando se nos fue difícil respirar, me aparté, dejándonos recuperar el aire que esté intenso y tierno beso nos quitó.
—Escúchame, hermosa— cuando sus ojos volvieron a mí, continúe. —Eres mía de la forma más bonita que ha experimentado en mi vida, te prometo que nunca te haré daño, yo tesoro lo que es mío y no permito que nadie más lo toque ¿Me entiendes?— Sus ojos se movían desesperados mirándome, y de un momento a otro estos se empezaron a relajar. —Puedo ver en tus ojos que algo muy terrible pasó contigo, lo supe la primera vez cuando viste de esa manera, no tienes ni idea de lo asustado que me sentí, y créeme que no te voy a preguntar qué pasó. Porque sé que lo harás tú solo, y yo estaré esperándote pacientemente— sus ojos se llenaron de pánico y me sujetó tan fuerte que hay supe que no quería que me fuera de su vida. —No voy a negarte que odio verte así y, ahorita cualquier cosa, y utilizaría todo mi poder para hacer pagar a la persona que te hizo tanto daño. Aquí estoy y aquí contigo siempre estaré, esperaré por ti hasta que estés lista para contármelo todo, prometo escucharte sin juzgarte y, después de eso seguiré tomando tu mano y no la soltaron nunca más, no puedo dejar de ir porque eres la única persona que me han dado la paz que tanto he buscado. Pero odio que ella no tenga esa paz que trasmite—
Cuando mis palabras salieron de mi boca, ella se avecinó a mí, besándome con todo lo que tenía. Cómo si fuera la última vez que tuviera la oportunidad. Se apartó y ahora lo que vi en sus ojos fue diferente.
—Desde que llegaste a mi vida, todo ha cambiado. Me haces sentir segura y que nada malo puede pasarme. Tú también me das esa paz que necesite desesperadamente— su mirada ahora era cariñosa. —Cuando estoy a tu lado no hay pesadillas. Quiero contártelo todo, pero dame tiempo—
—Siempre estaré aquí a tu lado—
En ese momento me lanzo nuevamente sobre la cama y subió sobre mí.
—Liliana— jadeé su nombre al sentir de nuevo esas sensaciones que solo sus besos junto a sus pequeños toques hacían en mí.
—Ahora quiero hacerte mío— Joder, ella es todo lo que está bien en este jodido mundo.
Quería adentrarme en ella desesperadamente, pero sabía lo que tenía que hacer. Ella dijo que la hacía sentir segura y juro que no pararé hasta que esté protegida de cualquier mal que la haya lastimado.
Ella ahora es mía y solo mía. No dejaré que nada ni nadie me la quite jamás.
POV LILIANA.
Me desperté con una gran sonrisa en mi rostro, y por primera vez en toda mi vida encontrar a Alejandro a mi lado me dio una sensación de seguridad que nunca había tenido. Después de que me dijo todo eso y de que mis oídos lo escucharan lo entendieran, sabía que me estaba enamorando de él perdidamente. Escucharle decir que yo era suya y que me protegería nunca me dejaría fue un gran gesto de su parte, uno que nunca olvidaré.
Después de otra larga escena candente. Alejandro se marchó por petición mía. Él quería que fuéramos juntos al trabajo, pero no estoy lista para eso. Preferiría que siguiéramos encerrados en nuestra burbuja protectora antes de que el caos del mundo nos consuma. Sin más él se marchó a su apartamento, después de darme una apasionada afección de besos que me dejó sintiéndome como un adolescente enamorada.
Me fui al baño a tomar una ducha y después de esta comencé a prepararme para irme al trabajo.
Cuando estuve lista fui hasta la habitación de Lucía y toque la puerta, al ver que no abría decidí entrar.
Su cama estaba tendida y sin rastro de que ella hubiera pasado la noche aquí, fui por mi teléfono para llamarla. Ella nunca se quedaba por fuera de casa, si era de traer a alguien aquí lo hacía.
Sentí miedo y terror. Por mi cabeza pasaron los peores pensamientos, creo que así tal cual se sintió ella la vez que pase la noche con Alejandro.
Después de varios minutos siento la puerta principal abrirse y la risa de ella.
Me voy furiosa hacia ella y al verla con alguien más cambio un poco la expresión.
—¿En dónde estabas?— mi voz sonaba un poco tensa. En ese momento entro alguien más y me giré para verlo.
—Me quedé con Duvan anoche— él se acercó más y lo saludé con mi mano dándole un apretón a la suya.
—Está bien, pero también debiste avisarme. Yo me quedé aquí toda la noche con Alejandro— me giré para tomar el bolso del sofá. —Ya me voy a trabajar, nos vemos más tarde—
Salí de la casa y del edificio con prisa.
Cuando llegue a la oficina fui recibida por la gran sonrisa de Alice. De inmediato rodeo su escritorio en recepción y llegó a mí apresurada sin dejar la sonrisa.
—¡Hola Liliana!—...